Ventajas de sustituir la cubierta de uralita de tu granja
El amianto, también conocido como asbesto, fue uno de los materiales más utilizados en el sector de la construcción en España a finales del siglo XX.
Su popularidad se debió a una serie de propiedades destacadas como su incombustibilidad, resistencia a la abrasión y estanqueidad, que lo hacían especialmente valioso en diversas aplicaciones, particularmente en la fabricación de placas onduladas de uralita o fibrocemento para cubiertas de tejados, aislantes y también en canalizaciones, depósitos y conducciones de agua.
Sin embargo, a pesar de sus características técnicas, la utilización y comercialización del amianto se prohibió en el año 2002 debido a los graves riesgos para la salud asociados con su manipulación y exposición a sus fibras.
A pesar de la prohibición vigente desde 2002, aún existen numerosas construcciones anteriores a esa fecha que contienen este peligroso material. Entre estas estructuras se incluyen granjas ganaderas lácteas y cárnicas, así como naves agropecuarias, muchas de las cuales todavía cuentan con cubiertas fabricadas con placas de uralita que contienen amianto. Este hecho representa un riesgo continuo para los trabajadores y operarios de estas edificaciones, por lo que es importante tomar las medidas necesarias para la retirada de uralita y prevenir la exposición a este material tóxico.
Hemos hablado con la empresa especialista en retirada de uralita RetiradaAmiant.cat para conocer de primera mano cómo gestionan ellos la retirada de cubiertas de uralita en granjas ganaderas lácteas y cárnicas y comprender las razones por las que algunas explotaciones deciden dar el paso para renovar la cubierta de uralita y realizar la inversión en una nueva cubierta.
Por qué puede ser buena idea retirar la uralita de tu granja
Según nos cuentan desde RetiradaAmiant.cat, muchas explotaciones se deciden a sustituir sus cubiertas de uralita por las siguientes razones.
Mantenimiento de la actividad ganadera
La retirada de uralita en granjas ganaderas lácteas y cárnicas, así como en cualquier nave agropecuaria, es un proceso clave para garantizar la seguridad y salud tanto de los trabajadores como de los animales. El amianto empieza a llegar al final de su vida útil al cabo de 30-40 años, por lo que su degradación ya ha empezado en muchas edificaciones y es urgente llevar a cabo el proceso de desamiantado. Según lo que nos han contado los expertos en este campo, este tipo de trabajo no afecta significativamente la explotación ganadera. En la mayoría de los casos, es posible llevar a cabo las tareas de retirada sin necesidad de interrumpir las actividades diarias de la granja, siempre y cuando los camiones grúa puedan acceder sin problemas.
Mejoras en las condiciones de habitabilidad
Una nueva cubierta mejora significativamente las condiciones de habitabilidad para los animales y el personal que trabaja en el interior. Los nuevos materiales utilizados en las cubiertas modernas proporcionan un rendimiento térmico superior en comparación con las simples placas de fibrocemento, que carecen de cualquier tipo de aislamiento. Además, muchas granjas aprovechan la oportunidad para instalar placas solares sobre dichas cubiertas, con el objetivo de generar energía limpia y reducir los costes operativos a largo plazo.
Existen subvenciones y ayudas
Muchas comunidades autónomas ofrecen subvenciones que pueden cubrir prácticamente el 100% del coste de retirada del amianto. Esto alivia significativamente la carga económica de la sustitución de la cubierta de uralita y permite a las granjas ganaderas lácteas y cárnicas adoptar las medidas necesarias para mejorar y modernizar sus instalaciones. La Unión Europea está decidida a eliminar el amianto y recientemente se ha aprobado una nueva normativa de exposición al amianto más estricta, y las ayudas y subvenciones están pensadas a promover la eliminación de dicho material lo más rápido posible.
En conclusión, la sustitución de la cubierta de uralita de una granja, gestionada por empresas especializadas, no solo garantiza la seguridad y salud de los trabajadores y los animales, sino que también mejora las condiciones de habitabilidad y ofrece oportunidades para la adopción de tecnologías sostenibles. Y gracias a las subvenciones ofrecidas por diversas comunidades autónomas, este proceso de desamiantado se ha vuelto más accesible económicamente.