“Es ahora cuando se empieza a normalizar la presencia de la mujer en el sector ganadero”
Mar Ramos es una mujer que nos inspira. Ha desarrollado toda su carrera profesional en el sector agroalimentario, y hoy puede considerarse una de las veterinarias con más experiencia en nuestro país.
Amante de su sector, el ganadero, reconoce que sus inicios no fueron fáciles, y lucha hoy desde su posición en la multinacional MSD Animal Health para hacer visible a otras tantas mujeres que trabajan a diario en el mundo agrícola y ganadero.
Por Marga López, periodista agroalimentaria (@margalopez77)
En primer lugar, conocer un poco más quien es Mar Ramos y qué significa para ti el sector ganadero.
Soy veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, y actualmente ocupo del cargo de Gerente de Cuentas Clave en MSD Animal Health en el sector porcino. Mi última residencia es Murcia, pero a lo largo de mi carrera profesional he vivido en Madrid, Segovia, Granada y Alicante, buscando mejoras laborales.
Siempre había vivido en Madrid y cuando terminé mis estudios busqué oportunidades laborales en el sector de la ganadería. Ni familiares ni amigos veían lógico y normal que una mujer urbanita quisiera salir de la ciudad y me auguraron que en menos de un año estaría de vuelta porque “no era trabajo de mujer”. En Madrid, el acceso al mundo laboral era y es difícil cuando empiezas, por ello marcharme de Madrid lo vi como una oportunidad para encontrar trabajo y dedicarme a lo que me gustaba, animales de granja. Hoy soy una enamorada del sector ganadero y me apasiona mi trabajo, tienes una visión global de la realidad, hay más cercanía con las personas, mejor calidad de vida y aprendo cada día de las personas que me encuentro, tanto ganadería como veterinarios del sector porcino, por los que siento un profundo respeto por su trabajo y por cómo garantizan tanto la salud como el bienestar de los animales. Su labor es imprescindible para la sociedad, son héroes silenciosos, alimentando a la sociedad con productos de calidad y seguros.
¿Desde cuándo llevas trabajando en el sector agroalimentario, y cómo es un día en tu trabajo?
Llevo más de 25 años en el sector de animales de granja. Empecé con terneros en Segovia, vacuno, ovino, caprino y porcino en Andalucía y poco a poco me especialicé en el sector porcino en Murcia. Posteriormente volví a Madrid, ocupando el puesto de Gerente Nacional de Cuentas Clave en otra entidad diferente a la actual. Sin embargo, cuando tuve a mi hija decidí trasladarme a Murcia, con el convencimiento de que la labor como madre sería aquí más sencilla, y tendríamos más calidad de vida. Actualmente soy Gerente de Cuentas Clave de porcino en MSD Animal Health y aunque viajo mucho, soy afortunada al poder conciliar mejor mi vida personal y laboral.
En mi día a día, contacto con mucha gente diferente, veterinarios, gerentes de empresas de porcino, ganaderos, manejistas de granja, además de personas de todo el ámbito nacional relacionado con mi sector, lo que me permite tener una visión global de la evolución del mundo laboral de las mujeres. MSD Animal Health es un laboratorio que ofrece soluciones, innovación y planes sanitarios preventivos de enfermedad para mejorar la salud y el bienestar de los animales, trabajando en distintas áreas de animales de granja: avicultura, rumiantes y yo, me especialicé en porcino.
Dentro del sector ganadero la presencia de la mujer aún es menor que en agricultura. Como mujer veterinaria, ¿cómo es tu relación con el hombre ganadero, has tenido que demostrar más por el hecho de ser mujer?
Sí, no hay duda, en mis comienzos se cuestionaba la presencia de una mujer en el campo, tanto los ganaderos como las empresas. No se contemplaba el acceso a puestos de trabajo en el mundo rural, te veían fuera de lugar y ponían en duda la capacidad de la mujer cuestionando si tenía planes de casarme o tener hijos a corto/medio plazo. No sólo los hombres, las mismas mujeres no veían bien que una mujer desarrollara trabajos de hombre. Primero había que demostrar que ibas en serio, que eras capaz y que estabas preparada profesional y emocionalmente. Con el tiempo, con mucha resilencia, estudiando y preparándome, con mucha fuerza de voluntad, conseguí ganarme su respeto, romper esas barreras iniciales y con el apoyo de los propios ganaderos conseguí hacerme un hueco, y que me trataran de igual a igual. Y puedo contar con orgullo que éramos muy, muy pocas en un sector tan reducido.
¿Cómo ha cambiado el mundo agroganadero con respecto a la mujer en los últimos años?
Muchísimo… Antes no había tanto acceso a la información, el mundo rural estaba muy aislado y no avanzaban tan rápidamente como otros sectores. Las granjas estaban aisladas y se gestionaban en familia. Esto te permitía un contacto muy cercano, por ello, cuando confiaban en ti, te abrían las puertas de sus casas, donde teníamos largas conversaciones en las que aprendí muchísimo, llegando a casa con regalos de la propia granja: huevos, quesos y jabones que habían hecho ellos artesanalmente. Con el tiempo, los hijos crecían y muchos ganaderos se encontraron que no tenían relevo generacional ya que sus hijos, la mayoría, querían ir a ciudades, produciéndose así el despoblamiento en el campo. Por necesidad y búsqueda de oportunidades, las mujeres empezaron a asumir trabajos en el campo y poco a poco, muy poco a poco, empezó a aparecer la figura de la mujer ganadera, ya no sólo cómo la que cuida de los hijos y de la casa.
El proceso ha sido lento en mi sector, es ahora cuando se está normalizando la presencia de la mujer: hay más acceso a la información, se ha avanzado en tecnologías y conocimiento de las enfermedades y cómo prevenirlas y hay un interés por aprender y mejorar. Ahora se ven veterinarias en empresas ganaderas, mujeres ganaderas que se lanzan con proyectos de empresas con ilusión y preparadas, y manejistas mujeres que desarrollan su trabajo en granjas, atendiendo partos y lechones con gran pericia, cuidado y responsabilidad.
Pero todavía queda mucho camino por recorrer. Se ha abierto la puerta pero pienso que aún no existen ni las condiciones ni oportunidades igualitarias en cuanto al acceso a puestos de responsabilidad, puestos directivos y en gestión de equipos. Sin embargo, soy optimista y estoy segura de que irá cambiando. Las mujeres que trabajamos en el sector ganadero tenemos mucha capacidad para organizar y en general somos muy resolutivas: lo hacemos en casa y en el trabajo. El sector ganadero en España es puntero con respecto a Europa y es una parte muy importante en la economía de España dando trabajo a miles de familias. Creo firmemente que el mundo rural está lleno de oportunidades para trabajar y hay que apoyar e incentivar desde las Administraciones la vuelta al campo porque gracias a las condiciones actuales, los avances tecnológicos y el acceso a la información de hoy en día, el mundo rural no es el hace 25 años.
¿Qué acciones consideras clave para cambiar la imagen de la mujer rural, y qué le pedirías a las administraciones para el desarrollo de la mujer rural?
Lo primero para mí es la formación continua, prepararse bien, estudiar, estudiar y estudiar para estar preparados. Creo que el punto de partida para que la imagen de la mujer rural cambie está en todos, hombres y nosotras mismas. Debemos normalizar la situación entre todos y eso se logrará cuando no tengamos que hablar de estas cosas. La solución es la diversidad y la igualdad de oportunidades, es una cuestión de personas y no de género, de formación continua, de buscar cómo hacer mejor nuestro trabajo cada día, de adaptación a los cambios que se producen tan rápidamente, de actitud, de que te guste tu trabajo y de la pasión por el campo.
Tenemos que creérnoslo nosotras primero, estar muy preparadas y empoderarnos en nuestro trabajo: vamos fuertes, sabemos lo que queremos y eso a veces asusta, pero esto no es una competición, es cuestión de actitud personal y formación continua entre las personas, ya sean hombres o mujeres. A las mujeres, las digo…. si quieres… Puedes!