Principales plagas en los cultivos de fruta de hueso
El grupo de contacto de melocotón-nectarina-albaricoque formado por los principales países productores europeos como España, Francia, Italia y Portugal ha consensuado un informe sobre los problemas sanitarios y fitosanitarios en los cultivos de fruta de hueso, donde se describen las principales plagas y enfermedades en el sector, constatándose una vez más la dificultad que tienen los productores para atajar dichas plagas.
Por J. Sanchis. Periodista agroalimentario
Hay una situación por tanto de plagas crecientes y recursos fitosanitarios decrecientes de lucha contra las plagas, por lo que es urgente actuar sobre este problema que amenaza la viabilidad de las explotaciones.
En el documento, que ha sido coordinado por Francia, se resumen las principales enfermedades que afectan al cultivo de fruta de hueso en Europa y los medios sanitarios y fitosanitarios que se pueden aplicar en cada país para luchar contra ellas. Se resume, además, para cada plaga las necesidades de los productores para luchar contra ellas.
En dicho informe se pone en evidencia, por un lado, las diferencias existentes en la disponibilidad de productos fitosanitarios entre los diferentes países de la UE, una problemática que debería solucionarse para que no haya Estados miembros que tengan menos recursos fitosanitarios que otros. Por otro lado, se puso en evidencia la necesidad de que los productores comunitarios puedan contar con medios fitosanitarios suficientes y eficaces para hacer frente a las plagas y enfermedades crecientes.
En esta línea, el grupo de contacto ha acordado difundir el informe ante los responsables comunitarios para que se adopten medidas, solicitando también a la Comisión Europea que frene la distorsión competitiva con los países terceros que se está produciendo en materia fitosanitaria, para que estos países adopten también las normativas que se exigen a los productores comunitarios, es decir, que exista una reciprocidad.
No hay que olvidar que el cambio climático es una realidad y que el sector agrario lo viene sufriendo de primera mano. El incremento de temperaturas, la falta de lluvia y los episodios de heladas o pedriscos son consecuencia directa en buena parte de la contaminación y el agotamiento de nuestro planeta.
En este sentido, las heladas por ejemplo provocaron recientemente graves daños en la fruta de hueso en España que han hecho descender la producción, especialmente en Aragón y Cataluña, mientras que en otros países productores como Francia, Italia y Grecia los daños no han sido elevados y se prevé un incremento de la producción.
La postcosecha no es ajena así a todos estos problemas: cambian las fisiopatías, los hongos y los cultivos. Todo lo anterior plantea nuevos retos; por un lado, el de conservar frutos que se han desarrollado en un ambiente cambiante y, por otro, el de ser más eficientes en el uso del agua y la energía -ante el brutal encarecimiento de estos costes-, prevenir la generación de residuos y también reducir el desperdicio alimentario.
De hecho, la XX Jornada técnica de postcosecha celebrada en Lleida hace unas semanas, organizada por el IRTA, ha abordado todas estas cuestiones y los retos hacia los que debe dirigirse para encontrar soluciones. celePara discernir las realidades a las que hace y hará frente la postcosecha en los próximos años y cómo ésta debe evolucionar para darles una solución, mañana se celebra la XX Jornada técnica de postcosecha,
Existen numerosos tipos de problemas causados por virus, bacterias y hongos. De hecho, los organismos patógenos se cuentan entre los principales causantes de enfermedades vegetales. Especialmente importantes pueden ser en la poscosecha, momento en el que el almacenamiento y las condiciones de conservación pueden generar el ambiente adecuado para su proliferación. Conocer los principales tipos de patógenos que pueden afectar a la cosecha nos ayudará a prevenir daños y pérdidas innecesarios.
No todos los agentes patógenos tienen la misma importancia ni provocan el mismo impacto. Por ello es necesario conocer cuales provocan ciertas enfermedades y cómo funcionan estas, con el fin de poner los medios adecuados para reducir el daño que provocan. Entender las causas nos ayudará a enfrentarnos a estas cuestiones con mayor eficacia.
Las pérdidas por postcosecha hacen referencia a aquellos frutos desperdiciados o en mal estado para el consumo que se producen entre la recolección y la llegada al punto de venta y suelen representar entre un cinco y un 25% de las cosechas. En términos generales las causas primarias de pérdidas se distinguen entre:
Mecánicas: debidas a impactos, cortes, caídas, roces, o desgarros.
Medioambientales: provocadas por la exposición a condiciones climatológicas como las heladas, el granizo, el sobrecalentamiento o la deshidratación dan lugar a grandes daños.
Fisiológicas: comprenden desde las alteraciones originadas por la respiración y la transpiración de las frutas y las verduras, hasta la aparición de raíces, su envejecimiento antes de ser recogidas o las brotaciones.
Químicas y bioquímicas: incluyen la aparición de toxinas y las contaminaciones a causa de productos químicos y pesticidas, así como en cultivos de raíces la oxidación fenólica.
Biológicas y microbiológicas: Provocadas por plagas y otras enfermedades que minan la salud de los cultivos, en especial en algunas épocas del año.
Aunque, existen muchas razones, las biológicas y microbiológicas (aquellas que se deben a los microorganismos patógenos) se encuentran entre las mayores causantes del desperdicio.
Los árboles frutales de hueso sufren con frecuencia infecciones debido, principalmente, a su alto contenido acuoso. La falta de cuidado en la manipulación durante la recolección y el contagio durante el transporte y almacenaje (etapa de postcosecha) son las causas principales de las enfermedades en este tipo de cultivos.
Las principales enfermedades de los frutales de hueso en postcosecha
El principal peligro para la fruta de hueso durante la postcosecha es la presencia de determinadas especies de hongos: Monilia, Rhizopus stolonifer, penicillium, Alternaria alternata y Geotrichum candidum, entre otras. Todas ellas capaces de provocar pudriciones en la fruta potencialmente graves, hasta el punto de llegar a echar a perder cosechas en su totalidad. Este grupo de frutas es sensible a los factores exógenos que pueden limitar tanto su vida postcosecha como la calidad de la fruta.
Entre esos hongos patógenos en el mercado español los que mayores pérdidas provocan son:
La Monilia
Es la enfermedad de postcosecha causada por un hongo más importante en la fruta de hueso, responsable de la mayor parte de las pudriciones, particularmente en el melocotonero y manzano La infección se inicia en el periodo de floración y se manifiesta normalmente antes de la recolección de la fruta, aunque, a menudo, puede aparecer en el periodo de almacenamiento. El clima influye en la incidencia del hongo. En un entorno favorable, con períodos de humectación prolongados y temperaturas suaves, las pérdidas en postcosecha de variedades tardías ascienden a más del 80% de la producción.
La vía de entrada de este hongo son pequeñas heridas en la planta, provocadas durante la recolección por la acción del hombre o de las inclemencias meteorológicas, pudiendo penetrar hasta los frutos y provocar su momificación. Normalmente, las frutas afectadas no llegan a caer del árbol, pero se secan totalmente, por lo que no son aptas para su consumo. Además de la momificación, otro síntoma muy común es la aparición de chancros (abultamientos).
Existen tres especies diferenciadas de Monilia: Monilia fructigena, Monilia Laxa y Monilia fructicola, siendo esta última la más extendida. Hace pocos años solo teníamos la M. laxa y M. fructigena, pero poco a poco la M. fructicola se ha introducido en nuestra zona productora pasando de estar presente en focos reducidos a estar mucho más extendida, y, pudiendo asegurar que ha desplazado en muchos casos a M. laxa, mientras que M. fructigena, prácticamente ha desaparecido.
Cabe destacar que la M. fructicola crece mejor a temperaturas altas y, por consiguiente, está más presente en los momentos de cosecha y M. laxa está mejor adaptada a temperaturas bajas, por lo que la encontramos preferentemente durante la floración.
El Rhizopus stolonifera
Es un hongo cada vez más temido por los agricultores que se dedican a los árboles frutales, por ser el causante de muchas pérdidas en postcosecha, pudiendo llegar a ser un hongo más dañino y contagioso incluso que la Monilla.
Puede causar grandes pérdidas debido a su resistencia en el campo y a su capacidad de infectar frutos sanos mediante la exudación de un fruto podrido y su transmisión por contacto con los frutos sanos. Este hongo es capaz de afectar desde el árbol hasta el fruto en diferentes estadios de desarrollo.
Llega a penetrar en el fruto sin necesidad de que haya una herida, aprovechando pequeñas debilidades provocadas por impactos mínimos o el efecto de la abrasión. Este hecho aumenta su peligrosidad. Además, tiene una gran capacidad para dispersarse con facilidad por el viento, las lluvias o las balsas de agua.
El primer síntoma de esta infección es un moho de un tono marrón que, de no controlarse rápidamente, acaba extendiéndose por todo el fruto, provocando una descomposición interna que da lugar a una exudación líquida.
En los últimos años se ha constatado que la presencia de frutos afectados por Rhizopus ha aumentado. Se trata de un hongo que viene de campo y que generalmente se encuentra afectando frutos del suelo y, puntualmente, del árbol. Además, durante el período de postcosecha, Rizhopus spp puede crecer a temperaturas bajas y su podredumbre puede exudar líquidos que contienen enzimas que, en contacto con frutos sanos, facilitan la infección al hongo. Sin embargo, no conocemos su epidemiología y en los próximos años se tendrá que hacer un esfuerzo para mejorar el conocimiento de esta enfermedad como paso previo a definir las estrategias correctas de control.
Tendencias de futuro para controlar esas enfermedades
Carla Casals, especialista en enfermedades de postcosecha del IRTA, el Instituto de Investigación
y Tecnología Agroalimentarias de Catalunya, analiza en una publicación de Basf Agro España las tendencias del futuro para el control de estas enfermedades y señala que claramente se tiende a un control integrado por productos químicos junto con otras estrategias de control que no dejen residuos en la fruta, como es el caso de los agentes de control biológico. Desde el IRTA, y en el marco de un proyecto europeo BIOCOMES, se ha desarrollado un agente de control biológico compatible con la mayoría de los productos químicos que se aplican en el cultivo. Este microorganismo se podría integrar dentro de una estrategia de control química. Hay que destacar también que en el IRTA se ha desarrollado un abanico muy amplio de estrategias físicas de control de Monilia en postcosecha, como puede ser la aplicación de agua caliente, radiofrecuencias, microondas, curado, etc., con resultados muy esperanzadores, aunque todavía les falta el escalado para llegar a nivel comercial.
Es muy importante realizar, a juicio de esta experta, de forma muy precisa todas las acciones o prácticas culturales como, por ejemplo, la retirada de frutos afectados por la enfermedad -tanto del árbol como del suelo-, un buen aclareo o una buena aplicación de fitosanitarios.
Uno de los principales problemas ante estas enfermedades llega en el momento de cosecha. A menudo, cuando la fruta es cosechada no presenta síntomas; pero si está infectada por el hongo, durante el período de postcosecha fácilmente se darán las condiciones favorables para su desarrollo, como si se corta la cadena de frío durante el transporte. Esto puede implicar devoluciones de partidas enteras. En nuestras zonas de producción habitualmente no hay problemas hasta 30-45 días antes de recolectar la cosecha, que es cuando se recomienda aplicar tratamientos fungicidas, siempre de forma paralela a un correcto manejo de la finca. Se recomienda aplicar los tratamientos siguiendo un modelo epidemiológico desarrollado por el IRTA que indica el riesgo de infección para optimizar la aplicación de los fungicidas en cuanto al número y momento de los tratamientos. Así podemos reducir de media un 50% el número de aplicaciones en campo. También podemos realizar un tratamiento de postcosecha.
Los principales problemas para Carla Casals en cuanto a la comercialización radican en que el producto es muy perecedero y tiene poca conservación en postcosecha. Por otro lado, los cambios legislativos, la restricción de materias activas registradas y la limitación del número de materias activas detectables, los LMR y otras imposiciones de los supermercados hacen muy complicado poder diseñar estrategias de control con un argumento científico/técnico. Además de los patógenos, la cadena agroalimentaria somete al fruto a un estrés durante el periodo postcosecha que limita su vida útil. Los golpes y abrasiones sufridos en campo durante el desarrollo del fruto, más luego pasar por la línea de confección, los cambios de temperatura y las diferentes humedades acaban afectando a la turgencia de la fruta, así como a la piel.
Soluciones de DECCO Ibérica para evitar el desperdicio alimentario
Para minimizar estos desafíos que ponen en entredicho la viabilidad de la comercialización de frutales de hueso, provocando las consabidas pérdidas de alimentos, la empresa DECCO Ibérica ha trabajado para traer al mercado diferentes soluciones que faciliten la operativa del almacén y consiga comercializar el máximo de fruta que compra el almacén.
Las nuevas soluciones tienen que aportar valor mejorando los resultados que se obtienen sin ellas o bien facilitar su uso, es por ello por lo que en DECCO Ibérica tienen las siguientes novedades:
Para hacer frente a los hongos patógenos, en DECCO Ibérica cuentan con la primera y única solución con registro contra los patógenos que más afectan a la fruta de hueso:
- DECCOpyr 400 SC: Solución liquida basada en pirimetanil, una molécula de bajo perfil toxicológico que ha demostrado una gran eficacia contra los patógenos que más afectan a la fruta de hueso en postcosecha.
Para complementar el uso del DECCOpyr en línea en DECCO desarrollan la única solución fumígena para la fruta de hueso, el DECCOpyr Pot. Una solución eficaz y fácil de utilizar que se aplica en las cámaras.
La fruta de hueso tiene un alto componente de agua que la hace susceptible al ataque fúngico por lo que necesario complementar estas soluciones fungicidas con potenciadores que complementen la acción antifúngica del Pirimetanil. En DECCO han desarrollado y adaptado el uso del:
- DECCOsan FH para la sanitización del fruto, así como del agua de la balsa. El DECCOsan es un potente oxidante con propiedades fungistáticas, cuyo doble método de acción sanitiza el agua, la superficie del fruto y complementa al DECCOpyr.
Sin embargo, estos tratamientos no llegan a cubrir el 100% del procesado hortofrutícola es por ello por lo que en DECCO han firmad un acuerdo estratégico con la empresa SevenOx para la instalación de sus equipos en las centrales hortofrutícolas que permiten una purificación ambiental 24/7. En DECCO Ibérica redoblan así su apuesta para reducir el desperdicio alimentario en fruta de hueso.