El debate está abierto
Artículo de Opinión de Por Álvaro Olavarría, Director Gerente de Oleoestepa S.C.A.
La consecuencia de una bonanza en los resultados económicos de las explotaciones del olivar en el mundo en los últimos tres años ha provocado un efecto llamada frente a otros cultivos, especialmente los herbáceos, cuyas cosechas pierden valor desde hace décadas.
La superficie de olivar en España según datos de la Encuesta de Superficie y Rendimientos de cultivos ESYRCE del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación 2018, creció en el último año un 1,56%, lo que supondrían 42.000 nuevas hectáreas. Este ritmo de plantaciones ha venido manteniéndose en la última década, acelerándose en los últimos años en favor de marcos de plantación superintensivos según fuentes de los grandes viveristas.
Los datos de producción en España conocidos al 31 de marzo de esta campaña 2018/2019 suman 1.767.000 t que junto a las importaciones ya realizadas de 70.900 t y el stock de enlace al 31 de octubre de 2018 de 276.000 t alcanzan unas disponibilidades totales de aceite de 2.114.000 t. El consumo interior de continuar el crecimiento hasta ahora próximo al 7% nos llevará a rozar las 550.000 t y las exportaciones con crecimiento hasta ahora del 30% nos podría marcar nuevo récord superando la cifra de la campaña 2013/2014 de 1.100.000 t de aceite de oliva.
De cumplirse estos buenos números en la comercialización de nuestras producciones nos encontraríamos con un stock al 31 de octubre de 2019 en el entorno de 500.000 t. Esta importante cifra para cierre de campaña y las buenas expectativas de cosecha en el mediterráneo para la campaña 2019/2020 ha ocasionado una caída de los precios en origen del aceite de oliva y obligado a desempolvar en las organizaciones agrarias las propuestas de hace unos años para frenar esta espiral de precios a la baja y proponer medidas para regular el mercado.
De cumplirse estos buenos números en la comercialización nos encontraríamos con un stock al 31 de octubre de 2019 en el entorno de 500.000 t
Hay diferentes propuestas que afectan a todos los países miembros de la UE, como solicitar a la Comisión la revisión al alza de los precios desencadenante para las ayudas a los contratos de almacenamiento privado y que desde hace 19 años son 1.778,80 €/t para la calidad virgen extra, 1.709,90 €/t para la calidad virgen y 1.524,00 €/t para la calidad lampante. Otra propuesta es actuar desde la constitución de Organización de Productores y a su vez integrar éstas en una Asociación de Organizaciones de Productores que podrían establecer medidas de autorregulación, en este caso sólo sus miembros se verían comprometidos con las medidas de almacenamiento de aceites que acordaran. Una tercera medida que hay sobre la mesa es en el seno de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español, donde sería necesario consensuar una segunda extensión de norma que regulara el mercado con obligaciones de retirada temporal de aceites en años de excedentes. En este caso, al tratarse de una extensión de norma obliga a todas las almazaras productoras españolas.
Sería necesario consensuar una segunda extensión de norma que regulara el mercado con obligaciones de retirada temporal de aceites en años de excedentes
La situación ideal sería recuperar el consumo en mucho de los países productores y aumentarlo en los países terceros no productores en cuantía próxima a 500.000 t en los próximos años. Dado que ninguna de las dos opciones será inmediata habrá que articular en el país líder en producción de aceite de oliva soluciones para asegurar un precio justo para nuestros aceites. El debate está abierto.