Estos son los retos del sector presentados en la Feria de Sant Miquel
La reducción de los envases de plástico y la promoción del biodiésel son dos de los principales retos de las empresas de Lleida, un territorio que tiene suficiente demanda y potencialidad para absorber los bioproductos que pueda elaborar, según las primeras conclusiones de los estudios sobre «El potencial de reemplazo de consumibles de origen fósil por otros de origen orgánico y renovable en los principales sectores económicos de las Tierras de Lleida», presentados en el Pabellón de la Bioeconomía de la 68 edición de la Feria de Sant Miquel (Salón Nacional de la Maquinaria Agrícola) y la 37ª edición de Eurofruit (Feria Profesional de Proveedores de la Industria Frutícola).
Estos estudios, expuestos en el Ágora BIT (actividad complementaria del Congreso BIT), tienen como objetivo principal reemplazar el producto fósil por el orgánico, a fin de contribuir a la sostenibilidad de la economía de Lleida. Estos informes, promovidos por la Cámara de Comercio de Lleida, PIMEC (Pequeña y Mediana Empresa de Lleida) y la Confederación de Organizaciones Empresariales de Lleida (COELL), se han centrado en tres sectores: la construcción, los servicios y la industria.
El primer estudio, que lleva a cabo la Cámara de Comercio de Lleida, presentado por Esther García y Vivian Medina, se centra en los consumibles fósiles en las empresas de servicios del Pla de Lleida, es decir, en los productos derivados del petróleo, tales como plásticos, disolventes, productos de limpieza o combustibles. En cuanto a las centrales hortofrutícolas, los puntos donde existe una mayor utilización de los productos fósiles son, entre otros, la limpieza, los detergentes y, sobre todo, los embalajes de plástico y las pegatinas. El estudio determina que el 30% de las centrales frutícolas han cambiado las cajas de plástico por las de cartón o madera, por lo que todavía queda mucho trabajo por alcanzar. Sólo por dar una cifra, se calcula que una cooperativa de fruta de entre 300 y 500 trabajadores puede llegar a consumir hasta 2 millones de kilos de plástico al año.
Sobre los restaurantes, la problemática sobre consumibles fósiles se concentra en la comida rápida o para llevar (cada vez más habitual), que utiliza muy a menudo táperes, bandejas, vasos, cubiertos y otros elementos de plástico. En cuanto a los supermercados, aunque la normativa retiró el plástico 100% hace dos años, lo cierto es que la mayoría utiliza plásticos reciclados, que también son contaminantes, aunque habría que utilizar mucho más los compostables o biodegradables.
El estudio considera que los puntos críticos en este sector son los productos a granel (charcutería, aceitunas, etc.), las bolsas y embalajes de los productos monodosis (sobre todo cárnicos, alimentos precocinados, etc.). También se alerta sobre las marcas blancas porque los propios supermercados deciden sobre el embalaje, que intentan abaratar. Como curiosidad, se ha explicado que, desgraciadamente, el 70% de los centros comerciales manejan para la venta de pan embalajes de papel con ventana de plástico, que causa dudas sobre el reciclaje (que no es con el papel).
En el sector del transporte, la máxima problemática se centra, obviamente, en los combustibles y neumáticos, aunque la normativa ya empieza a regularlo. En este sentido, el estudio determina que sólo un 20% de las empresas de transporte ya ha cambiado su flota para adaptarse a la normativa europea. Finalmente, el informe también hace referencia a las peluquerías y centros de estética, que son más numerosos que los restaurantes en el Pla de Lleida, y que consumen muchos productos derivados del petróleo, como champús, tratamientos, guantes, capas y envases. Las oficinas, aunque en menor cantidad, utilizan también muchos derivados del petróleo.
Los resultados de los estudios ponen de manifiesto que las centrales hortofrutícolas de Lleida consumen anualmente cerca de tres millones de kilos de este tipo de materiales, mientras que en el caso de los supermercados esta cifra asciende a 620.000 kilos anuales. También es significativo el dato que estima que las peluquerías de la provincia de Lleida consumen más de un millón de envases no biodegradables anualmente. Según el estudio de la Cámara de Comercio de Lleida, la problemática se centra, sobre todo, en los embalajes y durante su presentación en el Pabellón de la Bioeconomía de la Feria de Sant Miquel también se ha hecho referencia a los retos y las soluciones.
En resumen, se ha explicado que los productos sustitutivos del plástico, desgraciadamente, se elaboran fuera del país (muchos de ellos provienen del mercado asiático) y que, en la medida de lo posible, debería promover su producción en Lleida, también como oportunidad de negocio. Una de las grandes dificultades para optar por estos productos ecológicos es su alto coste, a menudo tres veces más caro que el contaminante, y de difícil repercusión en el precio final de la mercancía. También es necesario trabajar más en la regulación normativa y, por último, es fundamental que el usuario o cliente sea más sensible y se decida de forma activa a colaborar en la sostenibilidad del planeta.
El biodiésel, una buena apuesta a corto y medio plazo en la Feria de Sant Miquel
En el Pabellón de la Bioeconomía de la Feria de Sant Miquel también se ha presentado otro estudio, a cargo de Claudia Marín y promovido por la COELL y la Universidad de Lleida, sobre la renovación de los combustibles fósiles por los biocombustibles y renovables en el sector de la construcción (en concreto se han analizado 80 empresas de Lleida). En resumen, el estudio determina que las microempresas realizan un mayor consumo de energía eléctrica en horario laboral, mientras que las pequeñas y medianas aprovechan más el consumo por la noche y los días festivos, en concreto en un 51,4%.
El informe también establece que el 10% de las empresas estudiadas ya usa energías renovables (básicamente fotovoltaicas), mientras que el 20% no disponen de capacidad para hacerlo y el 60% sí tienen disponibilidad, por lo que queda un gran recorrido de implantación en este ámbito. Este cambio tendría una importancia fundamental en el ahorro energético (y también económico) y comportaría sin duda una reducción radical de las emisiones de dióxido de carbono.
Sin embargo, a corto y medio plazo, Marín ha defendido la promoción del biodiesel, incorporando aceite (preferiblemente reutilizado) al combustible para reducir las emisiones contaminantes. Lógicamente, existe la opción de los motores con gas o eléctricos, pero estos suponen una transformación drástica y con un gran impacto económico, que no siempre se puede asumir.
Los estudios forman parte de la línea de actuación «Market pull» del proyecto tractor BioHub.Cat, que debe servir de catalizador para el desarrollo de la bioeconomía circular en Lleida y en el resto de Catalunya, posicionarla como referente en este ámbito y que aspira a tener financiación europea. Este proyecto lo impulsan Generalitat de Catalunya, Diputación de Lleida, Ayuntamiento de Lleida, Cámara de Comercio de Lleida, Cámara de Comercio de Tàrrega y Universidad de Lleida.