Bailando al ritmo de nuevos tiempos, ¿será suficiente?
Por Marga López, Periodista Agroalimentaria
A nadie se le escapa que España es la gran despensa de Europa en cuanto a productos ecológicos. Cada vez producimos más frutas y hortalizas bio, y exportamos más este tipo de productos. Sin embargo, los movimientos más importantes a nivel de consumo se están dando en casa, en nuestro país. Hace 10 años el gasto por persona y año en España era de 6€, hoy es de 42,2€. Un dato excelente y más lo es aún, el hecho de que las frutas y hortalizas son la puerta de entrada para ese consumidor que demanda más y mejor productos eco. Aquí el sector productor y comercializador tiene un gran reto por delante:
no defraudarle.
Cada vez son más los clientes finales que abandonan la idea de que para consumir productos eco deben ir a la huerta familiar. Hoy quieren garantías, y son ya muchas las empresas que han creado marca entorno a esta creciente línea de negocio. Sigan caminando ahí, pero no titubeen, el consumidor casi nunca da una segunda oportunidad.
De oportunidad también hablamos en esta edición al analizar la situación de las berries. Mientras que los arándanos y las frambuesas parecen no tener fin en cuanto a exportación, la fresa se frena en seco en cuando a consumo en Europa, también en España, ¡Ojo! Pero tiene el sector una nueva oportunidad de conquistarlos: a los europeos introduciendo conceptos como lo ecológico, los sostenibles o las políticas sociales corporativas; y a los españoles, porque quizás con la mirada puesta solo en Europa, han dejado de escuchar a los compradores que tienen más cerca.
Y la distribución, ¿qué tiene que decir? El retail español está inmerso en profundos cambios que les llevará a configurar cómo será el supermercado del mañana, pero sobre todo están apostando por cambiar la actual relación que existe entre todos los eslabones de la cadena de valor, y que dejen de ser los “malos” de esta película. No sé si lo conseguirán algún día, pero lo que está claro es que no se les podrá decir nunca que no lo han intentado. Hoy el supermercado está más cerca el consumidor, pero también del productor, trabajando codo con codo con ellos para lograr un cambio de paradigma consistente en dejar de “intentar vender lo que se produce” para “producir lo que se demanda”.