Precios, la venganza del campo
Manuel Pimentel, Ex Ministro de Trabajo, participó esta semana en el XXV Congreso AECOC de Frutas y Hortalizas, con una ponencia en la que daba las claves para comprender la situación que atraviesa el sector agrícola y ganadero en nuestros país: la venganza del campo
Esta semana, Valencia ha acogido la celebración del XXV Congreso AECOC de Frutas y Hortalizas, un encuentro donde han participado más de 600 congresistas, y un papel de ponentes al máximo nivel.
Entre ellos ha participado Manuel Pimentel, Ex ministro de Trabajo y consultor. ¿Por qué, en un momento de precios más altos, los agricultores y ganaderos protestan? Pues porque, según Pimentel, son los grandes perjudicados del actual imaginario urbano, y explicó las razones de la venganza del campo en este Congreso.
La globalización
La globalización creó un sistema de producción y consumo muy eficiente, un engranaje perfecto que permitió disponer de productos buenos, de calidad y a un precio muy económico, gracias a la alta eficiencia que se creó en todos los procesos.
Hoy, la incertidumbre de quién lidera el mundo, y la desconfianza en determinados países, ha provocado un blindaje de determinemos mercados, rompiendo ese engranaje perfecto, donde la globalización ya no es tan perfecta. Tenemos aranceles, batallas tecnológicas y normativas. Es decir, la máquina ya no funciona y se han producido desajustes que rompen la reglada de los 3 B (bonitos, buenos y baratos).
La PAC
En un contexto de máxima productividad, la Política Agraria Comunitaria (PAC) vino a premiar la NO producción, de ahí la perfección que hoy tiene la sociedad de que el agricultor vive de las ayudas. Además, la nueva PAC es tremendamente intervencionista, con excesivas normativas que dejan al agricultor y ganadero sin margen de maniobra.
Los valores
Con un exceso de producción, con productos buenos, bonitos y baratos, ayudas a la NO producción, la alimentación dejó de ser importante para la sociedad. No le preocupada porque era accesible, siempre y a un precio muy económico. Perdimos por tanto los valores esenciales que la alimentación y su sector, debe tener para la sociedad. Así, empiezan a preocupar otros valores, los medioambientales, la ecología… valores a los que les “molesta” el actual sistema productivo.
Qué queremos como sociedad
Sin globalización, sin engranaje perfecto, con excesivas normativas, con un contexto de sequía, sin relevo generacional, con valores que limitan la productividad… la escalada de precios es inevitable. “Pero no podemos responsabilizar al sistema productivo”, afirmó Pimentel, quien continúo afirmando que “es imposible limitar la oferta y que los precios bajen, y como sociedad tenemos que decidir qué queremos hacer”.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿Por qué, en un momento de precios más altos, los agricultores y ganaderos protestan? Pues porque son los grandes perjudicados de esta situación de inflación, con normas que nos llevarán, si no hacemos nada, a precios más altos y problemas de escasez de alimentos.