ASAJA Granada: «La PAC, un lastre más para agricultores y ganaderos»
El año agrícola y ganadero iniciado el 1 de octubre de 2022 y recién finalizado el 30 de septiembre de 2023 ha sido el más crítico desde hace treinta años para los agricultores y ganaderos de la provincia de Granada debido a las condiciones extremas de falta de lluvia (un 33% inferior) y altas temperaturas y el nuevo 2023/2024 no presenta, precisamente, un futuro prometedor.
En el mes de abril de 2023 ya se auguraba un año catastrófico para cultivos como el cereal y cultivos de primavera como los hortícolas al aire libre debido a las restricciones de riego y las perspectivas para el olivar después de una cosecha actual de 70.000 toneladas (-41%) tampoco se presentaba nada halagüeña. Los peores presagios se confirmaron y las pérdidas económicas van a superar los 400 millones de euros en los sectores más punteros de la provincia (solo 300 millones en aceite), incluso los que presentaban mejor panorama.
Dos años consecutivos de malas cosechas han sido la puntilla para los cereales con apenas 34.244 toneladas recogidas en total de trigo (6.632 t), cebada (16.862 t) y avena 10.750 t), es decir, una merma de casi el 80% con respecto de la media, e igualmente para la almendra (-23%) que vuelve a quedarse en las 8.500 toneladas, un 20% por debajo del aforo estimado.
El espárrago, uno de los cultivos más emblemáticos de Granada, redujo su producción un -26%, con 23.000 t recogidas sobre las 30.000 t de media y también la lechuga, con 53.296 t (-35%). Otros cultivos hortícolas al aire libre se han resentido, como la alcachofa, con 4.218 t (-37%), las judías verdes con 12.600 t (-14%), la sandía con 8.800 t (-31%), el melón con 1.900 t (-9%) y la cebolla, con 6.828 t (-27%) y algunos de invernadero van perdiendo terreno como el calabacín (15.444 t (-6%) y el tomate, con 250.175 t (-6%) por la crisis de precios y la competencia desleal.
Los cultivos subtropicales no solo disminuirán su producción drásticamente en la campaña que entra, un -40% el aguacate y un -80% el mango, sino que sufren daños severos en los árboles por estrés hídrico. Finalmente, Granada será la única provincia que no mejorará su producción de aceite respecto de la campaña anterior, también pésima, con un aforo estimado de 56.000 toneladas que, como mucho, podrían llegar a las 60.000 o 65.000 toneladas 8-47%)
La coyuntura ha sido igualmente desfavorable para la ganadería por la sequía y la subida de las materias primas tanto en alimentación como en insumos, teniendo que suplementar con pienso a los animales extensivos e incluso llevarles el agua por la desecación de las fuentes y charcas naturales. Se han tenido que ajustar, así, las cabañas de vacuno de leche y de carne con el sacrificio de animales, lo que ha repercutido en la bajada de precios por la inundación de carne en el mercado y el ovino y el caprino, por su parte, certifica su declive con un censo reducido a la mitad desde 2003 (333.033 frente a 629.965 cabezas) y con menos explotaciones.
La producción de leche, sin embargo, con 47.000 toneladas, no se vio mermada gracias a la lucha del sector que rompe con PULEVA como su principal proveedor llegando a un acuerdo de precios con COVAP para su supervivencia.
El sector ovino y caprino se ha visto afectado, además, por la viruela que obligó también al sacrificio de 4.000 cabezas (un 6,3% del censo) y frenó la comercialización durante varios meses y el sector bovino, sobre todo, está ahora bajo la amenaza de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) que no es contagiosa (se transmite por vectores: el mosquito Cullicoides spp) ni perjudicial para los humanos, pero es autolimitante para los rumiantes y puede causar su mortalidad en algunos casos.
El impacto de la nueva reforma de la Política Agraria Común (PAC) generó una gran incertidumbre en la forma de trabajar de las explotaciones en los meses de la planificación de las siembras a finales de 2022, con condiciones medioambientales imposibles de cumplir con los nuevos Ecorregímenes y vislumbre de una menor rentabilidad por la unificación de las comarcas productivas y la bajada del valor de los derechos.
Los Ecorregímenes, finalmente, no solo han fallado en sus objetivos de sostenibilidad dado que ni el cereal ni las leguminosas se criaron, no ha habido cubiertas vegetales ni masa para dejar parcelas de “no cosechado” para espacios de biodiversidad, sino que han generado un bloqueo en los trabajos agronómicos y labores que ha hecho que el campo alcance en muchas zonas un aspecto de abandono, complicando, además, la presente campaña de siembras. También han sido engañosos, ya que precisamente los Ecorregímenes más solicitados, como son el de pastoreo extensivo o rotaciones en tierras de cultivo y biodiversidad han visto disminuidos sus importes iniciales estimados por el propio Ministerio de Agricultura entre un 30% y un 22%.
El resultado de la reasignación de los derechos se ha traducido finalmente en unas pérdidas de 25 millones de euros anuales (el 25% de las ayudas comunitarias que recibe Granada). La PAC ha sido, en definitiva, un lastre más para los agricultores y ganaderos de nuestra provincia.
Los desmesurados costes de producción en fertilizantes (+84%), energía (180%), gasóleo (120%) y piensos (+35%) que tocaron techo a finales de 2022, con solo un ligero alivio en 2023, la inestabilidad de los precios y la distorsión de los mercados con la guerra de Ucrania han dado la puntilla final. Las ayudas directas de Estado establecidas por el Gobierno en el Real Decreto Ley 4/2023, de 11 de mayo, para paliar toda esta crisis han llegado solo a algunos de estos sectores más perjudicados (no se ha incluido el olivar) y, en ningún caso, compensarán las graves consecuencias acaecidas.
Es crucial para el presente y futuro de la actividad agraria que la provincia de Granada disponga de las infraestructuras necesarias para garantizar y aprovechar los recursos hídricos (la finalización de las conducciones de Rules de máxima prioridad) y que las Administraciones nacional y autonómica aúnen esfuerzos para ello mediante una política nacional hidráulica de trasvases, reutilización de aguas regeneradas y modernización de regadíos.