Cómo se produce el aceite de CBD y cuáles son los mejores métodos para su extracción
Los usos terapéuticos del cannabidiol están de plena actualidad
Cada vez se lanzan al mercado más productos con base de CBD, debido a sus múltiples beneficios para el organismo. Los suplementos alimenticios, pastillas o cosméticos a base de aceite de CBD ganan adeptos en todo el mundo, pero es importante explicar que no todos garantizan los mismos efectos beneficiosos. Su eficacia depende en gran medida del método de extracción del CBD y de la pureza del resto de ingredientes que se incluyen en su composición, por lo que conviene prestarle atención antes de optar por unos u otros.
El primer punto a tener en cuenta es la elección de una variedad de planta de cannabis que sea rica en CBD. Porque no todas las variedades ofrecen la misma proporción está sustancia. Por ello es importante contar con semillas marihuana de variedades ricas en THC y CBD. Las plantas ricas en CBD tienen beneficios terapéuticos muy interesantes para el cuerpo humano como la lucha contra los efectos de la ansiedad, aumento del apetito o favorecer la conciliación del sueño, entre muchos otros.
Es muy recomendable optar por semillas feminizadas, que ofrecen una alta tasa de germinación y crecimiento sano del 100% de las plantas. Además, de permitir ahorrar tiempo y trabajo dedicado al cultivo. Con ellas se evita perder ninguna planta y aumentando considerablemente el rendimiento de la cosecha.
Métodos de extracción del CBD
Con aceite
Se trata de uno de los métodos de extracción más naturales. Es una técnica milenaria, que no deja ningún tipo de residuo químico tras la extracción. Para ello se requiere un aceite vegetal, como puede ser el de cáñamo, el de oliva o el de sésamo, con el que se mezcla la planta y se calienta para extraer los cannabinoides. Éstos se mezclan con el aceite empleado y permiten su aplicación tópica.
Con etanol
Este método de extracción requiere el uso de etanol, un tipo de alcohol altamente purificado, que permite separar el CBD del resto de la masa del cáñamo. El disolvente líquido actuará eliminando algunos de los cannabinoides, terpenos y fitoquímicos naturales del cáñamo, este proceso se llama descarboxilación. Es un método más peligroso, ya que los elementos son altamente inflamables y pueden quedar restos del disolvente en el producto final.
Con CO2
Este proceso también llamado supercrítico, emplea dióxido de carbono, que al calentarse se convierte en líquido y funciona como un disolvente natural y es lo que descompone el cáñamo para convertirla finalmente en CBD. Es un método muy eficaz, que se utiliza por ejemplo en la industria alimentaria con otros ingredientes, por lo que la técnica está muy perfeccionada y el CBD que se consigue extraer es muy puro. Además, el CO2 no es tóxico por lo que no quedan residuos nocivos en el producto. La única desventaja es que se requiere equipo de laboratorio avanzado para llevarlo a cabo, por lo que no sirve para extracciones a pequeña escala.
Es importante señalar que en 2017 la Organización Mundial de la Salud ya certificó que el CBD no resulta ni adictivo ni nocivo para el organismo. Su utilización por vía tópica en lociones, aceite, bálsamos, cremas, champú, etc. Es totalmente legal y aporta numerosos beneficios que se conocen desde hace milenios: analgésicos, antioxidantes, relajantes, etc.