España y Portugal se unen para promocionar la almendra
Es un auténtico icono de la Península Ibérica. Uno de esos productos agroalimentarios capaces de definir no solo a un país, sino incluso a dos. Hablamos de la almendra europea, el fruto seco que ha logrado que España y Portugal se unan para destacar su enorme calidad y la sostenibilidad de su cultivo, dentro de una campaña de tres años de duración que marcará el futuro del sector.
Cofinanciada por la UE, tras ella se encuentran las asociaciones del ramo en ambos países: SAB-Almendrave y Centro Nacional de Competências dos Frutos Secos (CNCFS). Y se dirige a cuatro de sus principales mercados europeos: Alemania (un gran centro de fabricación de chocolates con almendra) y Francia (el mayor consumidor de harina de almendra), además de las propias Portugal y España. Juntos, estos últimos países no solo constituyen la segunda potencia mundial en producción de almendra y el segundo exportador, sino que también cuentan con algunas de las cifras de consumo per cápita más altas del planeta.
Los presidentes de las dos asociaciones, Pere Ferré (SAB-Almendrave) y Albino Bento (CNCFS), han sido los encargados de presentar sus líneas clave en un evento semipresencial que ha tenido lugar en el Casino Primitivo de Albacete, en el marco del VIII Encuentro de la Almendra y la Avellana, pero que ha reunido a prensa de los cuatro países por medio de videoconferencia.
Ambos han subrayado las características que hacen de este producto una joya no solo gastronómica, sino también ecológica. «La almendra europea es el ejemplo perfecto de agricultura de bajo impacto», ha destacado Pere Ferré, presidente de SAB-Almendrave. «Hace un uso responsable del agua, gracias a que el 85% de las explotaciones están en secano, y las que están en regadío optan cada vez más por el riego a demanda; y las casi 800.000 hectáreas de este árbol plantadas en la Península capturan una cantidad ingente de carbono, contribuyendo decisivamente a combatir el cambio climático, además de actuar como cortafuegos natural y herramienta contra la erosión del suelo».
El acto sirvió para mostrar por primera vez el spot de la campaña y un sello que la identifica como ‘producto ibérico’, y que permitirá transmitir sus valores más representativos. Como el compromiso en la lucha contra el abandono del medio rural, puesto que el cultivo de la almendra en la Península ayuda a fijar población en estas zonas, repartiendo la riqueza de manera más equilibrada en todo el territorio.
En palabras de Albino Bento, presidente del CNCFS, «este fruto seco tiene potencial para convertirse en un icono ibérico. Por eso hemos decidido colaborar a ambos lados de la frontera, aunando esfuerzos para concienciar al público y, sobre todo, a los profesionales del sector, de la calidad y la sostenibilidad que distingue a la almendra con este origen».
Una unión entre dos sectores clave para las zonas rurales de España y Portugal, que sin duda logrará estrechar aún más si cabe los lazos (culturales, económicos y gastronómicos, entre otros) que ya existen entre los dos países.