Valentín Almansa: “Es necesario establecer un enfoque preventivo”
Artículo sobre Sanidad Vegetal de Valentín Almansa de Lara, director general de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, publicado en la última edición de la Revista ECA Fruits.
Las administraciones públicas y los distintos operadores relacionados con la sanidad vegetal estamos en constante adaptación y evolución en la tarea de proteger los vegetales y sus productos de los daños producidos por las plagas, así como en la obligación de impedir la introducción y extensión de aquellas enfermedades procedentes de otras áreas geográficas.
Con este objetivo de reducir los riesgos fitosanitarios, actualmente nos enfrentamos a diferentes retos, como los asociados a la globalización y el aumento de los intercambios comerciales, que favorecen la introducción de nuevas especies nocivas. Además, el cambio climático ofrece unas condiciones idóneas para el desarrollo de nuevas plagas, más peligrosas, en lugares donde antes hubiera sido impensable su establecimiento. Asimismo, la necesidad de adaptarnos a un espacio europeo creciente y sin fronteras, con una gran variedad de ecosistemas, climas y sistemas de cultivo, incrementa los riesgos fitosanitarios.
Para hacer frente a estos desafíos, se hace imprescindible establecer un enfoque preventivo, en el que cada operador tome conciencia plena de las características de sus producciones, no solo desde el punto de vista económico o productivo, sino con una visión completa que incluya aspectos sanitarios y ambientales, conociendo los potenciales peligros fitosanitarios derivados de las actividades que desarrollan, las soluciones que tienen a su alcance para combatirlo y las consecuencias que para el medio ambiente tiene cada una de las alternativas disponibles.
A esta necesidad de conocimiento se une la importancia de focalizar y centrar los esfuerzos y los recursos disponibles en aquellas amenazas fitosanitarias que supongan una mayor peligrosidad para la seguridad de las producciones. Para ello, resulta clave llevar a cabo un análisis minucioso de los riesgos de cada plaga para poder categorizarlas y así priorizar las actuaciones sobre aquellos organismos nocivos que conlleven un mayor impacto económico, medioambiental y social. Esta categorización se ve plasmada en el actual régimen fitosanitario, en el que se han determinado una serie de plagas como cuarentenarias, para las cuales se han de adoptar medidas de control a fin de impedir su introducción y propagación. Dentro de ellas se ha establecido un listado de plagas con un impacto potencial muy elevado, para las que se extreman las acciones de vigilancia.
A la vista de los aspectos mencionados, las administraciones públicas tienen un papel crucial en el futuro de la sanidad vegetal y el estado fitosanitario de los cultivos. Su participación activa es imprescindible en el necesario enfoque preventivo, con cometidos como la regulación de las principales vías de entrada de los organismos nocivos y la comprobación del cumplimiento de los requisitos necesarios para los movimientos de material vegetal. También les corresponde la supervisión de la correcta aplicación de los autocontroles de los operadores, la realización de prospecciones y labores de vigilancia que refuercen los objetivos de detección precoz y prevención perseguidos o la elaboración de disposiciones que establezcan medidas de erradicación para la eliminación de los organismos nocivos o de contención que eviten la propagación de los mismos.
Todas estas consideraciones suponen un cambio de paradigma de la sanidad vegetal que, además, se ve condicionado de manera indivisible por el actual escenario relativo a la gestión integrada de plagas y la importancia del uso racional y sostenible de los productos fitosanitarios. En este sentido, quisiera destacar que, tras más de 10 años de aplicación del reglamento comunitario relativo a la autorización de materias activas y productos fitosanitarios, se empieza a observar una sustitución, de manera más o menos lenta pero inexorable, de las materias activas tradicionales hacia otras materias activas con un perfil toxicológico y medioambiental más amable.
No podemos olvidar que todos estos cambios en la legislación relativa al uso de productos fitosanitarios, responde a una demanda creciente de la sociedad que, de manera clara, aboga por una reducción en el uso de productos químicos en la producción de alimentos, al mismo tiempo que demanda alimentos de calidad, en cantidad suficiente y a unos precios razonables. Es en este complejo equilibrio donde se debe desarrollar la producción agrícola, y más concretamente el manejo de la sanidad vegetal de nuestros cultivos, un equilibrio que se ha plasmado en la normativa, tanto nacional como comunitaria, relativa al uso sostenible de productos fitosanitarios.
Con la finalidad de dar cumplimiento a las obligaciones que emanan de la estrategia “De la granja a la mesa”, la Comisión Europea ha presentado recientemente una propuesta para modificar la actual normativa de uso sostenible de los productos fitosanitarios, que va en la línea esperada, y que básicamente consiste en un refuerzo de las obligaciones en el ámbito del uso sostenible de estos productos.
En España, muchas de las medidas que se plantean en la propuesta de la Comisión ya se han implementado o podrían estarlo en un breve periodo de tiempo. Entre ellas se encuentra la estrategia de digitalización, con la que se quiere poner en marcha el Cuaderno Electrónico de Explotación, que esperamos tener operativo a lo largo de 2023.
No quisiera terminar estas líneas sin animar al conjunto del sector a seguir trabajando, como lo ha hecho hasta ahora, en la protección de las producciones. Nos encontramos en un momento de cambio en el manejo y la gestión de la sanidad vegetal, y somos perfectamente conscientes de que los cambios llevan asociados momentos complicados y de incertidumbre. Pero estoy completamente convencido de que estamos avanzando en la dirección correcta y de que, si aunamos esfuerzos, conseguiremos salir reforzados de esta situación, para ocupar un lugar pionero a nivel comunitario y mundial, exportando conocimiento en el ámbito de la sanidad vegetal y el uso sostenible de los productos fitosanitarios.