Luces y sombras en el aniversario de la CHG
Eduardo Díaz, vicepresidente de CREA Andalucía de la Demarcación del Guadalquivir y presidente de la Comunidad de Regantes Santa María Magdalena de Jaén, habla en este artículo de opinión de de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y la situación actual.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir –CHG- cumple 95 años de historia. Constituida por Real Decreto-Ley de 22 de Septiembre de 1927 – fue la segunda Confederación que se constituyó en España tras la del Ebro-, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir es una entidad de derecho público con personalidad jurídica propia para administrar las aguas del Guadalquivir, cuya cuenca tiene una extensión de 57.527 km y se extiende por 12 provincias pertenecientes a cuatro comunidades autónomas, de las que Andalucía representa más del 90% de la superficie de la demarcación.
Esta institución pública desempeña un papel protagonista en la planificación hidrológica al despeñar funciones relacionadas con el riego agrícola, el abastecimiento a la población, el control de la calidad del agua y la generación de energía, entre otras.
Es innegable que en casi ya un siglo de trayectoria, esta Confederación puede celebrar importantes hitos que han marcado a la región andaluza, así como hay que poner en valor la complejidad del territorio que gestiona. En 1927, por ejemplo, se recopilaron los trabajos realizados por los Servicios Hidráulicos del Guadalquivir ampliándolos, mejorándolos y contribuyendo con ellos al Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1933. Un plan que tuvo consideraciones sociales y económicas que resultarían trascendentales para el desarrollo del país. Asimismo, durante su andadura, la Confederación ha impulsado numerosas actuaciones en materia de construcción de infraestructuras, que han permitido garantizar el suministro en cantidad y calidad tanto para el riego como para el abastecimiento humano e industrial.
Ahora bien, no podemos centrar el aniversario de la CHG tan sólo en el legado, tan sólo en las luces. Es necesario también hablar de las sombras, que son importantes y que suponen un grave perjuicio para multitud de regantes de la cuenca. En este sentido, como responsable de la Demarcación del Guadalquivir en la asociación de comunidades de regantes CREA Andalucía, quiero poner sobre la mesa un asunto que se mantiene solapado y que requiere de un cambio de rumbo urgente por parte de la entidad: el agravio comparativo entre las diferentes zonas regables. Concretamente, me refiero a la discriminación por parte de la CHG que sufre la provincia de Jaén, respecto a la de Sevilla.
De manera incomprensible, los regantes de Jaén estamos sufriendo duramente la falta de agua para cultivos que son vitales para mantener vivos nuestros pueblos, dándose la circunstancia además de que atravesamos la mayor sequía que padece Andalucía desde que hay datos históricos.
Hay que llamar a las cosas por su nombre porque la situación es realmente dramática: existe un trato históricamente discriminatorio por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir hacia la provincia de Jaén, y puedo dar fe de ello porque llevo 50 años en la Comunidad de Regantes Santa María Magdalena de Jaén. Los datos hablan por sí solos: el 90% de la superficie de regadío jiennense tiene unas concesiones en torno a los 1.500 m3/ha., mientras el resto de la cuenca tiene 5.000 y 6.000 m3/ha. Pero, a la hora de pagar, tabla rasa: unos 90 €/ha.
La injusticia se intensifica si hablamos de la zona arrocera, con concesiones de unos 12.000 m3/ha. Es decir, gasta ocho veces más en una cuenca deficitaria, con el agua que se embalsa en Jaén por cierto, pero no paga ocho veces más. Sólo se incrementa el pago un 30%. ¿Es esto justo? Las cuentas no salen.
Ante esta barbaridad, desde CREA Andalucía hemos instado a Confederación a implantar el canon volumétrico, que consideramos puede ser una solución a este desbarajuste; que se pague por metro cúbico que se consuma. Pero la propuesta no ha obtenido respuesta. Oídos sordos.
Por otro lado, el Plan Hidrológico del Guadalquivir, que se encuentra pendiente de ser aprobado, no corrige el déficit estructural de 300 hm3 que padece la cuenca, eliminando obras hidráulicas necesarias que venían recogidas en los planes anteriores. Además, el propio plan modifica la dotación del olivar en función del marco de plantación, en perjuicio del olivar tradicional. Ante todos estos agravios comparativos solicitamos, de forma inmediata, la paralización del Plan Hidrológico, debido a la situación excepcional que estamos atravesando. Igualmente, consideramos necesario que se apruebe una exención del Canon a toda la cuenca y no sólo a las grandes concesiones.
Los regantes de Jaén reclamamos, igualmente, que se haga una defensa del modelo de regadío de Jaén, exigiendo para el olivar tradicional una dotación suficiente para solventar el uso sostenible del agua y que no se discrimine al olivar tradicional frente al olivar súper intensivo y otros cultivos. Respecto a este asunto, consideramos que hay que tener en cuenta en las dotaciones concesionales el impacto económico y social, así como la generación de empleo y fijación de población que produce cada m3 de agua en los diferentes modelos de cultivo. No podemos permitir que cultivos con muy bajo valor añadido sean los mayores consumidores de agua, más aún en una situación compleja de cambio climático.
En definitiva, creemos que hay que luchar por un reparto más justo y equilibrado del agua en la cuenca, una gestión descentralizada, ordenada y más transparente que sea justa para todos, así como que se hagan más inversiones en nuestro territorio.
A ver si cuando se cumpla el centenario, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir pueda celebrar que hay luces en toda la cuenca.