UPA: “La agricultura familiar es la solución al cambio climático”
La agricultura es una de las actividades más afectadas por el cambio climático y que más debe adaptarse a este fenómeno. Es una de las ideas difundidas hoy en la jornada Agricultura y cambio climático, organizada por la Agencia EFE y UPA, con el patrocinio de Bayer. El vicesecretario general de UPA, Marcos Alarcón, ha recordado que la producción de alimentos tiene capacidad de mitigar el calentamiento, pero debe modernizarse y adaptarse a la nueva realidad.
“Ante el cambio climático no podemos ser ni espectadores, ni víctimas, debemos ser protagonistas”, ha asegurado Alarcón, que ha explicado el proyecto InfoAdapta-Agri, puesto en marcha por UPA hace cinco años para asesorar a los agricultores y ganaderos a adaptarse al contexto de cambio climático. Una coyuntura “muy compleja”, aseguran desde UPA, “que va a condicionar todo nuestro trabajo”. “La agricultura es la solución al cambio climático, pero hay que luchar por una sostenibilidad social y económica, además de ambiental”, como ha asegurado Javier Alejandre, técnico de UPA. Para ello, «la clave es apostar por la agricultura y ganadería familiar, el modelo más sostenible y que más respeta los suelos, el medio ambiente y la biodiversidad», han remarcado desde UPA.
Acción de Gobierno
El Gobierno defiende conjugar la sostenibilidad ambiental y económica del sector primario con la seguridad alimentaria y de abastecimiento en un contexto mundial de cambio climático que se ha acelerado en los últimos años hasta el punto de estar ya en un escenario previsto para a partir de 2050.
Es uno de los mensajes lanzados este miércoles por los representantes de la Administración central que participaron ayer en la jornada. En concreto, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, y el secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, quien ha indicado que la agricultura tiene el «doble desafío» de potenciar la sostenibilidad con el mantenimiento de la seguridad alimentaria.
El plan estratégico español de la nueva Política Agraria Común (PAC) «incorpora medidas para la adaptación y la mitigación» del cambio climático mientras que el reglamento comunitario de esta próxima PAC «refuerza la condicionalidad» en medidas dirigidas a los manejos de los suelos, el paisaje, el agua y la preservación de la biodiversidad.
En concreto, el plan estratégico español recoge dos herramientas en defensa de la sostenibilidad medioambiental de la actividad agraria, ha dicho Miranda. Una de ellas es la incentivadora (ayudas a los productores por hasta 1.400 millones de euros al año) con la aportación «principal» de los «ecorregímenes» y la otra es la reguladora, para definir las «bases» legales con las que alcanzar los objetivos.
Dentro de la normativa, ha puesto el foco en la revisión sobre el uso de fitosanitarios, la reducción del uso de los antibióticos en ganadería y los planes de revisión de ordenación ganadera y sus emisiones. En todo caso, ha insistido en la necesidad de conjugar la sostenibilidad medioambiental con la económica porque «no tendremos una sin la otra».
Hugo Morán, por su parte, ha admitido que la Administración estaba haciendo planificaciones para dar respuesta a unos escenarios de cambio climático que llegarían «de 2050 a 2100 pero esos horizontes ya están aquí».
Una situación que requiere «acelerar respuestas y los ritmos de aplicación de las medidas»
En el caso de la agricultura, el aumento del estrés hídrico, los daños por el calor, los eventos extremos, los impactos indirectos en el suelo o la disponibilidad de agua derivados de los efectos del cambio climático son algunas de los retos a los que dar respuesta, según ha nombrado.
Esas acciones en el sector primario son necesarias porque el «escenario no es nada halagüeño» y ve esencial una respuesta coordinada entre «todas» las administraciones y «en diálogo» con el sector.
Por otro lado, Morán no ve procedente «demonizar» a ningún sector en concreto sobre el fenómeno del cambio climático porque «cada uno tiene su cuota de responsabilidad».
Por su parte, el vicesecretario general de Organización, Formación y Programas de UPA, Marcos Alarcón, ha informado sobre la nueva fase del proyecto InfoAdapta-Agri que lleva varios años desarrollándose bajo las premisas de que la agricultura se sitúe en la «centralidad» del escenario de lucha contra el cambio climático por sus particularidades «intrínsecas» o de que los productores tengan la información «válida» y desarrollen las prácticas para «adaptarse a la nueva realidad».
Cambios en las fechas de siembra
En esta nueva etapa del proyecto, en la que colabora Bayer, se ha trabajado en iniciativas como la detección y la lucha contra algunas nuevas plagas en los cítricos o el desarrollo de simulaciones del impacto en los rendimientos del trigo y de la cebada usando diferentes fechas de siembra para adaptarlos a inviernos más cortos, veranos más largos y períodos más prolongados de sequía.
En anteriores encuestas que se hicieron dentro de este plan, se concluyó que el 90 % de los agricultores reconoce como una prioridad la lucha contra el cambio climático y también una amplia mayoría (el 96 %) reclama incentivos económicos para las medidas necesarias.
El profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes de la Universidad de Córdoba (UCO), Emilio González, ha hablado sobre los diferentes proyectos europeos en los que participa esta institución universitaria con el fin de conseguir un sector agrícola que pase de ser emisor a mitigador del cambio climático.
Todos estos proyectos se centran en virar hacia la «agricultura de conservación» centrada en el no laboreo del terreno, la presencia de coberturas permanentes en el suelo que minimice la erosión de los suelos, uno de los «mayores» problemas ambientales, y trabajar con «coberturas y rotación de cultivos» para conseguir «buenas cosechas con menos cantidad de agua».
En el foro ha participado el responsable de Marketing Operativo Iberia de Bayer, Santiago Cerdá, quien ha esbozado el programa que desarrolla la compañía para conseguir que el campo reduzca su huella de carbono a la vez que se «habilitan nuevas fuentes de ingresos al agricultor».
Se trata de apostar por la agricultura de conservación con una rotación de cultivos «más optimizada» o la reducción del laboreo para que la agricultura sea «esencial» en la fijación de carbono.
En una acción a nivel mundial, que ahora está en fase piloto, y que se llevará a cabo en siete fincas españolas, según ha detallado.