El control de las malas hierbas en el cultivo del maíz
En el cultivo del maíz la presencia en el campo de vegetación que sea ajena al mismo puede comportar una disminución de la producción y, en algunos casos, favorecer la presencia de plagas o virosis. Dado que es un cultivo en que el agua, los nutrientes y la temperatura le son inherentes, es fácil que se produzca la proliferación de malas hierbas que sea necesario controlar. El perjuicio que pueden causar las malas hierbas fácilmente supera el 15% aunque, si la infestación es muy importante, o se presenta desde los primeros días del ciclo del cultivo, este perjuicio puede ser mucho más importante hasta sobrepasar el 50% de disminución de la cosecha.
En algunas zonas de cultivo afectadas por la presencia de virus hay que destacar el papel de las gramíneas, como Sorghum halepense, en la proliferación de los vectores del agente causante. Esto es un motivo más para procurar su eliminación.
Entre las gramíneas, las especies más importantes en este cultivo, que destacan por su dificultad de control son: Sorghum halepense, Echinochloa crus galli, Setaria sp., Digitaria sanguinalis y Panicum dichotomiflorum. Entre las dicotiledóneas destacan Abutilon teophrasti y Chenopodium album,…
Técnicas de control
Actualmente el control de la vegetación ajena al cultivo y que le perjudica debe enmarcarse en una Gestión Integrada de las mismas. Dado que de acuerdo con el RD 1311/2012 sobre uso sostenible de los productos fitosanitarios deben seguirse las indicaciones contenidas en la Guía publicada por el Ministerio de Agricultura, extraemos de la misma los aspectos más importantes.
La gestión integrada de malas hierbas se define como el examen cuidadoso de todos los métodos de protección vegetal disponibles y posterior integración de medidas adecuadas para evitar el desarrollo de poblaciones de organismos nocivos y mantener el uso de productos fitosanitarios y otras formas de intervención en niveles que estén económica y ecológicamente justificados y que reduzcan o minimicen los riesgos para la salud humana y el medio ambiente.
El objetivo de la lucha contra las malas hierbas en los cultivos debe procurar la reducción de la cantidad de semillas de malas hierbas existentes en una parcela hasta unos niveles aceptables.
Se trata de una estrategia mantenida en el tiempo y que implica a todos los cultivos que se alternan en la parcela a lo largo del tiempo. Denominamos medidas preventivas a aquéllas que se aplican con anterioridad al establecimiento del cultivo y entre éstas se pueden mencionar:
Rotaciones de cultivo: es una de las medidas más útiles para gestionar las infestaciones de adventicias. Se deberán alternar cultivos diferentes, evitando su repetición incluyendo el barbecho.
Trabajo del suelo: el laboreo del suelo es una herramienta que permite gestionar el banco de semillas existentes en la parcela y debe contemplarse durante todo el periodo en el que la parcela está libre de cultivo, es decir, desde la cosecha hasta la siembra del cultivo siguiente. Como diferentes aspectos del laboreo podemos considerar el laboreo superficial en el periodo intercultivo, a realizar inmediatamente después de la recolección. Y la labor profunda de preparación del terreno con volteo, para enterrar en profundidad las semillas que están en la superficie.
Un aspecto muy importante es el retraso de la fecha de siembra en combinación con falsa siembra para provocar su nacencia y arrancarlas con las labores preparatorias para la siembra.
También deben tenerse muy en cuenta las medidas profilácticas para evitar la introducción de semillas de malas hierbas en la parcela como la utilización de semilla limpia de malas hierbas, limpieza de la maquinaria al cambiar de parcelas, limpieza de acequias de riego ….
Como métodos directos de control puede mencionarse el control mecánico, siendo relativamente fácil su empleo en este cultivo, como puede ser el paso de cultivadores entre las hileras o, incluso, el uso de la grada de púas.
En el caso de utilización de métodos mecánicos es importante tener en cuenta diversos aspectos como son cultivar el maíz en el marco de una rotación que ayude a disminuir la cantidad de malas hierbas presentes en el campo o sembrar en una fecha en la que el periodo entre la siembra y la emergencia sea lo más corta posible.
Además, de emplear ciclos de cultivo del maíz que no sean excesivamente largos. Con ello se consigue que el periodo durante el cual se puedan instalar las malas hierbas sea más corto y el desarrollo del cultivo más rápido; hacer una siembra lo más regular posible, de manera que se facilite el paso de las máquinas y su giro en las cabeceras del campo, sin que se produzcan daños importantes en las plantas de cultivo por el pase de la maquinaria.
En el maíz de regadío utilizar el riego de manera que el cultivo sea lo más competitivo posible y no se favorezca el desarrollo de las malas hierbas, si se emplean métodos mecánicos hacerlo en el momento idóneo, generalmente pronto, en el que las malas hierbas sean lo más sensibles posible.
Finalmente, pueden emplearse alguno de los numerosos herbicidas autorizados en este cultivo. En este caso debe tenerse en cuenta el momento de aplicación y las condiciones ambientales en que se realiza la misma.
Fuente: Servicio de Sanidad Vegetal. ETSEA. Agrotecnio (Universidad de Lleida)