“Hay que normalizar que las mujeres sabemos conducir un tractor y ser agricultoras”
Desde el Proyecto Mujer Agro, nos hemos acercado a Irene Nonay como mujer joven emprendedora que a pesar de su formación universitaria ha decidido de forma consciente volver a sus orígenes, al campo. Ahora compagina la actividad en el campo con su carrera como farmacéutica , normalizando su papel como mujer en el sector agroalimentario, y siendo consciente de que esta generación posee la formación necesaria para emprender nuevos proyectos.
Por: Bárbara Aguayo Martínez, Periodista agroalimentaria (@BarbaraAguayoM3)
Irene Nonay es una mujer agro. Esta joven farmacéutica, perteneciente a la generación Millennials, que no ha dudado en ponerse al frente de su explotación familiar de almendros, y mantener vivo los campos que plantaron sus bisabuelos y abuelos.
Es fácil identificarse con Irene ya que como jóvenes y pertenecientes a la misma generación, intentamos abrirnos camino en nuestra profesión afrontando nuevos retos y con la ilusión de ser testigos de cómo nuestra formación nos hace abarcar nuevos proyectos. A través de acciones como publicar un post en una red social, nuestra protagonista creó un revuelo que para ella es habitual.
¿Por qué en los tiempos que corren nos sigue resultando extraño el que una joven se suba a un tractor?
Las mujeres siempre hemos ido al campo, pero siempre en un papel secundario e invisibilizadas, a pesar de que muchas veces las mujeres eran quienes dirigían las explotaciones familiares. Resulta bastante extraño que las mujeres visibilicemos que sabemos conducir un tractor porque, aunque cada vez somos más, la verdad es que es un sector muy masculinizado.
¿Qué fue lo que te motivo para dedicarte al sector agrario?
Siempre he ido al campo a ayudar a mi familia, a mi abuelo. Me encanta estar en contacto con la naturaleza, para mí es muy gratificante ver cómo se desarrollan los cultivos. Un día empecé a pensar en qué iba a pasar con los campos de mi abuelo, me daba mucha pena que se perdiera todo el trabajo de mis abuelos y bisabuelos si nadie más seguía por lo que decidí hacerme cargo de la explotación familiar y ampliar plantando más almendros a la vez que continuaba con mi formación universitaria como farmacéutica.
¿En qué momento de tu vida y con la formación que tienes, decidiste dedicarte al campo y compaginarlo con tu carrera como farmacéutica?
Me he preocupado mucho en formarme, en estudiar, en aprender inglés y viajar al extranjero pero sentía la necesidad de dedicarme también al campo, a mis orígenes desde mi infancia.
Actualmente trabajo como farmacéutica en la farmacia que tienen mis padres y al cuidado de mis almendros. Es un trabajo duro ya que apenas dispongo de tiempo.
Cuando en una de tus entrevistas dices “para el campo no vale cualquiera” ¿Qué quieres decir o qué cualidades consideras que tiene que tener esa persona dedica al campo?
La agricultura es un sector muy duro, no todo es tan bucólico como parece, para mí es maravilloso estar en contacto con la naturaleza, pero hay días muy duros. Hay temporadas que se trabajan 12h al día durante muchos días seguidos sin descanso.
Necesitas tener conocimientos de muchas cosas que nadie te enseña más que la propia experiencia y la tradición familiar. Es complicado iniciarse en un cultivo del que no tienes conocimientos porque te pasan cosas que ni te las imaginas. Hay que ser muy resolutiva y dinámica porque mucha veces tienes que tomar decisiones importantes que están en nuestra mano y que pueden ser más o menos acertadas, pero luego hay otras cosas que no están en nuestra mano, como las condiciones meteorológicas (mañana puede granizar y echar a perder todo el trabajo de un año) o los precios que nos pagan por nuestros productos.
¿Llegaste a pensar la repercusión que podía tener y que ha tenido tu imagen subida a un tractor?
No, la verdad que nunca pensé que por publicar un post en una red social podría tener tanta repercusión. Para mí es lo más normal, me dedico al campo por lo que estoy acostumbrada a subirme a un tractor y pasar horas en el realizando mi trabajo. Hay que normalizar que las mujeres sabemos conducir un tractor y ser agricultoras.
¿Qué importancia tienen para ti las redes sociales, consideras que a través de ellas puedes llegar a más mujeres que se dedican a este sector pero que por su falta de experiencia o por falta de conocimiento no se dan a conocer?
En este sector, somos pocas las mujeres que nos dedicamos a ello. Me encanta ver que hay más mujeres que hacen lo mismo que yo y que también lo muestran en redes sociales. Creo que hay muchos prejuicios al respecto y muchas recibimos comentarios de sorpresa por haber decidido dedicarnos a la agricultura. Puede ser que haya mujeres que no sientan que deben darse a conocer, pero cuantas más seamos, antes lo normalizará la sociedad.
Como mujer, joven y agricultora, ¿consideras que estás siendo reconocida en este sector?
Lo más importante no es ser reconocida sino visibilizar que hay mujeres agricultoras dedicadas al campo y romper los prejuicios que existen desde hace tantos años.
Las redes sociales son una herramienta muy buena para dar a conocer esta profesión a otras personas que no están relacionadas con el sector de la agricultura. Creo que hay mucha falta de consciencia de que detrás de los alimentos que compramos en el supermercado hay un agricultor que trabaja día a día para producirlos.
¿Qué tipo de aportaciones o líneas de actuación consideras que son importantes para abordar el reto demográfico y en consecuencia el relevo generacional tan importante para hacer frente a la “España Vaciada”?
Lo primero es conseguir que los que ya viven en un pueblo se queden, y eso se consigue principalmente cuando tienes servicios básicos. Hace falta conexión a internet de calidad, cobertura móvil, acceso a un médico y un hospital cercano, carreteras transitables, colegio, guardería… Parecen cosas obvias, pero en muchos sitios no hay. Los pueblos que no tienen estos servicios están condenados a desaparecer.