España necesita nuevas estrategias para recuperar posiciones

El año que acaba de finalizar no ha sido bueno para las exportaciones hortofrutícolas españolas. Nuestro principal destino, Europa está saturado, atascado bajo una incertidumbre geopolítica y unas políticas medioambientales que nos restan competitividad. España necesita nuevas estrategias.

Por Marga López. Periodista Agroalimentaria / @MargaLopez77

España es un país exportador. Nuestra posición geográfica, que nos permite tener climas benignos para los cultivos hortofrutícolas, la riqueza de nuestras tierras, y el avance de sector en técnicas de cultivo, en adaptación varietal, lucha frente a plagas y enfermedades, en postcosecha, packaging y logística… nos permite hoy posicionar nuestras frutas y hortalizas en casi cualquier punto del mundo.

Somos reconocidos por ello, pieza clave en la distribución mundial hortofrutícola, especialmente en Europa, donde es valorada la calidad de nuestros productos, y en los últimos años, también la sostenibilidad hacia la que caminamos.

Sin embargo, los datos de exportación de 2022 son preocupantes para el sector. Aún sin cifras definitivas, la tendencia a la baja ha sido una constante durante todo el año. Esto, unido a un descenso del consumo a nivel interno, el encarecimiento de insumos, una situación geopolítica incierta, y algunas políticas medioambientales que nos restan competitividad, han creado el caldo de cultivo necesario para que el sector productor y exportador necesite replantearse estrategias que nos permitan volver a la senda de crecimiento de años pasado.

Exportaciones a la baja

En 2022, y según los últimos datos de FEPEX que recogen de enero a octubre, los envíos de frutas y hortalizas fuera de nuestras fronteras fueron de 9.570.433 Tn, un 8,60 % menos que en el mismo periodo de 2021, cuando la exportación ascendió a 10.471.347 Tn.

Rompían así la tendencia positiva de 2021, cuando se registró un ligero crecimiento interanual del 2,6% en volumen y del 7,4% en valor, totalizando 13,4 millones de toneladas y 15.680 millones de euros respectivamente, según datos del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales.

Si nos fijamos en el apartado de hortalizas, de enero a octubre de 2022 exportamos 4.171.817 Tn, mientras que en 2021 (mismo periodo) se superaron las 4.438.704 Tn. Es decir, la comercialización exterior ha bajado un 6,01%.

La caída ha sido mayor, en el periodo analizado, en el grupo de las frutas, descendiendo más de un 10,51%, al pasar de las 6.031.643 Tn de 2021 a las 5.398.617 Tn en 2022.

El valor, se mantiene

En cuanto al valor, el comportamiento ha sido dispar para frutas y hortalizas. En términos globales, las exportaciones españoleas de frutas y hortalizas entre enero y octubre de 2022 superaron los 12.717 millones de euros, lo que supone un incremento del 2,86% con respecto al mismo periodo de 2021.

La exportación de lechuga ha caído un 10% en 2022.

Han sido las hortalizas las que tan tirado al alza durante los diez primeros meses del 2022, con un incremento en valor del 9,68%, pasando de los 5.014 millones de 2021 (de enero a octubre) a 5.500 mill € de 2022.

Por el contrario, las frutas han tenido un comportamiento negativo, bajando el valor de sus exportaciones un 1,79%, totalizando en 2022 algo más de 7.217 mill € frente a los 7.348 mill de € de 2021.

Si es cierto que el valor de la comercialización fuera de nuestras fronteras ha sido positivo, sin embargo, y cómo así reconoce el propio sector, “no viene a compensar el aumento de los costes de producción sufridos en este ejercicio”.

Qué aumenta y qué desciende

Dentro del grupo de las hortalizas, son significativos los descensos de volumen en calabacín (-20%), lechuga (-10%), pimiento (-7%) y tomate (-6%). Por el contrario, registran crecimientos la alcachofa (+30%), patata (+13%) y pepino (+9%).

En cuanto a las frutas, donde las caídas han sido más importantes, descantan fresa (-11%), limón (-12%), melocotón (-28%), melón (-20%), nectarinas (-23%) y sandía (-27%). Sí han registrado incrementos de enero a octubre de 2022 con respecto al mismo periodo de 2021 las naranjas (+12%) y el aguacate (+11%).

Como vemos, son productos seña de identidad de nuestra agricultura, que bien merecen un análisis detallado de cada uno de ellos, y tratar de entrever los motivos que hay detrás de estos descensos.

Dependencia de Europa

¿Por qué nos estancamos exportando? Son muchas variables que hay que tener en cuenta para responder a esta pregunta, pero sin lugar a duda una de ellas es que estamos en un mercado saturado. Hoy en día es posible encontrar cualquier producto hortofrutícola en cualquier época del año, y eso hace que se pierda el impulso de compra por la temporalidad, qué es donde mejor se refleja la calidad de nuestros productos, productos de aquí y de ahora.

Además, todos miramos a Europa, un continente donde cada vez la población extra-europea es más numerosa, reclamando los productos típicos de su dieta.

La fruta de hueso ha sufrido una importante caída en 2022.

La búsqueda de nuevos mercados, de la que se lleva hablando décadas, sigue estancada. Abrir nuevos protocolos de exportación no es sencillo, requieren una burocracia elevada, y cuando se logran los costes logísticos y los requisitos medioambientales hacen inviable dichos envíos.

Asociaciones como Freshuelva, Afruex o Proexport continúan trabajando para darle nuevos destinos a los productos de sus asociados. Se espera que la uva de mesa de la Región de Murcia se pueda exportar la próxima campaña a Tailandia, y ya se envían lechugas y escarolas a EE.UU. vía avión. Pero siguen siendo volúmenes mínimos que no provocarán un cambio de tendencia.

Cuidado con el consumo interno

Aunque España es principalmente exportadora, nunca ha dejado de lado el mercado interior. Sin embargo, este otro “gran mercado” tampoco vive su mejor momento, donde el descenso del consumo sigue cayendo, incluso a niveles previos a la pandemia.

Las exportaciones de aguacate continúan al alza.

Según los últimos datos del Panel del Consumo Alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, correspondientes al mes de octubre de 2022, el descenso ha sido del 13% respecto al mismo periodo de 2021, totalizando 5.688 millones de kilos, descendiendo también el valor en un 2,5%, situándose en 11.010 millones de euros.

Se suma por lo tanto este elemento a la lista de hándicaps con los que el sector productor y exportador español tendrá que trabajar en este 2023.

Excesiva hiper – regulación

Pero si tuviéramos que indicar cuál ha sido la dificultad más importante para el sector en 2022, ésta sería el incremento en los costes de producción. La energía, los insumos, el agua,… todo ello ha elevado el coste medio de kg de frutas y hortalizas, un incremento que no se ha visto compensado por el aumento en el valor de las exportaciones ni tampoco en el del consumo interno.

El calabacín es la hortícola que mas ha reducido sus exportaciones.

A todo esto, se suman determinadas políticas medioambientales, como la reciente Ley del Plástico. Según FEPEX el Real Decreto de envases y residuos de envases, exigirá presentar las frutas y verduras frescas sin utilizar envases de plásticos para cantidades inferiores a 1,5 kilogramos, impidiendo el uso de otros envases reciclables, biodegradables o compostables, por lo que impactará muy negativamente sobre la sostenibilidad del sector, impidiendo una política de diferenciación.

Además de este, para FEPEX , y en el ámbito productivo, existen otros tres proyectos de Reales Decretos especialmente negativos para el sector hortofrutícola: el de uso sostenible de productos fitosanitarios; el de suelos agrarios y, en tercer lugar, el que “establece y regula el sistema de información de explotaciones agrícolas y ganaderas y de la producción agraria, así como el registro autonómico de explotaciones agrícolas y el cuaderno digital agrícola”, conocido como Real Decreto SIEX.

Para FEPEX, esta hiper-regulación de la actividad productiva y comercial tendrá un impacto negativo sobre la competitividad del sector de frutas y hortalizas, en un contexto marcado por la inflación de costes, por el crecimiento de la competencia exterior y el descenso de la exportación.