Los invernaderos miran al futuro
Surgidos a mediados del siglo XIX en territorio holandés para el cultivo de uvas, los invernaderos han evolucionado de manera vertiginosa a lo largo de la historia hasta convertir- se en lo que son hoy día: un sistema productivo de referencia en todo el mundo, que asegura que en cada rincón del planeta haya frutas y hortalizas en los doce meses del año.
El gran descubrimiento en sus inicios fue que el cultivo en invernaderos con calefacción y con un alto nivel de cristal en su composición incrementaba el rendimiento, y que las plantas crecían más rápidamente cuando les daba más luz y cuando el entorno cálido era constante. Ello permitió que en zonas como los Países Bajos, se desarrollaran plantaciones propias, por sus condiciones climatológicas, de los países cálidos, y la producción hortofrutícola mundial aumentara exponencialmente.
Desde los primeros invernaderos, más rudimentarios, hasta los de última generación, como los actuales, ha llovido mucho, y España, desde que los introdujo en los años 60 del pasado siglo, se ha convertido en el auténtico referente de este modelo de producción. No en vano, nuestro país es, según los últimos estudios realizados, el segundo país del mundo con más superficie de invernaderos, con 70.000 hectáreas, solo por detrás de China. De esa cantidad, unas 45.000 hectáreas se reparten en la zona sudeste del país, con Murcia, Granada y, sobre todo, la provincia de Almería, como principal exponente.
Gracias a este mar de plástico, los 500 millo- nes de ciudadanos europeos pueden tener en su cesta de la compra frutas y hortalizas los 365 días del año, con la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente como máxima fundamental.
Sostenibilidad
Y es que los invernaderos son estructuras que protegen los cultivos, contrarrestando las inclemencias del viento y el frío, pero es gracias a la innovación y el buen hacer de los agricultores que gozamos hoy en día de uno de los modelos de produc- ción más eficientes y sostenibles del planeta.
El futuro del sector pasa, sin duda, por ahí, y los agricultores así lo han entendido. Ser precisos en los consumos de agua, energía o generación de residuos son algunas de las prácticas más extendidas en el modelo bajo plástico nacional, como también lo es la implantación de sistemas de gestión de calidad de productos, con exigentes sistemas de certificación de calidad, de estándares de producción integrada y sistemas de gestión medioambiental. O el control biológico de plagas, uno de los grandes logros de los úl- timos años, que ha permitido reducir el uso de fitosanitarios gracias a la puesta en práctica de la lucha biológica contra las plagas. Se trata de un sistema de control de los organismos que causan enfermedades a los cultivos usando para ello a sus depredadores naturales, que pueden ser insectos, hongos o bacterias.
Los invernaderos componen también un modelo productivo a la vanguardia en el uso eficiente de recursos hídricos, logrando consumir hasta un 50% menos que el resto de sistemas agrícolas. Ejemplo de ello es el impulso, por parte de un con- junto de empresas granadinas, del grupo operativo de innovación que investiga la implantación de sistemas de riego más eficientes en cultivos hortícolas bajo invernadero. Una experiencia que se está llevando a cabo en tomate, con el objetivo de analizar estrategias que permitan el máximo aprovechamiento de los recursos hídricos, minimizando los lixiviados agrícolas en las zonas productoras, garantizando la calidad, el sabor y las cualidades organolépticas óptimas de los productos.
Pero no solo se viene avanzando en materia hídrica. En el caso concreto de los invernaderos almerienses, la técnica del blanqueado de los invernaderos ha provocado un efecto de disminución de la temperatura en la zona por reflexión de las radiaciones solares, conocido como “efecto Albedo”, y que, hoy en día, es motivo de estudio en universidades de California. La causa es que el color claro de la gran masa de invernaderos, como ocurre con el color de la nieve en los polos, genera un efecto de reflexión
Por otro lado, se ha constatado que los invernaderos actúan como un verdadero sumidero de dióxido de carbono, y cada hectárea de invernadero absorbe la emisión diaria de ocho coches. Además, en los invernaderos de la costa mediterránea española, más del 95% de la energía que utilizan proviene exclusivamente del sol, frente a los invernaderos de otras zonas productoras, de latitudes más frías, cuya fuente de energía para cultivar es la calefacción, por lo que son contaminantes.
Residuos
Otro de los factores de gran importancia en el terreno de la protección del medio ambiente en cualquier sistema de producción son los residuos. De este modo, en el caso de los plásticos, el 100% son reciclados una vez que son desechados del invernadero. Por otro lado, la otra fuente de posibles residuos, los restos vegetales, también han encontrado (gracias a los esfuerzos e inversión en innovación) una utilidad como subproductos para la producción de energía renovable y que es reutilizada como compost vegetal en el invernadero.
Nuevas variedades
Los últimos avances bajo plástico han permitido, asimismo, introducir nuevas variedades o recuperar algunas olvidadas en las zonas productoras. Es el caso de la uva, en la provincia almeriense. Los parrales olvidados tras la caída de la uva de embarque se están extendiendo en la provincia bajo otras formas de cultivo; nuevas variedades, híbridas, plantadas en una estructura de invernadero, protegidas por plástico, en los laterales y mallas en el techo. Entre las ventajas: el adelanto de la cosecha, y un mayor rendimiento y protección frente a las plagas.
La investigación también avanza, entre otros casos, hacia la introducción de nuevas variedades de tomate, con más sabor, más vida útil y mejor resistencia a los virus; así como hacia nuevos tipos de frutos rojos, en la zona onubense, como moras y arándanos, que permiten disfrutar de berries prácticamente todo el año. Así, se utilizan herramientas informáticas que facilitan a los profesionales del sector, y en tiempo real, datos de productividad y rendimiento de las distintas variedades y ciclos productivos. de la radiación solar produciendo un efecto de enfriamiento.
Más eficacia
Fuera de nuestras fronteras también se trabaja en materia de los cultivos protegidos. Sin ir más lejos, en Rusia, país con unas condiciones completamente diferentes a las de nuestro país, investigadores han desarrollado una instalación que procesa semillas para conseguir una germinación más intensa en los invernaderos, creando condiciones óptimas para germinar más rápidamente, permitiendo además obtener unas plantas fuertes y resistentes.
La nueva instalación imita las condiciones de germinación de semillas gracias a las matrices de diodos de diferentes espectros luminosos. Las condiciones de iluminación cambian en función de los parámetros más importantes: temperatura, humedad y tiempo de acción, pudiendo duplicar el rendimiento de los cultivos y reducir notablemente su período vegetativo. Además, permite a la agricultura intensiva un mayor nivel de automatización y autonomía.
En definitiva, un sistema de invernaderos más sostenible, eficaz, eficiente y productivo no es el futuro, es el presente. Y así lo ha entendido el sector en los últimos años.
Por Juan Herrera.