Fertilización del olivar en escenarios de escasa disponibilidad de agua
La fertilización es una práctica ampliamente utilizada en la producción agraria con la finalidad de aumentar o mantener la cantidad y calidad de las producciones de los cultivos y corregir estados nutricionales que pueden estar limitando las mismas.
AUTOR: Juan Carlos Hidalgo Moya, Técnico especialista titular en IFAPA, Centro Alameda del Obispo
Una fertilización racional debe optimizar la aplicación de fertilizantes evitando en lo posible los efectos adversos provocados por un exceso de abonado, teniendo siempre en consideración aspectos tan importantes como la capacidad productiva de la plantación, la cuantía y distribución de la pluviometría, la fertilidad del suelo y el estado nutritivo de los olivos, determinantes a la hora de encontrar respuesta productiva.
En olivar, especialmente en secano, la práctica de la fertilización está muy condicionada por la pluviometría. En una situación como la que vivimos actualmente, con pluviometrías medias por debajo de las medias históricas y con la capacidad de embalse muy reducida por la persistente sequía de años anteriores, la disponibilidad de agua almacenada en los suelos de olivar de secano y las exiguas previsiones de dotaciones de agua para riego en olivar de regadío, es necesario adaptar la estrategia de aplicación de fertilizantes mientras la situación no cambie.
Para que se disuelvan los fertilizantes sólidos aplicados al suelo y conseguir una aceptable eficacia en el uso de dichos abonos es necesaria el agua de lluvia. La eficiencia en el uso del fertilizante en este tipo de aplicación es bastante limitada y en general, las respuestas productivas al abonado al suelo suelen producirse a medio o largo plazo. La aplicación de fertilizantes líquidos en línea localizados bajo la superficie del suelo es una práctica cada vez más utilizada por los olivareros que reduce esta dependencia de la lluvia, minimizando las pérdidas por volatilización (N) y permitiendo la aplicación de formulaciones que mejoran la disponibilidad de otros nutrientes (soluciones muy ácidas p.e.).
En este tipo de escenarios climáticos, el método que más puede aumentar la eficiencia en el uso de los fertilizantes es la aplicación foliar de fertilizantes, permitiendo incorporar una parte de las necesidades totales de nutrientes a través de la hoja de olivo, aprovechando la buena tasa de asimilación que presenta la misma. La fertilización foliar es un sistema muy eficiente para el suministro de nutrientes al olivo, si bien no todos los elementos son bien absorbidos a través de la hoja. El N y el K se absorben muy bien cuando son aplicados por este método y el P también lo hace de manera aceptable. Por el contrario, elementos como el Ca y Fe son muy mal absorbidos foliarmente. Por su parte, elementos como el Mg, Zn, Mn, B, Cu y Mo presentan una absorción media o escasa.
Las aplicaciones de nitrógeno y de potasio por vía foliar en primavera, verano y otoño, aprovechando los tratamientos fitosanitarios (repilo y prais), son, a día de hoy, prácticas habituales entre los olivareros, y una forma muy eficiente de aportar los nutrientes que el olivo necesita.
En cuanto a los olivares de regadío, la vía normal de aplicación de fertilizantes en riego es mediante fertirrigación, mientras que la práctica de la fertilización foliar puede representar un complemento a las aplicaciones de abonos que de forma programada se realizan junto con el agua de riego, o bien para corregir puntualmente deficiencias detectadas en algún elemento.
Ventajas e inconvenientes de la fertilización foliar
Entre las ventajas que presenta la aplicación foliar de fertilizantes cabe destacar su utilidad cuando hay elementos que pueden ser inmovilizados o bloqueados por el suelo y por tanto no quedan disponibles para el olivo, como puede suceder con el hierro y el potasio en suelos muy calizos y, especialmente, en años muy secos. Asimismo, resulta de gran utilidad cuando se detectan deficiencias nutricionales que precisan una corrección rápida. También se demuestra su utilidad en situaciones donde la planta no dispone de suficientes nutrientes en momentos críticos de su ciclo vegetativo, debido a que la actividad de la raíz se ve afectada por factores adversos (baja temperatura del suelo, pobre aireación, encharcamiento, patógenos del suelo, etc.). Dentro de los inconvenientes, hay que considerar el riesgo de causar fitotoxicidad en hojas cuando no se emplean las concentraciones adecuadas.
Por otra parte, cabe destacar que la absorción a través de la hoja de olivo de algunos nutrientes es baja, lo que puede resolverse en algunos casos con la adición de ciertos aditivos (agentes quelantes, sustancias húmicas, etc.) o empleando determinados productos comerciales de más fácil absorción foliar.
El tipo de disolución utilizada y las condiciones ambientales juegan un papel decisivo en la eficiencia de la fertilización foliar, junto al empleo de surfactantes (mojantes) y la edad de la hoja. En este sentido, se ha constatado que las hojas nuevas tienen una tasa de absorción superior a la de las hojas viejas, sobre todo para algunos elementos, entre los que se encuentra el potasio. Por su parte, la reducción de la tensión superficial de las gotas de agua provocada por los surfactantes aumenta la superficie mojada, y, por tanto, para un mismo volumen de caldo utilizado, la superficie de hoja mojada es mayor. Este hecho favorece una mayor asimilación por vía foliar. Asimismo, la composición química del surfactante condiciona la absorción de los nutrientes por la hoja.
Las aplicaciones en momentos de alta humedad ambiental, o incluso nocturnas, pueden mejorar la absorción de nutrientes al mantener durante mayor tiempo la superficie de la hoja mojada. Si las aplicaciones se realizan con temperaturas altas y baja humedad relativa, el riesgo de pérdidas por evaporación aumenta considerablemente.
También se ha comprobado que se obtiene un mejor resultado en el estado nutritivo de las plantas, cuando se reducen las concentraciones de fertilizantes en el caldo de tratamiento y se aumenta el número de aplicaciones al año.
Finalmente, el estado hídrico y nutricional de la planta condiciona la absorción de los nutrientes por la hoja, habiéndose comprobado que éstos son peor absorbidos cuando las plantas están sometidas a estrés hídrico y mantienen un nivel bajo o deficiente de K.
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