García Torrente: “En los próximos años se va a acelerar el proceso de incorporación de innovaciones en el sector”
Con el director de Desarrollo Sostenible de Grupo Cajamar Roberto García Torrente, hablamos en esta entrevista de iniciativas como Plataforma Tierra, o la incubadora y aceleradora de empresas emergentes, sobre la situación del sector y el trabajo que proyectan en la entidad en materia de innovación.
Por José Esteban Ruiz, periodista agroalimentario
¿Qué valoración hacen de la situación actual del sector agroalimentario en una coyuntura económica como la actual, con subidas de costes de producción?
El sector siempre ha estado sometido a una alta presión porque en general la sociedad no valora lo suficiente los alimentos y quiere disponer de ellos al menor coste posible. Eso ha hecho que siempre oprima de algún modo en precios al eslabón más débil que es el agricultor. En los dos últimos años, se ha visto presionado aún más. Primero por el contexto generado por la Covid-19, que paralizó la economía, pero no la actividad agraria, trabajando este sector a su máxima capacidad para que no faltaran alimentos. Creíamos que era el punto de partida para que se valorara de verdad la actividad que se realiza en el campo; pero se superó y ese valor quedó en nada, se olvidó a los agricultores. Y en segundo lugar, tras este primer escollo, la situación geopolítica, complicada como la actual, está generando más presiones, con una subida de los costes de producción derivado por el elevado valor de la energía, del petróleo y de ciertas materias primas.
En cualquier otro sector estas situaciones generarían un retroceso en la producción. Sin embargo, hay que seguir comiendo, y el agroalimentario no puede Hablamos con el responsable de los centros experimentales de Cajamar, de iniciativas como Plataforma Tierra, o la incubadora y aceleradora de empresa emergentes, sobre la situación del sector y el trabajo que proyectan en la entidad en materia de innovación fallar. Por eso, sigue produciendo, sigue estando ahí. Cierto es que está teniendo, con esfuerzo, que tratar de contrarrestar esta subida, pero, aunque no en todos los sectores, en general lo está consiguiendo. Pero insisto, con un gran esfuerzo.
El sector hortofrutícola en concreto nunca falla. Siempre ha sido capaz de mantener su oferta en cualquier momento de adversidad. Esa garantía es de un valor incalculable. Esa fiabilidad cada vez es más apreciada por las cadenas de distribución. Es muy difícil que otra zona productora del mundo sea capaz de mantener esa seguridad que ofrece el sector de frutas y hortalizas español.
Hacía referencia al periodo de la Covid-19, momento en el que la sociedad puso en valor el consumo de frutas y hortalizas como fuente de salud. La demanda se disparó en ese momento. Pero pasado un tiempo, volvió el ajuste y el retroceso en el consumo de estos alimentos. En Cajamar están muy alineados con ese valor para la salud que aportan los productos hortofrutícolas. ¿A qué cree que se debe este descenso?
La sociedad cada vez está más preocupada por la salud y por tanto esa tendencia debería ir al alza. No obstante, creo que juega un papel fundamental un factor como el precio. En los últimos meses, por diversas circunstancias, se ha reducido la oferta en determinados productos y ha impactado en una subida de precio al consumidor que ha derivado en una reducción del consumo, también marcado porque las familias, que están viendo cómo se resiente su economía en el hogar y ajustan sus compras.
“El sector hortofrutícola nunca falla, siempre ha mantenido su oferta, ante cualquier adversidad”
Cajamar apostó desde el inicio por la innovación en el sector agroalimentario. A la vista está el trabajo realizado a través de sus centros de investigación, ¿cómo ha percibido el impacto de los avances logrados en la actividad agrícola?
El sector agrario es muy heterogéneo. Hay una parte que sí está muy receptiva a la innovación, tratando de estar a la vanguardia. Pero en general, con una visión de conjunto, lo cierto es que siempre ha sido muy conservador y la incorporación de la tecnología la ha asumido a un menor ritmo. El sector hortofrutícola, por su parte, siempre ha estado a la vanguardia, logrando incluso tecnologías que posteriormente se han trasladado a otro tipo de producciones.
En los próximos años se va a acelerar todo el proceso de incorporación de innovaciones en el sector agroalimentario. En primer lugar, por la situación a la que nos enfrentamos; tenemos que lograr producir más utilizando menos recursos. Por ejemplo, la escasez de agua lleva a reducir su uso y para ello hay que seguir introduciendo herramientas innovadoras; también hay que mejorar estructuras, parcelas e implementar procesos de sensorización, robotización y automatización de tareas para tratar de reducir los costes laborales y contener su impacto en los gastos, que se ha incrementado, y a la vez aumentar la producción.
En estos momentos estamos asistiendo al boom de la digitalización, que aunque está en una fase inicial y muchas de las tecnologías tienen aún que consolidarse, va a suponer una nueva revolución en el sector agroalimentario, como la que fue en su día la conocida como ‘verde’. Esta gran revolución que va a protagonizar la digitalización va a ir ligada a esa agricultura más natural en la que se fomentarán las innovaciones biológicas.
¿Cree que hay más obligación o más iniciativa en el sector agroalimentario a la hora de innovar?
Es una condición de las personas en general el apurar al máximo y no actuar hasta que nos encontramos al límite, y quizá en el sector agrario, por sus características, se percibe aún más. Pero, creo que, en realidad, los cambios no son fáciles, y la incorporación de tecnología en una actividad es complicado. No obstante, la situación actual invita a pensar que todos estos cambios se están produciendo con mayor rapidez y, por tanto, aunque la lentitud haya sido la tónica general hasta ahora, la velocidad se va a imponer en adopción de nuevas tecnologías, porque quien no sea ágil no va a poder competir.
La subida del coste de la energía eléctrica ha acelerado el interés por la implantación de sistemas alternativos como el fotovoltaico en la industria hortofrutícola. Un ejemplo de aceleración del que hablaba. ¿En qué proyectos trabaja el área de innovación de Cajamar relacionados con la eficiencia energética?
En nuestros centros, gran parte de la energía que se consume procede de fuentes renovables. En un futuro queremos explorar lo que se denomina ‘agrovoltaica’. En qué manera podemos compaginar la producción de energía con la agrícola. Quizá en algunos cultivos sea viable y en otras no. En explotaciones como los invernaderos, en invierno, es incompatible producir ambas a la vez, porque con placas colocadas en sus techos restamos luz a la plantación y, por tanto, capacidad para producir hortalizas. Sin embargo, se puede estudiar la rentabilidad de un sistema en el que sea viable la utilización de esas placas en momentos en los que existe la necesidad de blanquear las explotaciones, una tarea que podríamos estar cubriendo con esas placas, que sombrearían el invernadero y estarían produciendo a su vez energía.
¿Qué supone para Cajamar ver que hoy día es habitual en el campo avances que se fraguaron en sus centros de experimentación?
Es una satisfacción. No obstante, hay que decir que son muchos los proyectos que salen adelante, pero también otros que se quedan en el camino. Juan del Águila, fundador de la casa y de nuestro Centro Experimental de Cajamar en Las Palmerillas, siempre decía que es mejor que nos equivoquemos nosotros a que lo hagan los agricultores. Ese también era un objetivo, unido a esa ambición de iniciar líneas de trabajo que posteriormente fuesen de la mayor utilidad posible para el sector. Sin lugar a duda una de las que más satisfacción nos genera entre las que hemos puesto en marcha es la relacionada con el control integrado de plagas.
En el Pacto Europeo se habla ahora de estrategia de biodiversidad y es lo que hemos pretendido nosotros con el impulso de trabajos relacionados con la implantación de setos y plantas refugios que favorezcan esa biodiversidad, logrando la reducción de la presión de plagas. Es más efectivo el control biológico que el químico. Iniciamos estos trabajos para cultivos protegidos y ya vemos que se está trasladando a explotaciones agrícolas al aire libre con excelentes resultados.
En nuestro centro de Paiporta, iniciamos una línea de trabajo, con buenos resultados, relacionada con cubiertas vegetales en cultivos leñosos que a la vez que actúan en el control de plagas, generando esa diversidad, también son eficaces en la fijación de CO2, una aspecto que tanto preocupa a la sociedad, en la lucha contra el cambio climático.
“Juan del Águila siempre decía que es mejor que nos equivoquemos nosotros y no los agricultores”
Nos habíamos preocupado de un elemento básico para la agricultura como es el suelo, que en definitiva es como el aparato digestivo para las plantas. Si cuenta con un equilibrio, en cuanto a microorganismos, las plantas van a mejorar su capacidad para su nutrición y también su respuesta a ataques de plagas o enfermedades.
¿Cómo va la incubadora de los proyectos de agua, que ya terminó una primera convocatoria?
Esta incubadora la vemos como una forma más de apoyar la innovación. En este caso en materia de agua tan importante para el sector agroalimentario. Estamos viendo que los resultados, con esta fórmula, se logran de manera más rápida en las empresas. Cajamar Innova puso en marcha este proyecto con un plazo para seguir aprendiendo en esta nueva forma de apoyar la innovación, y nos gustaría trasladar en un futuro la misma iniciativa a otras materias.
¿Qué nos puede contar de Plataforma Tierra, esa herramienta digital completa que Cajamar ha puesto al servicio del sector?
Plataforma Tierra es nuestras Palmerillas del siglo XXI. Queríamos que los agricultores tuviesen acceso a esas nuevas tecnologías que se están desarrollando en el ámbito de la digitalización independientemente de su tamaño. Las grandes empresas siempre tienen más fácil alcanzar ese conocimiento, pero no así los pequeños productores. Con Plataforma Tierra queremos democratizar ese acceso y que todos los que estén interesados puedan disponer sin coste de esta herramienta.
Estamos en una primera fase, en la que hemos empleado todos los recursos de los que disponemos. Pero va a crecer, y lo hará en nuevos servicios con la implicación de otras organizaciones.
¿Qué ofrece esta plataforma en estos momentos?
Los primeros servicios puestos en marcha están relacionados con información de mercados para ver producciones y precios, para que el sector pueda conocer qué está ocurriendo. También en el apartado de innovación, nos hacemos eco de las nuevas tecnologías que se están desarrollando y cómo están impactando en la actividad agroalimentaria. También dedicamos un área a la formación (seminarios y cursos), muy importante para este sector. En estos momentos trabajando en herramientas que ayuden a los profesionales a la toma de decisiones, como recomendaciones de riego y fertilización que ya está en marcha; también desarrollamos un cuaderno de campo y una herramienta de gestión integrada de plagas.
“Es injusto que no se visibilice como merece el trabajo que realiza la mujer en el sector agroalimentario”
Cajamar es una de las entidades que apuestan por nuestro proyecto MujerAGRO, mostrando su incondicional apoyo a la igualdad y la visibilidad de la mujer en el sector. ¿Perciben un aumento de la mujer en órganos de decisión en las empresas agroalimentarias?
La mujer siempre ha tenido un papel determinante en la agricultura, pero ha sido invisible y se ha quedado casi siempre en el ámbito de la explotación. Creo que ahora cada vez está más presente en los equipos directivos y en los órganos de decisión de las empresas. Esta mayor presencia va a suponer un impulso para este sector, por sus aportaciones, que seguro van a ser complementarias y muy útiles para el futuro de la actividad agroalimentaria. Es injusto que no se visibilice a quienes están llevando a cabo una actividad y jugando un papel tan relevante como el que ejerce la mujer en el campo. La igualdad es fundamental, porque permite oportunidades para todos a la hora de desarrollar capacidades.
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