Las resistencias de las plagas dificultan la campaña de hortícolas
La Tuta absoluta, los trips y la mosca blanca: las plagas más problemáticas en los cultivos hortícolas, por lo que los profesionales del sector agrícola demandan estrategias capaces de controlarlas.
Las solanáceas y cucurbitáceas se enfrentan a una situación cada vez más complicada. La escasez de soluciones efectivas y sostenibles y el aumento de resistencias amenazan la rentabilidad y calidad de las cosechas. Por eso, los profesionales agrícolas demandan, cada vez más, estrategias capaces de controlar las principales plagas como son la Tuta absoluta, los trips y la mosca blanca.
Efectos de las plagas en los hortícolas
La Tuta absoluta debilita la planta produciendo daños tanto en las hojas como en los frutos. Las larvas excavan galerías en estos, disminuyendo su valor comercial en casos como el tomate. Es conocida por su rápida reproducción y resistencia a múltiples insecticidas, al igual que los trips.
Los trips son altamente destructivos en la masa foliar y los frutos de los hortícolas, además de vectores de virosis. Las manchas plateadas y deformaciones en las plantas son sus efectos secundarios más visibles provocando una merma en la calidad y cantidad de la producción.
La mosca blanca también transmite virosis, además de producir negrilla. Se alimenta de la savia de las plantas y reduce su capacidad fotosintética, reduciendo su productividad y atrayendo más plagas y enfermedades.
Consejos de prevención y control
El sellado hermético del invernadero es una circunstancia clave para evitar la entrada de plagas. Evitar agujeros y rajas es fundamental, por lo que se recomienda revisar la estructura regularmente, así como utilizar medidas protectoras a la entrada y salida. “Es imprescindible mantener unos pasillos libres de hojas y malas hierbas para reducir la posible aparición de insectos”, comenta la delegada de Field Marketing de la zona de Murcia de SIPCAM Iberia Isabel Galindo Muñoz. “Otra herramienta muy útil es el uso de trampas cromáticas y realizar un monitoreo de estas. Combinadas con el control biológico lograremos una estrategia infalible a la par que sostenible”, asegura.
Dos estrategias, un mismo resultado
Para controlar las plagas en hortícolas de invernadero, Galindo Muñoz recomienda la aplicación del insecticida Adina y el bioestimulante Blackjak vía riego. “Adina es un nematicida de origen natural compatible con OCBs y polinizadores. Minimiza la presencia de residuos y es una solución respetuosa con la fauna auxiliar. Mientras que Blackjak, conjuga una alta eficacia debido a sus bajas dosis y rápida solubilidad. Actúa como carrier, facilitando la entrada de Adina en el sistema de la planta y mejorando la estructura del suelo y del sistema radicular. Esta estrategia puede aplicarse desde el inicio de trasplante y repetirse cada 15 días”.
En caso de aplicación vía foliar, la delegada de Field Marketing de la zona de Almería Carolina Rodríguez Cano aconseja el insecticida Zenith A26 combinado con Relevant-Oil. Compuesto a base de Azadiractin-A, Zenith A26 actúa exclusivamente por contacto y ofrece múltiples modos de acción que afectan a los procesos de muda y la alimentación de las plagas, además de repelerlas. “En ciertos casos también actúa frente a los huevos y, si se combina con Relevant-Oil, conseguiremos un efecto físico mecánico que asfixie a los insectos”, explica Rodríguez Cano. “Esta estrategia también es apta para agricultura ecológica ya que, al igual que la de Adina y Blackjak, respeta la fauna y minimiza la presencia de residuos”, añade.
La compañía de sanidad vegetal SIPCAM Iberia no solo proporciona soluciones efectivas contra las plagas más comunes en hortícolas, sino que “busca el respeto y la protección de los insectos auxiliares para lograr producciones más sostenibles y responsables”, aclaran las especialistas. “Desde SIPCAM ofrecemos a los agricultores herramientas que protejan a sus hortícolas de los principales desafíos del sector como pueden ser las plagas y sus resistencias”, afirman.