Control biológico en cultivos hortícolas de invernadero
Por Mónica González Fernández . Estación Experimental Cajamar
La producción hortícola del sureste mediterráneo destaca y es notable por muchos aspectos, pero si en algo nos hemos significado es por la rápida adopción del control biológico en tiempo récord en los principales cultivos hortícolas. Desde aquel año 2007, la situación en el empleo del control biológico ha evolucionado y cambiado mucho. Se puede decir que el control biológico nos salvó de una muerte segura en los mercados, y tuvo sus momentos de auge con un incremento sostenido del número de hectáreas producidas con control biológico cada año y la adopción de esta técnica en un mayor número de cultivos. Pero actualmente su empleo está experimentando un cierto estancamiento. ¿Cuál es el motivo de esta situación? ¿Es que los bichos han dejado de funcionar?
«La gestión integrada de plagas es nuestra bandera, y realmente se puede decir que si hay un sistema agrario en el que se hace una verdadera gestión integrada de plagas y enfermedades, ese es la horticultura intensiva»
La definición de gestión integrada hace referencia al empleo y utilización de todos los medios que tenemos a nuestro alcance, poniendo en práctica medidas preventivas, haciendo seguimientos de las poblaciones de insectos plaga y poniendo en práctica medidas de control cuando los umbrales de daño se superan.
Entre estas medidas de control el empleo de enemigos naturales debe ser la primera herramienta a utilizar, pero no la única.
«Las guías de gestión integrada permiten el uso de productos fitosanitarios, siempre compatibles con la fauna auxiliar cuando se estime que el control ejercido por los auxiliares no ha sido suficiente y puede peligrar la producción y/o su calidad»
Y ahí es donde empezamos a encontrar algunos problemas, ya que realmente dichos umbrales de daño no están bien definidos o establecidos para ningún cultivo. El umbral económico de daño es un parámetro muy complicado y difícil de establecer dada la cantidad de factores que pueden influir, por ejemplo la especie cultivada, la variedad, el ciclo de cultivo, el sistema de cultivo, el tipo de invernadero, etc.
El control biológico implica que es necesario convivir con una cierta población de plaga, y esto es muy complejo de asumir porque lo que está en juego es el destino y la calidad de la cosecha. La incidencia de plagas antes olvidadas, que además son bastante complicadas de combatir, como los pulgones; así como la aparición de virus como el Nueva Delhi, con una capacidad de dispersión tan grande con un número tan bajo de mosca blanca, agrava la situación. En una horticultura tan intensiva es muy difícil combatir todas las plagas y enfermedades que se presentan cada campaña solamente con el control biológico. En el mercado se pueden encontrar toda una suerte de productos que pueden ayudar a esta gestión integrada, desde fitofortificantes, bioestimulantes, residuo cero, así como muchos agroquímicos compatibles con la fauna auxiliar.
«No cabe la menor duda de que se hace un uso muy racional de los productos fitosanitarios; la prueba está en que no hemos vuelto a tener alertas fitosanitarias en ningún cultivo desde 2007»
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el efecto de estos tratamientos sobre la fauna auxiliar no es del todo inocuo, lo que puede ser el origen de la queja sobre la efectividad de los “bichos”. En mi opinión, no es que el control biológico haya dejado de funcionar, es que se le exige mucho más que a cualquier tratamiento fitosanitario. Parece que se tiene asumido que en algún momento las materias activas que salen al mercado y que están disponibles dejaran de ser efectivas en un tiempo determinado, más tarde o más temprano, dada la capacidad que tienen las plagas para generar resistencias. Sin embargo, de los auxiliares se esperan resultados que muchas veces no son realistas.
Lo cierto es que no podemos perder la perspectiva y es necesaria una visión global del problema y no particular: el control biológico siempre funciona a la larga. Hay que tener en cuenta que su efectividad no es igual siempre, porque se trabaja con seres vivos. Es normal y lícito que se deseen soluciones rápidas y efectivas a los problemas, ya que es mucho lo que hay en juego, y en este sentido el control biológico conlleva un manejo y un seguimiento, que requiere de tiempo y paciencia.
Es necesario volver la vista atrás y reflexionar sobre todos los beneficios que nos ha supuesto el control biológico, porque la realidad es tozuda y, aunque la situación actual ha mejorado infinitamente con respecto a años anteriores, y se respetan los protocolos de gestión integrada, de nuevo estamos volviendo a sufrir en el campo poblaciones de mosca blanca y trips como hace años. No es un capricho que el control biológico sea la principal herramienta para la regulación de las plagas, es una realidad que cuando nos relajamos en este aspecto el problema se recrudece.
«Hay que hacer un esfuerzo y recordar en cada momento que el control biológico nos diferencia de todos nuestros competidores, que es nuestra seña de identidad y que a los bichos hay que darles una oportunidad siempre»
Y cuando me refiero a los bichos, me refiero a todas aquellas empresas que los producen, y que aun con unos márgenes económicos muy estrechos, siguen invirtiendo dinero, personas y esfuerzo en investigar y ofrecer nuevos avances y mejoras, así como distintas soluciones para adaptarse a los problemas sanitarios emergentes.
En este sentido, tanto administraciones públicas, centros de investigación públicos y privados, así como entidades muy vinculadas a este sector, como es Cajamar, seguimos apostando por el control biológico porque entendemos que ya no hay vuelta atrás. Y no solo no hay vuelta atrás, sino que hay que seguir apostando por el control biológico en todos los sentidos, e implementar otras estrategias de control biológico que complementen y apoyen lo que ya se está haciendo, como es la conservación de la fauna auxiliar nativa.
«Los estudios sobre el manejo del hábitat y la selección de especies autóctonas para el establecimiento de setos realizados por Cajamar e IFAPA son fundamentales para la regulación de las plagas en la horticultura bajo plástico del sureste mediterráneo»