Los ingenieros agrónomos se unen para el reto de alimentar al planeta
En el VI Congreso Mundial de Ingenieros Agrónomos, celebrado en la Expo de Milán, monográfico sobre el desafío de la alimentación, se ha elaborado la Carta del Ingeniero Agrónomo recoge diez principios de la definición de una estrategia técnica y de sostenibilidad ambiental para todo el planeta y en particular para las zonas en vía de desarrollo.
La población en el mundo se cifra en 7.000 millones de habitantes y está previsto que en 2050 más de 9.000 millones de personas habiten la Tierra. El crecimiento ha sido considerable en los últimos años, tendiendo en cuenta que en 1800 era de 1.000 millones; en 1950, alcanzó los 2.300 millones y en 1999 superó los 6.000 millones.
Estos datos representan una explosión demográfica global sin precedentes en la historia y plantea importantes retos. Para estudiar medidas específicas en materia de alimentación, de producción y de distribución como actividad fundamental en el sostenimiento de dicha población, se ha celebrado el VI Congreso Mundial en la Expo de Milán, donde se han reunido 800 ingenieros agrónomos procedentes de diferentes países, que han participado en las 48 mesas de trabajo organizadas, cuyas conclusiones se han recogido en la Carta Universal del Ingeniero Agrónomo un documento que define los principios éticos para el desarrollo profesional y cuyo documento completo adjuntamos.
La Carta Universal del Ingeniero Agrónomo destaca su responsabilidad en el proceso, por el papel relevante que tiene en esta tarea, como diseñador de alimentos, asegurando la optimización de los procesos productivos a lo largo de toda la cadena agroalimentaria y propiciando una alimentación sana, saludable y nutritiva para satisfacer las necesidades y para reducir las pérdidas de alimentos y los desechos. Hay que tener en cuenta que cada año se pierde o se desecha aproximadamente un tercio de la comida producida en todo el mundo para consumo humano, unos 1.300 millones de toneladas, según datos de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Asimismo, se comprometen a salvaguardar la sostenibilidad en todos sus aspectos como un deber ético profesional. Y reconoce que no se puede aceptar un mal uso de los recursos porque son escasos y en muchas ocasiones delicados.
El ingeniero agrónomo garantiza la custodia de la biodiversidad y la protección y gestión sostenible del suelo para mantener su fertilidad y evitar su deterioro, ya que es un elemento esencial para la vida.
También deben proteger el paisaje, el valor formado por el “territorio-cultura” a través de una correcta planificación y proyección territorial, asegurando el desarrollo rural, es decir, el mantenimiento y el crecimiento de los sistemas socio-económicos locales.
Además, aboga por el uso social de la genética. Según recoge la carta, el patrimonio genético de las especies vivas es patrimonio de todos y debe servir al bien de la humanidad.
Igualmente asegura un uso social de la tecnología y de las prácticas innovadoras con el objetivo de que no sea usada para perjuicio de los más débiles, ni para reducir la capacidad de ejercer sus derechos fundamentales.
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Jerónimo Cejudo, decano del Colegio de Agrónomos de Andalucía y Vicepresidente de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos de España (ANIA), ha trabajado en la elaboración de la Carta Universal del Ingeniero Agrónomo. Cejudo ha explicado que “los ingenieros andaluces y españoles como técnicos especialistas en la producción de alimentos tenemos mucho que aportar en una estrategia global ante el reto de alimentar a toda la población mundial y evitar el hambre o malnutrición que afecta a casi 1.000 millones de personas, según datos de la FAO. El futuro, para salvaguardar los recursos, preservar los territorios y cubrir nuestras necesidades, pasa por el uso de la tecnología. La Tierra es nuestro único hogar y a la vez, como se ha planteado en Milán, es la granja global de la que nos nutrimos. Debemos ser cada vez más cuidadosos y debemos aplicar todo nuestro conocimiento a ello”.
Los agrónomos andaluces han aportado conclusiones como las propuestas smart para el mundo rural por parte del socio-director de Rurápolis, Miguel Angel Molinero, la responsabilidad profesional por parte de Diego Díaz de la Serna, secretario técnico del Colegio, o la integración de paisaje y agricultura por parte de Fátima Ruiz Castillo, vocal del Colegio.
Fuente: COIAA