Mercadona sube el precio de la leche Hacendado hasta los 0,85 €/l
Mercadona ha subido el precio de su leche de marca blanca en los lineales. Desde este pasado miércoles los supermercados de Juan Roig venden el litro de leche entre los 84 y los 86 céntimos el litro dependiendo de si se trata de leche desnatada, semidesnatada o entera. Los precios de la compañía valenciana se situaban hasta ahora en los 78 céntimos por litro de promedio.
Este movimiento se enmarca dentro de la batalla que la distribución inició el pasado mes de agosto. Entonces, Carrefour, Aldi o Lidl decidieron subir la leche de marca blanca hasta los 84 céntimos el litro pero Mercadona tomó una decisión diferente y se mantuvo, junto a Alcampo con 78 céntimos en los lineales.
Ante la pérdida de cuota de mercado provocada por la diferencia de precios el resto de competidores se vieron abocados, contra todo pronóstico y en un escenario inflacionista, a volver a bajar el precio de sus bricks de leche, de nuevo, hasta los 78 céntimos.
Ahora y con el precio de la leche cruda subiendo en las granjas, Mercadona vuelve a distanciarse de sus competidores y toma la decisión de subir el precio hasta los 85 céntimos promedio.
La decisión de los otros grandes de la distribución por cuota de mercado en España como Carrefour, Aldi o Lidl tendrán ahora que subir el precio de sus marcas blancas o tendrán serias dificultades para que sus empresas proveedoras puedan seguir abasteciéndoles de leche teniendo en cuenta el precio que está alcanzado en las últimas negociaciones.
La situación según Agaprol, por tanto, vuelve al punto de partida que provocaron las propias empresas de distribución al banalizar y utilizar el precio de la leche como producto reclamo para conseguir ventas en el resto de sus estanterías.
Las campañas de publicidad realizadas con respecto a los topes de precios estarán ahora en el punto de mira de todos los consumidores y entre las propias empresas. O se sube el precio de la leche de marca blanca en todos los lineales o sólo quedan dos opciones. La primera será que, definitivamente, las distribuidoras venden a pérdidas sin ruborizarse y, entonces, el Gobierno debería de tomar cartas en el asunto. La segunda opción sería que las industrias pierdan tanta recogida de leche que sean incapaces de abastecer los lineales a precios por debajo de los 80 céntimos.