La lucha por salvar la dehesa, un ecosistema único en riesgo de desaparición
Una vasta ladera de encinas y alcornoques con un rebaño de ovejas campando entre sus pastizales y un grupo de cerdos alimentándose de bellotas. Esta estampa, que define en buena medida lo que es una dehesa, se repite en el suroeste español a lo largo de 3,5 millones de hectáreas.
Se trata de un ecosistema único en la Península Ibérica que integra árboles, ganado y pasto y que se destina en su mayor parte a una ganadería extensiva que aprovecha los recursos del territorio compatibilizando la producción con la sostenibilidad. La dehesa regula los ciclos del agua y fertilidad del suelo, potencia la biodiversidad, y, además, juega un papel fundamental en la mitigación del cambio climático debido a la fijación de dióxido de carbono. Tan sólo en una hectárea de su pastizal se fijan entre 30 y 40 toneladas de equivalentes de CO2.
Este ecosistema, que en Sierra Morena alcanza más de 400.00 hectáreas protegidas como Reserva de la Biosfera, la mayor de España, está incluido en la directiva europea “Hábitats de Interés Comunitario” y es, de todos los Sistemas de Alto Valor Natural de la Unión Europea, el que más superficie ocupa. Sin embargo, a pesar de su importancia ambiental, está experimentando una grave crisis debida, fundamentalmente, a la baja rentabilidad que atraviesa la ganadería extensiva en relación a los sistemas ganaderos intensivos en los que prima la producción al menor coste y en el menor periodo de tiempo posible.
Precisamente, poner freno al decaimiento de este sistema es el objetivo principal del proyecto PRODEHESA-MONTADO, un proyecto de cooperación entre España y Portugal y en el que participa la Universidad de Córdoba a través del grupo de investigación AGR-195 del Departamento de Producción Animal.
Con el objetivo de poner en valor este tipo de ecosistemas, el proyecto está realizando un estudio exhaustivo del “análisis de ciclo de vida” de los productos que se generan en las dehesas, como, por ejemplo, queso, jamón, corcho o lana. Según explica el investigador principal del proyecto en la UCO, Vicente Rodríguez Estévez, con esta técnica están realizando un balance de las emisiones de gases invernadero que se generan durante todo el proceso de producción de estos bienes, algo que hasta el momento no se conoce con exactitud.
Aunque los resultados estarán disponibles próximamente, las emisiones de gases invernadero de estos productos son significativamente menores a aquellas que se producen en sistemas de ganadería intensivos, en los que la mayor parte de las emisiones y huella de carbono se producen “por el uso de fertilizantes, fitosanitarios, energía y cambios de uso del suelo para producir los piensos”.
La transferencia, además, es otro de los pilares importantes del proyecto. En este sentido, se están investigando modelos de negocio y tecnologías que están funcionando en dehesas de España y Portugal con el objetivo de ponerlas en conocimiento de la comunidad productora. Además, otro de los horizontes que el proyecto desea alcanzar es la creación una normativa única para la dehesa por parte de las administraciones públicas. Según señala el investigador Vicente Rodríguez, “este ecosistema se ve afectado por una indefinición administrativa, que la ubica como pasto permanente en la PAC (Política Agraria Comunitaria) y, erróneamente, como superficie forestal en la Ley de Montes, sin llegar a definirla”.
Mantener este tipo de ecosistema, según destaca el investigador principal del proyecto en la UCO, es “fundamental para toda la sociedad”. Se trata de un aprovechamiento milenario, uno de los cultivos de mayor valor medioambiental del planeta y última barrera frente al avance del desierto en el sur de Europa”.