El cambio climático provocará una pérdida de producción de aceituna en Andalucía
No hace falta dirigir la mirada a los glaciares de Noruega, a los incendios de Australia o a las inundaciones en Brasil para ver los efectos del cambio climático. En España también se comienzan a percibir cambios que se multiplicarán en los próximos años. Y no sólo tendrá efecto sobre el clima, también salpicará al ámbito social y económico.
Un estudio de la Universidad de Córdoba junto al CICGE (Centro de Investigação em Ciências Geo-Espaciais, Faculdade de Ciências, Universidade do Porto) ha querido investigar cómo afectará el cambio climático a uno de los principales pilares económicos de la región andaluza: el olivar. Se han servido de una herramienta conocida como Modelo de Distribución de Especies, que predice las zonas adecuadas para la presencia de una especie en función de características ambientales. Primero han estudiado los cambios que se producirán en el clima andaluz y cómo estos influirán en la distribución de las principales variedades de olivo que se utilizan en Andalucía. A continuación, han estimado, por provincias, cuál será la producción de aceituna en los próximos 20, 50 y 80 años en base al cambio producido en las áreas adecuadas.
«El estudio desvela que se producirá una reducción del área disponible para el cultivo de la mayoría de las variedades de olivo estudiadas. Será debido, principalmente, al descenso de las precipitaciones y a la pérdida de humedad del suelo», afirma Salvador Arenas Castro, investigador del CIGCE, colaborador de la Universidad de Córdoba y principal autor del estudio.
En el caso de la variedad de olivo Nevadillo, que se produce en la zona cordobesa de Sierra Morena, se estima que, en 2100, ya no existirá área disponible para su cultivo. El cambio climático también afectará de manera importante a las variedades Manzanilla, Lechín y Picudo. «Si estos modelos predictivos ya auguran grandes pérdidas en las áreas adecuadas para las variedades de olivo más extendidas, las variedades más locales tendrán un gran riesgo de desaparecer ya que son producidas en áreas mucho más pequeñas con condiciones climáticas más específicas y, por lo tanto, mucho más expuestas al cambio climático», advierte.
Por el contrario, el área favorable para el cultivo de la variedad Picual, la más extendida en Andalucía por su capacidad de adaptación a condiciones ambientales distintas, aumentará potencialmente un 25%. Esto es debido, principalmente, a que zonas actualmente más frescas de Almería y Granada, concretamente en la zona de la Alpujarra, se volverán adecuadas para su cultivo al incrementar las temperaturas.
En cuanto a la producción, la provincia más afectada por el cambio climático será Sevilla, con una pérdida estimada en el año 2040 del 23,35%. Para el año 2100, esta cifra ascendería a casi el 30%. Se estima que Cádiz también sufrirá gravemente estos efectos. Aunque se proyecta que para dentro de 20 años su producción se reduzca apenas un 8%, para el año 2100 esta cifra alcanzará el 24%. Para Málaga, Córdoba y Huelva, la producción se habra reducido un 18%, un 9% y un 7% respectivamente para esta fecha. Almería y Granada, por su parte, la producción potencial de aceituna se verá incrementada en un 13% y 6% para dentro de 80 años. «Este aumento se produciría gracias a la potencial expansión de las variedades de Picual y Verdial a zonas más altas, como las de la Alpujarra», explica Arenas Castro. Para Jaén, la principal productora de aceituna, las pérdidas no serán tan acusadas debido a que precisamente, la variedad más utilizada es la Picual, una de las más resistentes.
Según el investigador, está demostrado que el cambio climático va a ser un factor muy importante en la distribución de las especies, tanto vegetales como animales, a partir de ahora. Muchos estudios predicen que las especies se moverán hacia el norte y hacia zonas más altas y esta investigación demuestra que el olivar no es una excepción. «El problema aparecerá cuando, para mantener el mismo nivel de producción, el olivar se tenga que trasladar a zonas situadas más al norte o con más altitud y entre en conflicto, no sólo con otros cultivos, sino con zonas protegidas», advierte.
Por su parte, Rafael Villar, catedrático de Ecología de la Universidad de Córdoba que ha formado parte de este equipo de investigación, resalta la necesidad de que las administraciones públicas tengan en cuenta estas predicciones y hagan una planificación a largo plazo para evitar en lo posible que el cambio climático incida en la economía local. «También es necesario concienciar a la población de que el cambio climático no es un mito, va a repercutir en nuestra calidad de vida y en nuestra economía local y debemos hacer todo lo posible para evitarlo», concluye.