El sector citrícola recupera la alegría
Tras una campaña citrícola realmente catastrófica como la pasada, la peor en muchos años como se llegó a definir, nos encontramos inmersos en la actual que va relativamente bien en comparación y que, si no fuera por la importante merma de cosecha que hay, diríamos que muy bien.
Por Josep Sanchis. Periodista Agroalimentario
El mercado está funcionando por el momento de una forma ágil y los precios para los productores son bastante razonables, aunque la campaña se queda corta en muchas variedades y habrá que ver si finalmente una cosa compensa la otra. Lo que está claro es que si las circunstancias climatológicas no lo impiden por fin se podrá hablar de una campaña en clave positiva, al menos en cotizaciones.
Para hacerse una idea del desastre de la campaña 2018-2019 un organismo oficial como el Observatorio de Precios y Mercados del Ministerio de Agricultura la calificó como de “nada favorable” para el sector citrícola. Al aumento de la producción, la climatología adversa, las incidencias en el desarrollo biótico del cultivo y el aumento de los costes de producción, se unió un descenso generalizado en las cotizaciones medias y un hundimiento de la demanda.
Con esos precedentes en esta campaña la coyuntura era favorable desde el comienzo con las previsiones de producción. El aforo de cosecha, tras el récord productivo de la anterior, preveía en el conjunto estatal de las zonas productoras sobre 6,2 millones de toneladas. Supone un 17% menos (la más baja de las últimas cinco), pero esos datos se van a quedar cortos y el descenso de la fruta será más acusado de lo que indicaban esas previsiones iniciales, tal y como se puede observar según todas las fuentes consultadas a pie de campo.
La cosecha citrícola de este año en España es inferior en un 17% a la pasada, es la más baja de las últimas cinco campañas
Tampoco escapa a este descenso el otro gran país productor europeo como es Italia que prevé una merma importante, al igual que por ejemplo Marruecos, Egipto, Túnez o Grecia, que comercializan variedades que también coinciden en el calendario con nosotros. El contexto por ello es de decremento generalizado en todos los países productores competidores.
Precios
Con estos mimbres los precios son hasta la fecha mucho más altos que en la pasada campaña debido a la escasez de fruta en los campos y a una gran demanda en los mercados. Las expectativas a la hora de cerrar esta información eran buenas también para la segunda fase de la campaña, donde se esperaba recibir mejores cotizaciones con un mayor volumen productivo además que en la primera parte.
Sirva a modo de ejemplo que el panel de cítricos de la Unión Europea indicaba a mediados de enero que el precio medio en origen de los cítricos españoles se situó en 54 euros/100 kg durante diciembre, el segundo más elevado de la Unión Europea tras el de Italia que nos llevaba eso sí mucha diferencia (95 €/100 kg), pero por encima del de Portugal (53 €/100 kg) y Grecia (50 €/100 kg). La cotización media de la naranja comunitaria fue de 65 €/100 kg en diciembre.
El precio de la naranja española en el último mes de 2019 supone un incremento del 12% respecto a la media en ese periodo en los últimos cinco años que era de 42 €/100 kg.
Amenazas comerciales
Varias son las amenazas comerciales que se ciernen sobre los cítricos españoles. Se asume ya con resignación la imposibilidad de volver a un mercado tan atractivo y con un potencial tan grande como el ruso tras el veto que se prolonga ya desde 2014. Difícil será recuperarlo aunque se levantara el veto, pues han tomado posición allí ya varios países como Marruecos, Turquía, China, Pakistán o Argentina.
Por otra parte, la imposición de aranceles adicionales, por parte del Gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos, a las producciones europeas en el marco del conflicto Airbus tendrá impacto en los envíos comunitarios de cítricos a ese mercado, principalmente en las exportaciones españolas de clementinas y limones. En la pasada campaña se llegaron a exportar 17.000 toneladas y los datos reflejaban que tras las pasadas fiestas de Navidad no se alcanzaban ni las 500. De todas formas los envíos a ese mercado ya habían descendido de una forma considerable desde que en la campaña 2006-2007 se exportaran cerca de 77.000 toneladas. El mal menor es el crecimiento experimentado en un país vecino de EEUU como es Canadá.
Además de todo ello hay que sumar la incertidumbre del brexit, pues no hay que olvidar que Reino Unido es nuestro tercer destino tras Alemania y Francia con casi 300.000 toneladas.
Plagas e importaciones
La Unión Europea es importadora neta de cítricos; fundamentalmente del norte de África, Sudáfrica y Sudamérica; aunque España exporta buena parte de su producción, sobre todo a otros Estados miembros de la UE.
Una de las cuestiones que más preocupan al sector son las importaciones y los peligros que conllevaría la entrada de una plaga en nuestras plantaciones
Una de las cuestiones que más preocupan al sector citrícola español son precisamente las importaciones y los peligros que conllevaría la entrada de una plaga en nuestras plantaciones. Ante ello se exige a la Unión Europea que estudie los efectos que sufren los productores europeos con los acuerdos comerciales que firma con terceros países y que se extreme el control y la vigilancia fitosanitaria, un aspecto en el que la política comunitaria deja mucho que desear y sobre la que se trasladan continuas quejas del sector en Bruselas. Un responsable citrícola español lo explica de una manera muy directa, «todo lo que se nos exige a nosotros o se nos prohíbe como productores europeos, se le da manga ancha a los de fuera».
Las cifras son elocuentes. Casi 2 millones de toneladas de cítricos se importaron a la Unión Europea durante 2018 por los 1,4 del año 2013, lo que significa que en sólo seis años han aumentado un 40%.
Los precios son bastante más altos debido a la escasez de fruta en los campos y a una gran demanda en los mercados
Entre esos incrementos destaca el caso de Egipto –con una subida del 88,%– o de Marruecos –con un crecimiento del 112%– si bien Sudáfrica es el país que mayor volumen de toneladas remite a los mercados comunitarios con más de 800.000 t. Entre seis países (Sudáfrica, Turquía, Egipto, Marruecos y Argentina) se reparten más del 82% del total de importaciones citrícolas al ámbito comunitario.
Perspectivas hasta 2030
La Unión Europea ha publicado recientemente un informe sobre las perspectivas citrícolas de cara a la próxima década que corresponden a la tendencia promedio que se espera que los mercados agrícolas sigan si las políticas permanecen sin cambios. En los últimos nueve años ha aumentado la productividad en las explotaciones de cítricos comunitarios al tiempo que se ha reducido la superficie. En el caso de las naranjas el descenso se estima en el 13% y en el de las mandarinas en un 8%.
Las proyecciones apuntan a una estabilización de la producción durante los próximos años. Por lo que se refiere a los rendimientos, los últimos huertos plantados han alcanzado ahora la madurez y los aumentos de rendimiento de las nuevas plantaciones se compensarán principalmente con los huertos más antiguos, pues según datos de 2017 el 46% de las explotaciones citrícolas europeas tenían más de 25 años. Se observa así mismo un aumento de la superficie ecológica; el 19% del total en 2018 estaba cultivado bajo ese método. Con todas esas perspectivas se habla de una producción estable de unas 6,2 millones de toneladas, con España e Italia como los dos principales países productores con más del 80% de la producción europea.
Se espera que la producción dirigida al sector de los cítricos procesados, principalmente zumos, disminuya ligeramente (-1% por año) en favor del mercado en fresco. Cabe indicar que la UE depende en gran medida del zumo de naranja importado, tanto concentrado como no concentrado y representa más del 80% de los zumos consumidos en la UE.
Si bien las importaciones seguirán siendo altas, la cantidad total de cítricos procesados procedentes de importación podría disminuir hacia 2030 (- 2% por año), en línea con la disminución del consumo de zumo. En particular, las importaciones de concentrados de zumo de naranja han disminuido bruscamente, habiendo sido reemplazadas en gran medida por el no concentrado. Impulsadas por la demanda, las importaciones de naranjas frescas podrían aumentar en un 2% anual.
El consumo general per cápita de cítricos (frescos y procesados) ha disminuido (-2% por año entre 2008-2018), con una creciente preferencia de lo fresco sobre lo procesado en la última década. Esto se traducirá en un consumo per cápita de 8.8 kg cítricos procesados y 11.4 kg de naranjas frescas en 2030 (de 11 kg y 10.9 kg, respectivamente, en 2018).
En el mercado de cítricos en fresco resaltar que el consumo de naranjas de mesa ha disminuido en beneficio de la fruta más fácil de comer, mientras que el consumo de zumo recién exprimido en supermercados, cafeterías y restaurantes está impulsando un aumento general del consumo.
Datos del sector y balance de la campaña 2018-2019
España es el sexto productor mundial de cítricos y el primer exportador mundial aunque ha bajado desde 2015 un 15%, mientras que Sudáfrica en ese mismo periodo ha crecido un 20% y la de Turquía por poner otro ejemplo se ha incrementado un 32%.
El 60% de nuestra producción se destina a la exportación, el 20% al consumo interno de productos frescos y el otro 18% va para procesado, fundamentalmente zumos.
La producción de cítricos en la Unión Europea alcanzó el nivel de producción más alto desde 2010, reforzado por la cosecha récord en España (56% del total). Le sigue Italia con el 24% del total de la UE y Grecia con el 14%.
En 2018 se cultivaron casi 274.000 hectáreas (ha) de cítricos, casi el doble de la superficie total se da en España (140.000 ha). Italia tuvo la siguiente superficie más alta dedicada a la producción citrícola (83.000 ha, 30% del total de la UE), seguida de Grecia (32.000 ha, 12% del total de la UE).
Los Estados miembros exportaron casi 2,7 millones de toneladas de naranjas, con un valor de 1.900 millones de euros en 2018. La gran mayoría de dichas exportaciones (2,3 millones de toneladas, o el 88% del total) se comercializaron entre los Estados miembros (comercio intracomunitario). España fue quien exportó la mayor parte de cítricos a países no pertenecientes a la UE (161.000 toneladas, o el 51% de las exportaciones extracomunitarias).
Alrededor de tres cuartas partes de las naranjas importadas a la UE provinieron de Sudáfrica y Egipto. La UE importó 1,1 millones de toneladas de cítricos (237 millones España), por un valor de 0,7 millardos de euros, de países no pertenecientes a la UE en 2018. Alrededor de las tres cuartas partes de dichas importaciones procedieron de Sudáfrica (465.000 toneladas, o el 43% del total de las importaciones extracomunitarias de naranjas en 2018) o Egipto (328.000 toneladas, un 30%). La mayor parte del resto de las importaciones de naranjas de la UE provino de Marruecos (89.000 toneladas, un 8%), Argentina (44.000 toneladas, un 4%), Zimbabue (39.000 toneladas, casi el 4%), Turquía (29.000 toneladas, el 3 %) y Uruguay (27.000 toneladas, un 2%).