China abre la puerta a la uva de mesa española
Por Juan Herrera.
La visita a España que realizó en los últimos días del pasado mes de noviembre el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, vino acompañada de buenas noticias para el sector hortofrutícola español; concretamente, para el sector de la uva de mesa, tras la fiema del protocolo de comercialización que abre las puertas a la exportación hacia el gigante asiático.
Hasta el momento, España solamente podía exportar cítricos en virtud del Protocolo suscrito en 2005, así como melocotón y ciruela según el Protocolo formado en 2016. Cabe destacar que China no admite negociar más de una fruta a la vez, por lo que la firma de un nuevo acuerdo con solo dos años de diferencia es poco habitual dada la complejidad que entraña, ya que exige la realización de un análisis de riesgos fitosanitarios, así como la necesaria negociación de las medidas de mi gación que aseguren un comercio seguro sin riesgo de diseminación de plagas.
La oportunidad de mercado es indudable. Y aunque China es el primer productor de frutas del mundo, también es el principal consumidor, y sus importaciones vienen aumentando año tras año. No en vano, en 2017 el país chino importó un total de 4.562 mil toneladas de frutas por valor de 5.643 millones de euros, en su mayoría procedentes de países de la región del sureste asiá co. Sin embargo, la gran demanda de frutas variadas y de alta calidad hace que China acuda cada vez más a mercados lejanos.
La relación España- China: más de 2.000 años de ruta comercial
En el caso concreto de la uva de mesa, el gigante asiático produce anualmente aproximadamente 11 millones de toneladas, y en 2017 importó 216 mil toneladas por valor de 520 millones de euros. La previsión es que en los próximos años las importaciones sigan aumentando, con especial interés por la fruta de elevada calidad, principalmente sin semillas y para variedades nuevas que puedan aportar una diferencia con la producción domés ca. Y ahí España tiene mucho que decir.
La relación comercial entre España y China no es, ni mucho menos, nueva. De hecho cuenta con una larga historia, que se inició hace más de 2.000 años, con la antigua Ruta de la Seda en tierra, que unía la capital antigua Changan con Tarragona. Siglos después, hace más de 400 años, ambas partes establecieron intercambios frecuentes a través de la Ruta de la Seda marítima, y ya en 1973, los dos países establecieron relaciones diplomáticas. Unas relaciones que se a anzaron en 2005, fecha en que se estableció una asociación estratégica integral y en la que las relaciones China-España entraron en una nueva etapa de desarrollo, que nos lleva a la actualidad.