Mes de agosto. El olivo comienza a reactivarse
A lo largo del mes de agosto, época en la que el cambio de temperatura se comienza a notar por las noches, que son más largas, la planta empieza a reactivarse poco a poco.
De hecho, podemos saber si la planta se ha vuelto a reactivar después de la parada estival, por el color de su fruto: si el verde oscuro que tiene la aceituna durante casi todo el verano comienza a clarificarse a un verde amarillento, significa que la planta ha vuelto a reactivarse.
En el momento en que esto ocurre, también da comienzo en mayor medida uno de los procesos más importantes que va a desarrollar la planta, y que es la lipogénesis (producción del aceite). Será ahora cuando la planta “pise el acelerador” y comience a producirse el aceite en el seno del fruto a una mayor velocidad, a partir de este momento quedan aproximadamente dos meses para que la lipogénesis culmine y con ella, se produzca nuestro aceite de oliva virgen extra con Denominación de Origen Sierra de Cazorla en los frutos de nuestros olivos.
Asimismo, es importante tener en cuenta que en los últimos años la lipogénesis ha finalizado aproximadamente a finales del mes de octubre, debido a los veranos largos de los últimos tiempos que aceleran el proceso, sin embargo, otros años la formación de aceite se extendía hasta finales de noviembre y principios de diciembre cuando las condiciones climatológicas eran diferentes a las actuales, con septiembres y octubres más fríos. La formación de aceite en el fruto depende en gran medida de la disponibilidad de materia prima por parte de la planta (agua y nutrientes) para desarrollar la lipogénesis, además la carga productiva que tenga la planta; es decir, si tiene mucha aceituna, influye de forma determinante también, puesto que al olivo le costará más desarrollar el fruto si hay gran cantidad de frutos a desarrollar, sin embargo una planta con poca aceituna culminará la maduración mucho antes que la que tenga mucha carga productiva.
Mosca del olivo
Durante este mes también empieza a tener importancia una de las plagas más dañinas para el olivar: la mosca del olivo. El patrón de funcionamiento de esta plaga ha cambiado, ya que cuando los veranos eran más suaves la actividad de esta plaga se adelantaba y los meses de agosto podían ser complicados; sin embargo ahora, con los veranos más duros, la mosca se mantiene aletargada y su actividad comienza con la llegada de temperaturas más suaves, que durante los últimos años se está retrasando en el tiempo.
Como consecuencia de esta situación, a partir de septiembre si las temperaturas se suavizan, como previsiblemente ocurrirá, es cuando se pueden presentar problemas con la mosca del olivo.
Esta plaga utiliza el fruto para reproducirse. La mosca es un díptero cuya hembra pica el fruto y pone un huevo entre la epidermis y la pulpa de la aceituna. Este huevo eclosionará y saldrá una larva que irá alimentándose de la pulpa de la aceituna; en el proceso de alimentación de la larva, se generarán galerías en la pulpa del fruto y como consecuencia el fruto comenzará a perder peso y se deteriorará, ya que en estas galerías se instalan hongos que estropean el fruto. El aceite que saldrá de esa aceituna será de baja calidad y muy posiblemente pierda la condición de virgen extra.
Además, una vez que la larva se ha desarrollado, se metamorfosea en el interior del fruto y de larva pasa a adulto, desarrollándose así otra mosca adulta que sale de la aceituna y empieza un nuevo ciclo. Por eso es muy importante que el agricultor esté atento y tenga muy controlada esta plaga tan dañina, ya que si las condiciones climatológicas le son favorables, se puede convertir en un auténtico problema para la obtención de aceites de calidad.
Producir más calidad
En el olivar, el campo debe marcar las pautas y con la evolución climatológica de los últimos tiempos, donde cada vez más se aprecia que la aceituna hace el aceite antes y las plagas actúan sobre el fruto durante más tiempo y hasta más tarde, es necesario adaptar los calendarios de recolección a lo que nos dice el campo. Antes muchos agricultores tenían la idea de comenzar la recolección en el puente de la Inmaculada (diciembre) y hoy en día es importante adelantarla para producir aceites de mayor calidad. Este adelantamiento no significa que se corte la lipogénesis, puesto que esta se está adelantando en los últimos años, además tiene el beneficio de que se producirá el mejor aceite posible y plagas como la anteriormente citada mosca del olivo, que atacan más tarde, están más controladas y se pueden minimizar los daños, porque no le damos tiempo a actuar sobre el fruto.
La evidencia es que hay que buscar una solución de compromiso. Hay que darle tiempo a la planta para que haga su trabajo y realice la lipogénesis en las mejores condiciones y en la máxima cantidad posible, pero no se puede demorar en exceso la recolección, porque si se demora excesivamente, corremos el riesgo de que los aceites que obtengamos no sean los de la máxima calidad posible, ya que el fruto llegaría más castigado por unas plagas como la mosca del olivo que ante la tardanza en la llegada del frío de los últimos tiempos, frío que frenaría de forma natural estas plagas y que cada vez tarda más en llegar, propicia que el retrasar la recolección conlleve un importante riesgo de merma de la calidad en nuestros aceites.