El futuro será sostenible si hombres y mujeres cooperan
Pasado el ecuador de 2024 es conveniente hacer inventario de un año que, con una gran cantidad de conflictos abiertos y retos productivos y climáticos por afrontar, llegado el verano tenemos cierta sensación de desaceleración, pero no dejemos que esta percepción nos afecte y mantengamos la guardia.
A nivel global seguimos sumidos en la incertidumbre, las guerras de Ucrania y de Gaza esconden una lucha geopolítica global que tienen su impacto en el comercio y en la logística. Nos hemos acostumbrado a estas guerras, pero debemos ser conscientes de que es un factor que cambiará el mundo y su forma de entenderlo para las próximas décadas.
La UE no es inmune al impacto de la desestabilización bélica y comercial global, como tampoco lo es EEUU. La posible vuelta de Trump al poder y su ya conocida gestión política internacional manda un mensaje a una UE que políticamente todavía digiere el Brexit, y que ve como su poder económico tiene menos impacto en un mundo donde este factor ya no es suficiente para influir políticamente. Los resultados de las elecciones europeas han sido más continuistas de lo que imaginábamos, los partidos radicales y antieuropeístas no han alcanzado sus expectativas, tampoco en un país tan importante para la UE como es Francia.
No obstante, con la nueva Comisión se espera un cambio de formas y de ritmos a la hora de aplicar el Pacto Verde, muy especialmente tras la presión ejercida por los agricultores y ganaderos en sus manifestaciones en casi toda la UE. No contar ni hablar con el sector para cambiar el modelo productivo, y el realismo político de una alimentación más cara y escasa ha hecho reflexionar a muchos políticos que daban la producción de alimentos por descontada, hasta que han aparecido los efectos de la guerra, de la crisis climática y el miedo en gran parte de la sociedad, especialmente en la más vulnerable.
En España hemos tenido de todo. Tras dos años de sequía extrema que completan un lustro de precipitaciones a la baja, parece que esta primera parte del año nos ha dado una tregua, pero nadie se fía porque las cifras macro enmascaran zonas donde apenas llueve desde hace 2 años. Hay una conciencia generalizada de que la sequía y la escasez de agua es un reto de todos, pero se sigue debatiendo de manera muy atomizada y con mucho recelo.
Que haya llovido en estos últimos meses ha sido lo que probablemente haya desactivado la movilización generalizada del campo, pero eso no quiere decir que los problemas hayan desaparecido. Las crisis están acelerando de manera más que evidente la diferencia entre explotaciones, para resumir, cada vez hay menos que producen más, y más que producen menos.
Esta dualidad tiene efectos evidentes en el umbral de rentabilidad de cada explotación, su profesionalización y su capacidad de aprovechar las oportunidades de un mercado de productos que son básicos, pero en una cadena alimentaria donde para conseguir captar el valor y la rentabilidad necesitas dimensión, eficiencia, profesionalización, digitalización y un asesoramiento muy cercano. Se sigue pensando a nivel nacional y europeo que una buena regulación de la ley de la cadena conseguirá la rentabilidad de todos, pero sabemos que en el mercado no todo es una gran práctica comercial desleal, sino el resultado de la acción de muchos actores ofertando y demandando, donde los menos preparados sufrirán, especialmente cuando ya hace años que no tenemos una PAC que se preocupe de gestionar económicamente el sector para paliar los continuos desequilibrios de mercado producido por fenómenos ajenos al sector.
Esto último ya está en la mente de la Comisión Europea, que ha organizado un diálogo estratégico en el segundo semestre del año sobre el papel de la PAC en la UE, y donde su Presidenta, recientemente reelegida, Úrsula Von der Leyen, ha destacado el papel de las cooperativas en el futuro del sector.
En Cooperativas Agro-alimentarias somos conscientes de que el factor humano es esencial para el presente y futuro de nuestras empresas, de su rentabilidad y de la gestión del entorno medioambiental. También de que estamos viviendo un cambio de época y que nuestra base social está muy envejecida, con falta de relevo y bajo condiciones económicas y ambientales de entrada que lastran este ansiado relevo, que necesita de una mayor participación de la mujer porque sin hombres y mujeres cooperando y corresponsabilizándose no habrá un futuro sostenible. Por eso, seguimos trabajando intensamente, porque sabemos que dará resultados a medio y largo plazo.
La segunda parte de 2024 estará marcada por la elección de una nueva Comisión Europea y su enfoque frente al Pacto Verde. En España estamos pendiente de una consolidación del Gobierno que de estabilidad a la legislatura o el riesgo de nuevas elecciones. Y en el sector cooperativo, estaremos pendientes del cielo, del mercado y en seguir trabajando para gestionar el presente y abordar el futuro con garantías y atractivo para nuestros socios y socias y sus empresas cooperativas, con la vista puesta en nuestro IX Congreso de Cooperativas Agro-alimentarias de España que celebraremos los próximos 27 y 28 de marzo de 2025 en Palma de Mallorca.
Artículo publicado en la web: https://www.agro-alimentarias.coop/