El 70 % del olivar español no cubre costes con el actual precio del aceite
Cuando alguien compra una garrafa de cinco litros de aceite de oliva virgen extra a doce euros debería saber que con ese precio no se cubren los costes de producción.
Ese es uno de los objetivos con los que la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO) ha actualizado su informe ‘Aproximación a los costes del cultivo del olivo’, realizado hace ocho años, en el que analiza los costes reales de producción de un kilo de aceite en los distintos escenarios de cultivo que conviven en España. Su director, José María Penco, ha explicado que los otros objetivos de la actualización son hacer llegar a las instituciones los datos reales de lo que cuesta producir un kilo de aceite y que el agricultor pueda evaluar si está haciendo bien las cosas.
El trabajo de AEMO establece que el precio del kilo de producción en los cuatro grupos de olivares en España oscila entre el 1,49 euro del olivar súper intensivo y los 3,52 del olivar tradicional alta pendiente o de sierra, mientras que el de olivar tradicional mecanizable o pendiente moderada está a 2,47, entre 2,18 si es de riego y 2,64 si es de secano, y el de olivar intensivo a 1,76, entre 1,60 si es de riego y 1,90 si es de secano.
Eso cuando tiene un precio medio de venta de 2,25 euros por kilo en los últimos diez años, por lo que “nos interesa que los consumidores sepan lo que cuesta producir para que lo valoren cuando vayan a los lineales (de los supermercados), esto es una fruta y hay que recogerla y tiene unos costes de producción muy superiores” a otros aceites de semilla, ha afirmado Penco.
Con este trabajo, la asociación municipalista, que agrupa a 139 ayuntamientos y diputaciones, pretende “poner en valor e informar a la sociedad de que cuando compre una garrafa de virgen extra a doce euros los cinco litros, a ese precio ni siquiera se remuneran los costes de un 70 por ciento de un olivar que es tradicional”.
El estudio actualiza no sólo los precios desde 2012, sino también, según el director de AEMO, “las técnicas, porque después de ocho años ha habido una evolución del cultivo y hemos visto que entre los sistemas de alta intensidad y los tradicionales la diferencia es todavía mayor”. Así, “los olivares más tecnificados tienen avances mayores y los tradicionales tienen mayores costes y no se pueden mejorar las técnicas”, por lo que “el diferencial es más grave, va a más, se abre más la brecha cuando se imponen los avances tecnológicos”.
Esto, para José María Penco “no es malo, es un avance tecnológico”, aunque presenta una realidad, ya que “el que tiene pendiente moderada se tendrá que reconvertir y el que tiene alta pendiente sí que tiene un problema porque nunca se podrá reconvertir, porque las máquinas no entran” y tendrá que “apostar por la ecología, por el valor, por la calidad” y, en todo caso, a su juicio, las “ayudas públicas deberían ser mayores”.
De la misma opinión es la presidenta de AEMO y alcaldesa de Montoro (Córdoba), Ana María Romero (PSOE), para quien “tampoco le puedes impedir” que quien tenga “una tierra de regadío donde antes tenía trigo y no es rentable” la convierta en olivar de alta intensidad.
Otro informe de AEMO concreta que las producciones han sido crecientes a nivel mundial, fundamentadas en el aumento de la superficie plantada y en la intensificación de los sistemas de cultivo.
De hecho, se ha pasado a 11,8 millones de hectáreas este año, dos millones más que en 2000, y la producción ha crecido hasta los 3,1 millones de toneladas de aceite desde los 2,6 de hace diez anualidades.
Así, el olivar tradicional tiene el 70 por ciento de la superficie mundial, que se eleva al 75 en España, y produce 60 por ciento del aceite, mientras que el de alta densidad alcanza el 40 por ciento de la producción con el 30 por ciento de la superficie.
De las 2.650.000 hectáreas de olivar que hay en España, 1.298.500, el 49 por ciento, corresponde a olivar tradicional mecanizable, 689.000, el 26 por ciento, a olivar intensivo, 583.000, el 22 por ciento, olivar tradicional no mecanizable, y apenas el 3 por ciento, 79.500 hectáreas, a olivar súper intensivo.
Para la realización del estudio se han tenido en cuenta la valoración de costes las distintas tareas, como la poda y el desvareto, el mantenimiento del suelo, la fertilización, el control de plagas y enfermedades, el riego y la recolección.