“Tenemos una escala de valores, sobre el éxito profesional y la felicidad, vinculada a valores urbanos”
Conocemos de primera mano la labor que realiza CERES en defensa de la presencia profesional y reconocimiento de la mujer rural, con su presidenta, Inmaculada Idáñez Vargas.
¿En qué momento se encuentra el papel de la mujer dentro del mundo rural?
Considero que las mujeres del medio rural hemos conseguido captar la atención social y de los responsables encargados de dirigir las instituciones para ser tenidas en cuenta como un grupo de personas con necesidades especiales, circunstancias específicas y con una discriminación que hay que trabajar. Falta ahora que esta visibilización se traduzca en derechos reales y tangibles. Porque tenemos grandes dificultades para acceder a las ayudas, a los programas, las subvenciones y a las políticas estratégicas. La información para las mujeres del medio rural no llega. Y creo que debemos sostener de mejor manera al movimiento asociativo local para que haga de correa de transmisión, de acompañamiento y de sostén para facilitar a las mujeres todas sus oportunidades y poderlas vehicular.
Seguimos siendo el sostén de la economía de los cuidados. El medio rural, carente de servicios, aislado geográficamente en muchos casos, sigue estando cubierto en estas materias por mujeres que no obtienen de vuelta una categoría profesional.
¿Qué acciones tiene previstas para potenciar la figura de la mujer, participación y visibilidad en el sector agrario y mundo rural para este próximo año?
Nos vamos a centrar en formar a las mujeres del medio rural para el liderazgo y la participación. Para que, desde nuestro papel como sociedad civil y asociativo, ejerzamos la ciudadanía y construyamos pueblos en igualdad y organizaciones vinculadas a la profesión agraria, con las mismas oportunidades para todas. Avanzaremos en la formación en “agro ecofeminismo” para seguir sembrando semillas de igualdad.
Por otro lado, informamos y construimos puntos de encuentro para presentar a las mujeres legislación, convocatorias y estructuras locales que les dan acceso al mercado laboral con jornadas informativas y con proyectos de visibilización de los alimentos producidos por las mujeres.
Según ONU Mujeres España, harán falta 150 años para que exista una igualdad real en la sociedad, ¿Hay manera de acelerar el proceso?
Esta cifra la veo esperanzadora. Habida cuenta del trabajo que nos cuesta conseguir espacios, tiempo y atención en los planes y en los presupuestos de toda organización, ente público y privado y grupo donde queramos trabajar hacia la igualdad, el proceso se hace muy cuesta arriba. La igualdad o la falta de ella se vive desde la educación patriarcal en la que todas y todos hemos crecido. Erradicar estos valores es un proceso de despertar conciencias y de estar atento y atenta, muy lento y que cala poco a poco.
Acelerar el proceso bajo mi punto de vista sólo se puede hacer con leyes que obliguen a ocupar igualdad en espacios de todo tipo para que, forzando, se termine normalizando la práctica en la igualdad en todos los ámbitos de la vida. Y para ello, la voluntad política es vital. También la formación. Mujeres y hombres educados en igualdad, con formación sobre feminismo, ser conscientes de la desigualdad en la que vivimos y con la que nos relacionamos, es muy importante.
¿Qué echa de menos en el mundo rural para que las mujeres agro-profesionales lo consideren un ámbito laboral atractivo?
Para empezar, emprender o incorporarse a la agricultura y la ganadería es una inversión económica que muy pocas personas la pueden hacer partiendo de cero. Sólo se contempla por la herencia y/ o costumbre familiar. La especulación en la tierra es un problema que nos afecta gravemente. La educación en general, atendiendo a la profesión como algo digno, interesante, con rentabilidad económica, innovador es fundamental. Hasta ahora tenemos claro que en el campo es la opción secundaria de la gente que ha estudiado para tener un ingreso extra.
Tenemos una escala de valores, sobre el éxito profesional y la felicidad, totalmente vinculada a valores urbanos. Parece que una mujer de éxito es la que va a la oficina todos los días con tacones y esa cultura, hay que cambiarla. La alimentación es una actividad vital que todos y todas hacemos todos los días. Y por supuesto, una red en torno a la pervivencia de los pueblos para que se pueda vivir en ellos en las mismas condiciones que en las ciudades.
¿Se ha encontrado con muchas trabas como mujer en el campo y el ámbito cooperativo?
Sí. Opinar está feo, saber y entender también, tener las ideas claras como jefa no es un valor reconocido como “persona válida” sino como “mandona”. En mi experiencia personal, la conciliación la he tenido que compatibilizar yo, no falta de comentarios jocosos y expresiones machistas en mi entorno. Por suerte, al ser una persona de ideas claras, he ido llamando la atención con mano izquierda y la diversificación de los espacios con nuestra presencia han hecho que se eliminen de nuestro vocabulario determinados términos. Por ejemplo, hemos tenido que demostrar que tenemos fuerza física e inteligencia para saber defender una empresa. Formación sobrada y habilidades más que suficientes para compatibilizar en el mercado laboral, con los precios, con las administraciones y con todos los ámbitos que hay que desempeñar cuando se es autónoma en el medio rural. Todavía a día de hoy tenemos que explicar que todas esas tareas que exceden de arrancar el tractor y conducir por los terrones y que pasan por buscar cuadrillas, tener en regla toda la documentación, conocer las novedades políticas y buscar contactos para comercializar, también son tareas de entendernos como profesionales agricultoras y ganaderas.
Y otra traba profesional es, ser una pequeña productora, la economía de escala también se extrapola a la dignidad profesional. Pero no pasa nada, en los espacios de encuentro de mujeres nos fortalecemos, nos empoderamos, nos formamos y nos preparamos para dar diversidad al sector con la alegría de ser las responsables de alimentar a nuestras vecinas y vecinos, de dar de comer al mundo.