El control biológico se acerca al olivar como una herramienta de futuro
El control biológico cuenta con un amplio recorrido en cultivos bajo abrigo, en donde las técnicas andan hoy en día muy depuradas. Esta experiencia ha favorecido que se dé el salto a otro tipo de plantaciones agrícolas, como los cítricos, frutales de hueso y hortícolas, todas ellas desarrolladas al aire libre. En el foco se encuentra el olivar, una de las producciones más importantes del país, ya que España presume de su liderazgo mundial en aceite de oliva.
Por José Esteban Ruiz, periodista agroalimentario
En los últimos tiempos se está avanzando en la línea del uso del control biológico en cultivos en los que tradicionalmente tenía un menor recorrido, incluso ninguno. Los agricultores están viendo en la utilización de fauna auxiliar y otras herramientas que se utilizan en la implementación de este método natural para luchar contra las plagas y evitar enfermedades en los árboles, como una alternativa viable y la única verdaderamente sostenible, de futuro.
La desaparición de materias activas por no ser respetuosas con el medioambiente, con los polinizadores o con la salud humana; y las nuevas normativas europeas, que marcan un objetivo dirigido hacia incrementar la apuesta por la agricultura ecológica, hacen que se busquen nuevas soluciones para estar acorde a esa sostenibilidad medioambiental que se postula como una exigencia.
La futura PAC marca esa línea, con su Pacto Verde y su estrategia ‘De la Granja a la Mesa’. La necesidad imperiosa de reducir el uso de materias activas y procurar cultivos cada vez más sostenibles y eficientes, hacen que el sector del olivar trate de adelantarse para contar con herramientas eficaces para el tratamiento de las plagas. Ahí entra en juego el control biológico.
Una de las empresas más experimentadas, con una trayectoria mundial de referencia en control biológico es Koppert. Sus profesionales ya trabajan con vistas al futuro con los agricultores dedicados a la producción de aceite de oliva.
Aparece una nueva gestión de las parcelas, donde el monitoreo de plagas y enfermedades y el anticiparse en la gestión de las cubiertas vegetales para conservar y desarrollar insectos, cobran especial relevancia. “Todos los conocimientos que tenemos de los invernaderos los estamos aplicando ahí”, adelanta Javier Villegas, especialista en cultivos al aire libre de Koppert.
“Hay que dotar a las parcelas de un ambiente óptimo para que los enemigos naturales de las plagas se instalen y no se marchen. El ejemplo son dos parcelas: una tratada con productos químicos, con el suelo carente de vegetación, que siempre ofrece un inequívoco aspecto de estéril y fatigada, y donde se hace raro no ver olivos afectados por una u otra plaga, y la otra con una cubierta vegetal plantada y cuidada por el agricultor, en la que siempre hay presente una infinidad de insectos polinizadores y de enemigos naturales depredadores de plagas, donde esa biodiversidad es llave para la que los olivos no presenten plaga alguna y se vean felices y con abundante cosecha. Es decir, aumentar la biodiversidad de nuestras fincas es la mejor inversión a futuro para la sostenibilidad de nuestra actividad económica. Y es aquí donde las técnicas de control biológico que propone Koppert son la clave. Las soluciones siempre están y han estado en la misma naturaleza, solo hay que estudiarlas y copiarlas, y cuando hay algún desequilibrio que rompe el sólido balance natural, aumentar las dosis de suelta de enemigos naturales”.
Koppert está trabajando para liderar el control integrado de los cultivos al aire libre, y en esta área se sitúa el olivar. “Es la salida que necesitan los agricultores porque son soluciones sostenibles ya que no hay soluciones químicas que te garanticen el cultivo del principio al fin”, valora Villegas.
Entre las zonas olivareras españolas se encuentra el municipio jiennense de Alcalá la Real, localidad, que como detalla Javier Villegas, “ha sido precursora en la provincia de Jaén en la tecnología de cubiertas vegetales para el olivo y donde hay mucho interés y una especial sensibilidad en la implementación de las herramientas del control biológico, porque se sabe que este es el futuro”.
Ahora mismo los olivareros se están informando y “nosotros estamos cerca de ellos, aportando nuestro conocimiento”. Es un trabajo en conjunto, en el que la retroalimentación juega un papel destacado. “Los agricultores saben mucho de los problemas del olivar y de su tecnología y nosotros de soluciones biológicas y microbiológicas y tenemos que encajar ambas partes”.
Koppert trabaja por y para los agricultores y de esa unión se alcanza la solución. Hay mucho interés en que se solucionen los problemas de la mosca del olivo, para lo que no existe, en estos momentos, un protocolo en control biológico. “Nosotros y la Universidad de Córdoba estamos trabajando para obtener esa solución”.
Los jóvenes agricultores vienen con esa apertura de mente que se necesita para implementar nuevos métodos de cultivo, buscando innovar, porque es el camino a seguir mirando hacia el futuro”, asegura Villegas.
Hay mucho trabajo por hacer, como reconoce el especialista de cultivos al aire libre de Koppert, pero asegura que “el control biológico del olivar va estar completamente definido en los próximos años”. “El control biológico ha venido para sumar, y ayudar a los agricultores de Jaén y de toda Andalucía a pilotar el cambio hacia esa nueva agricultura de sostenibilidad y futuro que ya se pregona en toda Europa”.
Reportaje publicado en la revista Anuario ECA OLIVE 2021