Ignacio Machetti, 10 años como presidente de Agroseguro
Ignacio Machetti, presidente de Agroseguro hace balance de sus 10 años como presidente de esta entidad.
A quienes formamos parte del sistema español de seguros agrarios nos gusta recordar que la ley que lo creó y lo reguló, de 28 de diciembre de 1978. Sus artífices proyectaron una idea a las siguientes generaciones: la España del futuro no se puede configurar sin asegurar el futuro del mundo rural.
Más de tres décadas después de publicarse aquella ley, un 25 de mayo de 2011 tuve el honor de ser designado presidente –el 5º de su historia– de Agroseguro, la agrupación que integra al pool de entidades aseguradoras que intervienen en la cobertura de estos riesgos. Por tanto, y aunque me parezca mentira, cumplo ahora diez años en el puesto. Debo admitir que “heredaba” –por así decirlo– un sistema y una organización ya muy avanzados, muy “rodados”, y he procurado no perder de vista un objetivo: que ambos continuaran siendo una herramienta eficaz para los agricultores y ganaderos y también para las administraciones públicas que la habían instaurado y que no habían dejado de fomentar con mucho trabajo y considerable presupuesto, al tiempo que representaran una línea empresarial atractiva para el sector asegurador. Y, probablemente, lo más complejo de la tarea sea, precisamente, conjugar de forma equilibrada los intereses de todos.
A lo largo de esta última década, la transformación de Agroseguro se ha ido produciendo al compás del salto generacional y tecnológico de sus dos sectores de referencia: el asegurador y el agrario. Son muchos los retos afrontados, que se pueden agrupar en dos ámbitos: el técnico asegurador, con una adaptación (continua) de las líneas de seguro a la realidad agraria; y el tecnológico, con la implantación de nuevas herramientas para las tasaciones, servicios web, aplicaciones móviles… y hasta una pandemia mundial, que sin duda ha acelerado el proceso de digitalización.
Este impulso tecnológico también se ha notado por los más de 400.000 asegurados, especialmente por la manera en la que reciben y gestionan su información. El Área Clientes ha fomentado la rapidez y transparencia y ha venido acompañado de la domiciliación bancaria –más rápida, eficaz y segura– y la progresiva eliminación del papel en las comunicaciones: enviar un correo electrónico es más rápido y sostenible que certificar una carta, y también lo es comunicar un siniestro, por ejemplo, a través de una aplicación móvil. La contratación también ha mostrado confianza en esa evolución, permitiendo llegar a unos niveles de aseguramiento récord en 2020, con casi 800 millones de euros en primas, un capital asegurado superior a los 15.200 millones de euros y una superficie por encima de los 6 millones de hectáreas.
La realidad climática pone de manifiesto la necesidad de contar con un sistema de seguros agrarios en pleno estado de forma. Porque el mayor reto para el futuro es la adaptación al cambio climático, y sus repercusiones en el sector agrario y asegurador. Actualmente ya sufrimos, a ojos vista, el impacto de fenómenos meteorológicos extremos de forma más frecuente y violenta. El sistema tendrá que saber adaptarse –sin perder estabilidad– al aumento progresivo de las temperaturas y a la ocurrencia habitual de sequías e inundaciones –aunque suene contradictorio–, pedriscos y nevadas.
En definitiva, es un orgullo dedicarse al desarrollo de una actividad dirigida a dar seguridad y futuro a quienes nos suministran alimentos de calidad, mantienen nuestro paisaje y defienden férreos valores medioambientales. Y aunque el mérito no sea mío, cumplir 10 años es una magnífica ocasión para celebrarlo y para dar las gracias a las instituciones públicas, entidades aseguradoras y organizaciones agrarias por haber convertido nuestro sistema en una de las principales referencias a nivel internacional. Y a título personal, también y sobre todo, ¡un millón de gracias a toda la plantilla y colaboradores de Agroseguro por su trabajo y esfuerzo en equipo durante ya más de cuatro décadas!