“Es necesario que más mujeres se interesen por el agro y que se les den las oportunidades para acceder a él”
Entrevistamos en exclusiva para eComercio Agrario y MujerAGRO a Mar Blas, directora de Regulatory Affairs en Bayer
Nos gustaría que en primer lugar nos hiciera una pequeña descripción de su trayectoria profesional, para que los lectores la conozcan.
Mi trayectoria profesional siempre ha estado relacionada con el sector agroalimentario. A pesar de no tener tradición familiar agrícola, es un campo que despertó mi interés desde el inicio de mis estudios. Tras estudiar Ingeniería Agronómica en la Universidad Politécnica de Valencia, comencé a trabajar en Bayer CropScience en el área de desarrollo y ensayo de nuevos productos en Almería y Murcia, lo cual me permitió tener un contacto directo con la producción agrícola en una zona muy dinámica. Posteriormente me incorporé al departamento de Asuntos Reglamentarios, en el cual gestionamos las autorizaciones de nuestros productos de protección de cultivos y de variedades de semillas, garantizando junto con las autoridades reglamentarias la seguridad y eficacia de nuestras soluciones a lo largo de todo su ciclo de vida. En la actualidad soy la responsable del Departamento de Asuntos Reglamentarios para España y Portugal.
Cómo ingeniera agrónoma, usted lleva la dirección del proceso regulatorio en Bayer, ¿qué implica cómo mujer la gestión de este tipo de productos necesarios para la producción agrícola y que son utilizados por los productores y profesionales del sector?
La autorización que se concede para cada uno de los productos fitosanitarios y variedades de semillas en España y en Europa, es la garantía de que cumplen con todos los estándares de calidad y seguridad tanto para la salud humana, como animal y medio ambiente, ya que la normativa Europea es una de las más estrictas y exigentes del mundo.
Curiosamente en los departamentos de Asuntos Reglamentarios de muchas empresas del sector hay mayoría de mujeres profesionales, en contraposición quizá, a otras áreas dentro del sector agroalimentario donde somos minoría, y este es un patrón que se repite en muchos otros países.
El registro de un producto o semilla es una carrera de fondo, ya que pueden pasar hasta 10 años desde las primeras fases de investigación hasta la puesta a disposición de los agricultores de las nuevas soluciones. Al mismo tiempo el perfil que se necesita para abordar los temas regulatorios es muy exigente, ya que es necesario un elevado conocimiento científico/técnico y reglamentario, junto con pensamiento estratégico, habilidades de comunicación, de organización y por supuesto integridad. Es un área que a mí personalmente me fascina, y en la que aprendo algo nuevo cada día, rasgo que comparto con muchas de mis colegas de profesión.
La función del Registro, aunque bastante desconocida, es muy interesante, ya que está en el centro de la empresa, haciendo de enlace entre la innovación, investigación y desarrollo de nuevos productos, el suministro y puesta en el mercado, y el uso seguro, responsable y sostenible de nuestras soluciones agrícolas.
La sanidad vegetal y en concreto el proceso regulatorio de los fitosanitarios es una cuestión de actualidad, que no todo el mundo acaba de comprender, desde su dilatada experiencia puede explicar. ¿En qué consiste y hacia dónde se encamina?
Para que un producto fitosanitario pueda ponerse en el mercado y ser utilizado, hemos de garantizar que al mismo tiempo que aporta un beneficio para la protección de cultivos en cuanto al control de plagas, enfermedades y malas hierbas, es totalmente seguro para los profesionales que los utilizan, los consumidores, y el medio ambiente. Es un proceso similar al que se realiza para los medicamentos y productos farmacéuticos.
La empresa detentora prepara un dossier científico compilando todos los estudios realizados siguiendo las guías y normativas vigentes; esta documentación se presenta a las autoridades competentes europeas y nacionales que lo evalúan, emiten sus informes, y determinan si el producto es adecuado para su puesta en el mercado y en qué condiciones de uso para garantizar la protección de personas y ecosistemas. En esto consiste el proceso regulatorio de una manera muy resumida.
El futuro del uso de los productos fitosanitarios, va a estar marcado por el nuevo Reglamento de Uso Sostenible que está en preparación y que trasladará a acciones concretas el camino marcado por el “Pacto Verde”, y la “Estrategia de la Granja a la Mesa” de la Comisión Europea. Uno de los objetivos marcados es la reducción del uso de productos fitosanitarios, lo que va a suponer un reto en la protección de cultivos, que se tendrá que abordar desde una perspectiva global de manejo integrado, combinando el uso de productos fitosanitarios químicos, biológicos, herramientas digitales, semillas y prácticas culturales. El objetivo final y el reto que vamos a tener es mantener una producción sostenible de alimentos para una población creciente, optimizando las herramientas disponibles.
Por otro lado, estamos observando en los últimos tiempos, una influencia creciente de grupos activistas sobre las decisiones finales que se toman en Europa, cuando éstas deberían basarse exclusivamente en criterios científicos y en las estrictas evaluaciones que se realizan.
Con más de 20 años trabajando por y para el sector agroalimentario, ¿Cómo ha evolucionado el papel de la mujer dentro de él?
Mi experiencia laboral en Bayer comenzó en el área de experimentación en campo, un puesto tradicionalmente masculino, y que la empresa confió a una recién titulada de 24 años. Desde el primer momento me integré en el equipo sin ningún problema gracias al apoyo de todos mis compañeros. Mi andadura ha continuado durante otros 20 años, siempre dentro del departamento técnico, donde he vivido tres bajas maternales y una reducción de jornada durante algunos años. Nada de todo esto ha supuesto un hándicap en mi desarrollo profesional. Ejemplos como éste debería ser más habitual no solo en nuestro sector, sino en todas las empresas. Es cierto que hoy en día, hay muchas más mujeres en puestos técnicos y comerciales que cuando yo comencé, pero todavía seguimos siendo una minoría en muchos de ellos. Lo que se necesita es que más mujeres se interesen por este sector y que se les den las oportunidades para acceder a él, liberándonos de prejuicios o ideas preconcebidas sobre el papel de hombres y mujeres en el sector agroalimentario.
Entrevista publicada en el Cuadernillo Resumen del VI Foro MujerAGRO