En peligro la marca España en los lineales de EEUU
La decisión del Gobierno americano de mantener un sobreprecio de un 25% al aceite de oliva español provocará la total desaparición de la marca España de los lineales de EEUU, y el proceso de deslocalización iniciado ya por algunas empresas.
a Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador del Aceite de Oliva (ASOLIVA) considera un duro golpe para el sector la decisión de EEUU de mantener el arancel del 25% impuesto desde el pasado 18 de octubre a las importaciones españolas, un sobreprecio injusto que está causando un grave perjuicio económico al aceite de oliva español y que -hay que recordar una vez más- es consecuencia colateral de la guerra comercial que enfrenta a Washington y Bruselas por el conflicto relativo a las ayudas comunitarias al consorcio aeronáutico europeo Airbus.
Transcurridos ya diez meses de la imposición de este arancel, comprobamos con tristeza y preocupación que todas las negociaciones y esfuerzos diplomáticos emprendidos por el Gobierno de España y la UE para la derogación de este gravamen han resultado infructuosos y decepcionantes. Y no se ha resuelto nada porque, sencillamente, las gestiones emprendidas no se han encaminado a resolver la raíz del problema: la rectificación de las ayudas de la UE al Airbus para que se ajusten a las resoluciones de la OMC, tal como y está demandando EEUU. Mientras este tema no se resuelva conforme a los criterios del fallo de la OMC, las negociaciones nunca van a fructificar en la eliminación de unos aranceles que perjudican gravemente a los productos agroalimentarios españoles y, particularmente, al sector del aceite de oliva español, que se enfrenta a pérdidas millonarias al verse expulsado de facto del mercado americano en beneficio de países competidores dentro de la UE como Italia, Grecia y Portugal.
La prolongación del arancel del 25% al aceite de oliva supondrá en la práctica la desaparición de la marca España de los lineales de EEUU en una coyuntura, además, en la que en el sector nacional se ve azotado por una crisis sistémica provocada por un exceso de producción y unos precios bajos en origen. España no puede renunciar a enviar sus aceites a EEUU, mercado donde nuestro país es líder desde hace seis años y que representa el 50% de todo el aceite de oliva que se consume fuera de la Unión Europea. El país norteamericano consume en la actualidad 330.000 toneladas de aceite de oliva y es un mercado al alza ya que, según pronostican los expertos, en muy poco tiempo alcanzarán un consumo anual 450.000 toneladas. España no puede de ninguna de las maneras perder ese tren.
Con su salida de los lineales norteamericanos, España pierde un 20% de su mercado exterior, en beneficio de países competidores dentro de la UE como Italia, Grecia y Portugal, que han quedado libres de este arancel, y otros como Marruecos, Turquía y Chile. Pero las consecuencias van mucho más allá, ya que la prolongación de este arancel se traducirá también en la deslocalización de numerosas empresas, un proceso ya iniciado por algunas aceiteras que han empezado a envasar directamente en EEUU.
Consideramos que, después de soportar un sobreprecio injusto y arbitrario en las aduanas americanas, es el momento oportuno para que el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, se tomen de verdad en serio las demandas de un sector que en sólo diez meses ha perdido un gran bocado de su mercado exterior al verse envuelto en una guerra comercial cruzada entre EEUU y la UE ajena por completo a la producción y comercialización de nuestro aceite de oliva. Esperamos que, sin más demora, tanto la UE como la Administración española luchen por los intereses del aceite de oliva español e impulsen de verdad una mesa de negociación bilateral con el Gobierno americano donde se aborden todos los temas pendientes en juego con el fin de alcanzar una solución negociada que permita la completa derogación de los aranceles, y presionando para ello, si fuera preciso, con las medidas de retorsión que Bruselas puede imponer ya, según el fallo de la OMC, hacia los productos importados del otro lado del Atlántico por las ayudas de Washington a Boeing.