Cambiando el paradigma: la sostenibilidad en el sector de Frutas y Hortalizas
Las nuevas demandas del consumidor y la necesidad de preservar el planeta han colocado la sostenibilidad en la parte más alta de los planes estratégicos y de los comités de dirección de las empresas de todos los sectores profesionales, entre ellos, el hortofrutícola.
Por; Barbara Calvaresi, Responsable Sector Frutas y Hortalizas en AECOC
En este contexto, uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el sector es el de adaptarse a un marco regulatorio especialmente activo en relación al futuro de los envases. Así, el Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, ya en vigor, o el Reglamento Europeo sobre Envases y Residuos de Envases y la Orden Ministerial por la que se establece la relación de frutas y hortalizas frescas exceptuadas de la obligación de venderse a granel – ambas aún en trámites de aprobación- están dando grandes quebraderos de cabeza a las empresas del sector.
En relación a la orden que obliga a las empresas a vender a granel aquellas frutas y hortalizas que no superen el gramaje de 1,5K, AECOC ha trabajado, junto con otras asociaciones de toda la cadena de valor, para tratar de determinar qué frutas y hortalizas quedarán finalmente exentas de esa obligación. Una relación que será definida por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación junto con AESAN y el Ministerio de Transición Ecológica.
Asimismo, otro de los grandes retos para el sector es aprovechar todo el potencial de la innovación a la hora de avanzar en el desarrollo de envases capaces de mantener la frescura y alargar la vida útil de los productos y que además sean sostenibles. Es decir, favorecer la utilización de envases biodegradables, compostables y reciclables, que ofrezcan alternativas viables a los plásticos de un solo uso.
En esa línea de actuación, el sector cuenta ya con destacados ejemplos de empresas que han optado por envases inteligentes que prolongan la vida útil de los productos, reduciendo así el desperdicio alimentario.
Otro de los grandes ejes de trabajo es, sin duda, el impulso de proyectos para la reducción de la huella hídrica en un escenario claramente marcado por la sequía y la escasez de este recurso natural; así como de iniciativas destinadas a reducir las emisiones de carbono y minimizar el impacto ambiental en los diferentes eslabones de la cadena de suministro.
De igual modo, el sector deberá seguir trabajando para favorecer la colaboración y la unidad de acción de todos los eslabones de la cadena, en un escenario de máxima incertidumbre y en el que el incremento de costes no parece que vaya a remitir a corto plazo. Trabajar todos a una va a ser más necesario que nunca para preservar la imagen y reputación del sector y también para promover un modelo de comunicación responsable y transparente con el consumidor y el conjunto de la sociedad.
La cadena de valor hortofrutícola tiene encima de la mesa no pocos y complejos desafíos, pero también los instrumentos necesarios para seguir aportando valor al consumidor y al entorno. Su futuro no sólo pasa por cumplir con sus obligaciones ambientales sino por abrazar aquellos cambios que contribuyan a asegurar un futuro más verde, seguro y saludable para todos.