El sector hortofrutícola español exporta salud a los mercados europeos
España lidera las exportaciones hortofrutícolas a los mercados europeos con la salud y la seguridad alimentaria como principales premisas y con el reto de seguir aumentando el consumo de frutas y hortalizas entre la población.
Por Juan Herrera Arenas, periodista agroalimentario
Hablar de las frutas y hortalizas españolas es hablar de calidad; de eso no hay ninguna duda. Pero también es hablar de salud. Si por algo caracteriza a las producciones hortofrutícolas de España es por la búsqueda de la excelencia, y ello implica el buen hacer de todos los actores que conforman uno de los sectores que lideran la realidad económica de nuestro país.
Liderazgo español
Entre las fortalezas que atesora el sector hortofrutícola español destaca su espíritu comercial, su capacidad exportadora. No en vano, España lideró en 2023 la exportación de frutas y hortalizas mundial con casi 17.000 millones de euros y más de 11 millones de toneladas, según datos del Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales. En 2024, las cifras que maneja FEPEX hablan de previsiones similares: hasta el pasado mes de septiembre se totalizaron algo más de 13.000 millones de euros y 9 millones de toneladas, de los que más del 80% vienen representados por mercados europeos. Alemania es el primer destino, seguido de Francia y Reino Unido.
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Esta posición de liderazgo exportador se ha consolidado en el tiempo gracias al desarrollo de estrategias clave que le han permitido mantener la competitividad en un mercado global altamente exigente. Entre ellas se encuentra, precisamente, la diversificación hacia mercados distintos a los tradicionales, como los emergentes Asia y Oriente Medio, aprovechando el creciente interés por la dieta mediterránea y los productos saludables en estas zonas del mundo.
Asimismo, la innovación tecnológica, el desarrollo de productos con un mayor valor añadido -como la IV Gama- y las campañas promocionales han aumentado, aún más, las posibilidades de un sector que continúa al alza y que es garantía de trazabilidad, sostenibilidad, calidad y, como decíamos anteriormente, salud.
Productos saludables
Y es que, al consumir frutas y hortalizas, evitamos ingerir otros alimentos de bajo perfil nutricional, como los azucarados, la bollería, la comida rápida o las bebidas energéticas. Todo ello, en el marco de un patrón alimentario saludable en el que deben tener cabida otros tipos de alimentos que conforman la Dieta Mediterránea, como las legumbres, los frutos secos o el aceite de oliva.
Precisamente, las características nutricionales de las frutas y hortalizas representan, o deberían representar, su principal reclamo de consumo. Como recoge la Asociación ‘5 al día’, las frutas y hortalizas comparten bondades nutricionales muy similares, pues en general, aportan pocas calorías por su elevado contenido de agua, apenas contienen proteínas o grasas, y solo una discreta cantidad de azúcares naturales, sobre todo en las frutas. Además, son fuente natural de fibra, de vitaminas como la vitamina C, A, K, B6, niacina y folatos, mientras que, entre los minerales, destacan el potasio y el magnesio. Algunas frutas y hortalizas pueden aportar, además, otros nutrientes esenciales como la vitamina E o D, y minerales como el calcio, hierro o manganeso.
No obstante, no todas las frutas y hortalizas tienen los mismos nutrientes, por ello se recomienda que en la dieta se introduzcan de manera variada y de diferente color. Por ejemplo, la vitamina A tiene una presencia superior en productos hortofrutícolas rojos y naranjas, mientras en las hortalizas de hoja verde hay una fuente más concentrada de folatos.
Por otro lado, las frutas y verduras también contienen sustancias bioactivas o fitoquímicos, que además de ser responsables de parte de sus características sensoriales, están siendo estudiados por su potencial efecto beneficioso sobre la salud. Existe una extensa variedad química de compuestos, muchos de ellos con propiedades antioxidantes, tales como flavonoides, antocianinas, flavonoles, compuestos fenólicos, etc.
Vender salud
Partiendo de la base de que nuestras frutas y hortalizas aportan salud a los consumidores, ¿vendemos bien estos beneficios saludables? Manuel Moñino Gómez es presidente y coordinador del Comité Científico de la Asociación ‘5 al día’ y es tajante: “el consumidor sí es consciente de estos beneficios pero, desgraciadamente, no es del todo consciente del efecto que puede tener en su salud el consumo diario de al menos 5 raciones de frutas y hortalizas al día”.
España, siendo uno de los principales países productores de frutas y hortalizas de toda la UE, es en el que menos alimentos hortofrutícolas se consumen en los niños de entre 6 y 9 años
Las cifras son frías, pero, a la vez, francas e incuestionables: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren en el mundo más de dos millones de personas por no consumir suficientes hortalizas y casi tres millones de muertes son atribuibles al bajo consumo de frutas. “Es descorazonador, pero es la realidad”.
Aunque los datos de consumo anuales varían según el país del que se hable, las tendencias de consumo per cápita en Europa se mantienen estables, con países como Bélgica, Países Bajos o Francia a la cabeza. Y de cara a los próximos años se es optimista. Según el Informe sobre las perspectivas agrícolas de la UE para 2024-2035, publicado por la Comisión Europea, el consumo de frutas y hortalizas frescas en la UE se mantendrá estable o aumentará en los próximos años impulsado por una mayor conciencia de los consumidores por los beneficios de las dietas ricas en frutas y verduras, así como iniciativas de promoción pública.
Sin embargo, la realidad evidencia que hay que trabajar desde ya en ello. Poniendo como ejemplo nuestro país, España, siendo uno de los principales países productores de frutas y hortalizas de toda la Unión Europea, es en el que menos alimentos hortofrutícolas se consumen en los niños de entre 6 y 9 años, muy por debajo de lo recomendado. Por otro lado, las últimas encuestas de nutrición arrojan datos de un consumo por debajo de tres raciones entre frutas y verduras en adultos, y apenas el 4% de la población infantil de entre 10 y 17 años está ya consumiendo las cinco raciones recomendadas.
¿Qué falla?
Los expertos concluyen que, aunque la información al consumidor es una parte clave, no es la única. Un aspecto fundamental para que la ingesta de frutas y hortalizas mejore es crear entornos alimentarios que favorezcan su consumo. “Si obligamos a que en el menú escolar haya, al menos, una ración de hortalizas y de frutas cada día estaremos creando un entorno alimentario en el que facilites su consumo; sin embargo, si vas a una cafetería y no hay frutas fresca, nos encontramos es un entorno que no lo facilita”, añade Manuel Moñino Gómez. Ocurre lo mismo en un restaurante: “tenemos 15 opciones de postres dulces y en muy pocas ocasiones encuentras fruta fresca como opción de postre. O cuando te la ofrecen, lo hacen con fruta entera, poco elaborada y poco atractiva sensorialmente hablando”.
Hay iniciativas que vale la pena destacar por lo positivo de sus efectos: hay empresas que ofrecen fruta gratis a los trabajadores, lo cual aumenta su consumo en esta población y revierte en un retorno positivo en la empresa. En la escuela también ocurre: se ofrece fruta de manera gratuita varias veces al año a los escolares. “La idea final debe ser la de crear entornos donde la fruta sea consumida por todos los miembros de la familia, sin dramas y de manera natural”, afirma el coordinador del Comité Científico de la Asociación ‘5 al día’. En definitiva, se trata de facilitar entornos donde las frutas y las hortalizas sean accesibles, a un precio asequible y con disponibilidad permanente.
Seguridad alimentaria e investigación
El liderazgo hortofrutícola nacional no es flor de un día, y en ello tiene mucho que ver la seguridad alimentaria de sus producciones, que cumplen con los principales estándares de calidad. Aunque en ocasiones no es del todo valorado por los consumidores, como hemos visto, el prestigio en esta materia es innegable, y no solo por cumplir con todos y cada uno de los requisitos de seguridad alimentaria, sino también por su afán investigador.
Y es que España es pionera en estudios clave que han sido paradigmáticos incluso a la hora de modificar las recomendaciones que se dan hoy en los centros de salud. Hablamos, por ejemplo, del estudio Predimed, de prevención cardiovascular con dieta mediterránea y que cumple con los mayores estándares de calidad para que sus resultados sean robustos desde un punto de vista científico. Así, tras el seguimiento de más de 7.000 participantes, ha podido demostrarse que el 30% de las muertes por causas cardiovasculares de infarto e ictus se podría haber evitado utilizando un patrón alimentario de dieta mediterránea.
Pero hay más iniciativas que merecen ser puestas en valor. En la Asociación ‘5 al día’ están comprometidos con que sus socios transmitan adecuadamente la información relacionada con las frutas y hortalizas que ponen en el mercado con el objetivo de que lo hagan basándose en la evidencia científica, evitando información engañosa, no del todo veraz, y así promover el consumo. Para ello, ‘5 al día’ trabaja, con el asesoramiento de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) en la elaboración de una base de datos para facilitar a sus socios el uso de declaraciones de salud generales, que están reguladas a nivel europeo por la propia Comisión.
AESAN es el organismo público que se encarga de garantizar el más alto grado de seguridad alimentaria y promover la salud de los ciudadanos mediante una nutrición saludable, y tiene una labor fundamental.
Entre sus objetivos está el de propiciar e impulsar la colaboración y la coordinación de las Administraciones Públicas competentes en materia de seguridad alimentaria y nutrición; planificar, coordinar y desarrollar estrategias y actuaciones que fomenten la información, educación y promoción de la salud en el ámbito de la nutrición y, en especial, la prevención de la obesidad; favorecer la colaboración entre las Administraciones públicas y los distintos sectores interesados incluidas las asociaciones de consumidores y usuarios; y actuar como centro de referencia de ámbito nacional en la evaluación de riesgos alimentarios y en la gestión y comunicación de aquellos, especialmente en las situaciones de crisis o emergencia.
Por otro lado, la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) también vela y actúa como garante de la seguridad y el buen funcionamiento de la cadena alimentaria en nuestro país, con especial interés en el ámbito hortofrutícola. De hecho, desde su creación en el año 2014, el sector de frutas y hortalizas es el que más inspecciones y controles ha recibido.
Del mismo modo, la seguridad alimentaria también influye de manera fundamental en la protección medioambiental. En este sentido, se viene trabajando en los últimos años en idear sistemas alimentarios resilientes que permitan afrontar el cambio climático y utilizar variedades que puedan soportarlo mejor. Igualmente, se están promoviendo producciones agrosostenibles que cumplan los requisitos y estándares cada vez más elevados de protección del entorno natural y del tejido socioeconómico de los sistemas alimentarios.
La competencia de terceros países
Esto nos lleva a detenernos en la competencia de terceros países, ante los que España se posiciona como líder en material de calidad, diversidad, sostenibilidad y, como decíamos, seguridad alimentaria; aspectos que le permiten aventajar a los países extracomunitarios en los mercados, principalmente los europeos, en los que además ofrece frescura y disponibilidad continua, ofreciéndose como una opción confiable y saludable frente a competidores globales. Pero, ¿está este liderazgo en riesgo?
Como hemos visto, el prestigio del sector hortofrutícola está consolidado, al igual que sus mercados, pero en este análisis no se debe dejar de lado la competencia, en ocasiones desleal, que representan algunos países productores los cuales no cuentan con las mismas reglas de juego que las producciones europeas y, de manera concretas, españolas: costes de producción más bajos y menores exigencias fitosanitarias y en el uso de pesticidas y fertilizantes.
Ello, aunque impacta en la sostenibilidad y la percepción de seguridad alimentaria por parte del consumidor a favor de las producciones nacionales, genera una elevada incertidumbre en el sector. Recientemente, ASAJA y COAG, con el apoyo de Cooperativas Agro-alimentarias, se concentraron antes la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) para protestar por los acuerdos de libre comercio que, según mantienen, les perjudican y amenaza su actividad.
Consideran que, actualmente, «todo el sector agrario se encuentra amenazado» por la proliferación de acuerdos de libre comercio, como Mercosur, Chile, Marruecos, Nueva Zelanda y otros. A su juicio, estos pactos favorecen las importaciones de productos agrarios por debajo de nuestros costes de producción, como moneda de cambio de otros intereses, y sin cumplir las normativas de la Unión Europea, lo que impacta en los agricultores europeos y españoles con la pérdida de ingresos y de miles de explotaciones familiares anuales.
De hecho, consideran que se está poniendo en jaque los objetivos de adaptación y mitigación el cambio climático, el relevo generacional y la consecución de unos ingresos «justos» para los productores, y exigen la inclusión de cláusulas espejo, que permitan una reciprocidad en las normas, para competir con las mismas reglas de juego.