Excrementos del gusano de la harina para enriquecer sustratos orgánicos
Hablar de sustratos es abrir la puerta a un universo con infinitas posibilidades en función del uso que se le vayan a dar. Sin embargo, si en los últimos tiempos existe un factor común, es la necesidad de encontrar nuevas materias primas sostenibles a partir de las cuales poder sustituir algunos materiales que se han venido utilizando hasta ahora para formularlos sin perder sus características esenciales.
El gigantesco mercado de la turba va menguando y las extracciones han disminuido drásticamente en algunas zonas con fuerte presión ecológica, de modo que cada vez es más necesario que aparezcan nuevas fuentes naturales de donde obtener alternativas para seguir produciendo sustratos de alta calidad.
Esto se consigue a partir de la reutilización de otros subproductos orgánicos, como la fibra de coco o de madera, la corteza de pino compostada, la xilita o la perlita., que además son infinitamente más respetuosos con el medio ambiente. Precisamente, los excrementos del gusano de la harina (Tenebrio molitor) presentan propiedades altamente interesantes para mejorar la calidad de estos sustratos.
A pesar de que está globalmente extendida la falsa idea de que el sustrato es un mero medio físico que actúa como soporte para permitir el anclaje del sistema radicular de la planta, la composición química y biológica que tenga también es de vital importancia, especialmente cuando hablamos de sustratos orgánicos. Y si tenemos en cuenta las interacciones físico-químicas y bióticas que tienen lugar bajo tierra, entenderemos todo lo que nos puede aportar un sustrato orgánico equilibrado.
En este sentido, la biotecnológica salmantina Tebrio lleva años realizando ensayos para evaluar el efecto que los excrementos del insecto Tenebrio molitor tienen en las plantas al enriquecer los sustratos orgánicos con el biofertilizante que se obtiene de ellos y que comercialmente se conoce bajo el nombre de :oFrass.
“El biofertilizante que se obtiene de este insecto tiene unas cualidades excepcionales para la fabricación de sustratos orgánicos.”, explica Miguel Ángel Alvarez del Real, jefe de la división Agro de Tebrio. “Sobre todo si hablamos de retención de agua, aireación, estructura y porosidad del sustrato resultante tras la mezcla”
Las deyecciones del gusano de la harina una vez transformadas están 100% libres de patógenos, antibióticos, semillas indeseadas y metales pesados. Y debido a su composición microbiológica, mejora las características nutricionales del sustrato. La clave está en que actúa mejorando las condiciones del sustrato para poner a disposición de la planta todos los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo y crecimiento.
Su alto contenido en microorganismos tiene además un efecto bioestimulante en la planta, de forma que la protege frente a los frecuentes episodios de estrés abiótico, como la sequía, la salinidad o los niveles de pH extremos. Y gracias a la quitina que integra de forma natural, mejora la retención de agua en el suelo y actúa como barrera frente a la proliferación de microorganismos patógenos, favoreciendo así el equilibrio en el suelo y el concepto de suelo supresivo.
Ensayos con Sustratos
Los estudios llevados a cabo por la compañía en colaboración con el Departamento de Microbiología Vegetal de la Universidad de Salamanca apuntan varias conclusiones a tener en cuenta. En estos ensayos se mezcló homogéneamente biofertilizante de insectos al 2% con sustrato orgánico, 20 mililitros por cada litro de sustrato, en un cultivo de acelgas y otro de tomates Cherry. En la muestra de control se utilizaron los mismos cultivos sin fertilizar. Y en otro grupo se analizaron con otro fertilizante orgánico de primera calidad. Lo que se apreció transcurridas dos semanas en los ejemplares abonados con excrementos de Tenebrio molitor fue una mejora significativa del vigor de las plantas, una mayor altura y floración, y una menor incidencia de carencias nutricionales.
“Estos ensayos han sido reveladores del potencial que tienen los insectos dentro del mercado de los sustratos”, prosigue Álvarez del Real. “Y pensamos que podemos aportar una solución extremadamente funcional para ampliar y mejorar la oferta de nuevos sustratos sostenibles”
El fertilizante de insectos tiene además otra ventaja no desdeñable con respecto a otras alternativas. Una es que no comienza a actuar hasta que entra en contacto con la raíz, por lo que se puede mezclar previamente con el sustrato sin que pierda efectividad. Por otra parte, su índice de humedad es inferior al 10%, lo que le permite conservar sus propiedades durante un largo periodo de tiempo en el almacén. Y además es inodoro.