Aumentar la eficiencia de la fertilización, no reducir el aporte de fertilizantes
Este artículo ha sido redactado por la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (ANFFE) para la revista ECA AGRI Digital (Ed. noviembre 2021).
El futuro del sector de los fertilizantes y de la agricultura de la Unión Europea estará condicionado en los próximos años por una serie de iniciativas de la Comisión (CE) vinculadas a los objetivos climáticos recogidos en el Pacto Verde Europeo, el cual persigue hacer de Europa el primer continente climáticamente neutro para 2050, salvaguardar la biodiversidad, establecer una economía circular y eliminar la contaminación.
Una de las iniciativas de la CE en línea con este pacto verde es la Estrategia sobre Biodiversidad para 2030. En relación con los fertilizantes, el Parlamento Europeo (PE), que ya ha aprobado su informe sobre esta iniciativa, acoge con satisfacción el objetivo de la CE de reducir las pérdidas de nutrientes de los fertilizantes en un 50 por cien, lo que resulta en la reducción del uso de fertilizantes en al menos un 20 por cien para 2030. El PE plantea que este objetivo debería establecerse en legislación y ser revisada después del 2030, con miras a continuar las reducciones. Este incremento de las exigencias ambientales y climáticas va a limitar la competitividad en los mercados, al generar una competencia desleal respecto a las importaciones de terceros países que no las aplican, poniendo en peligro la rentabilidad de nuestras explotaciones.
En lo que respecta a la Estrategia de la Granja a la Mesa (Farm to Fork) de la CE, treinta y una entidades y asociaciones europeas, entre las que se encuentran la Asociación Europea de Fabricantes de Fertilizantes, Fertilizers Europe (FE), han firmado un comunicado conjunto, alegando que esta estrategia tendrá repercusiones negativas en toda la cadena de valor (agricultores, ganaderos, consumidores, etc.), y solicitan que antes de su aprobación se lleve a cabo una evaluación de impacto exhaustiva.
Es evidente que reducir las pérdidas de nutrientes beneficia tanto al agricultor como al medioambiente. Pero la estrategia adecuada para lograr este objetivo no pasa por reducir el aporte de fertilizantes, sino mediante el incremento de la eficiencia de la fertilización, adaptando el aporte de nutrientes a las necesidades específicas de cada cultivo, en cada momento de su ciclo vegetativo. En los últimos años ya se ha conseguido una mejora de la fertilización gracias a la formación del agricultor y al uso de nuevas tecnologías y herramientas encaminadas a una aplicación más precisa de los nutrientes. No obstante, aún pueden seguir realizándose mejoras en diversos aspectos, gracias por ejemplo a los servicios de apoyo y difusión de tecnologías al agricultor, a la utilización de fertilizantes especiales que mitiguen las pérdidas de nitrógeno y de fertilizantes diseñados para cultivos específicos, así como con el empleo de métodos de agricultura inteligente y de herramientas avanzadas de diagnóstico.
Evolución del consumo de fertilizantes
Según las estimaciones de la Asociación Internacional de Fabricantes de Fertilizantes (IFA), la demanda mundial de nutrientes en el año fertilizante 2021/22 será de 110,8 millones de toneladas de N (aumentando un 0,7 por cien con respecto al año anterior), de 50 millones de toneladas de P2O5 (+0,8 por cien) y de 39,1 millones de toneladas de K2O (+1,5 por cien). Esto supone una demanda total de 199,9 millones de toneladas de nutrientes (N+P2O5+K2O), que se incrementaría hasta 208,3 millones en el año 2025/26 (con una subida del 4,2 por cien con respecto a 2021/22).
Por su parte, según FE, la media de los nutrientes consumidos en la UE durante las tres últimas campañas agrícolas (2017/18, 2018/19 y 2019/20) ha sido de 11,2 millones de toneladas de N, 2,7 millones de toneladas de P2O5 y 3,1 millones de toneladas de K2O. Esto hace un total de 17 millones de toneladas de nutrientes (N+P2O5+K2O). Durante 2019/20 se han fertilizado 133,7 millones de hectáreas de tierras de cultivo, dejándose sin fertilizar otras 44,9 millones de hectáreas cultivables. FE prevé para dentro de 10 años (año agrícola 2029/30) un consumo de 10,6 millones de toneladas de N, 2,7 millones de toneladas de P2O5 y 3,1 millones de toneladas de K2O. Esto hace un total de 16,4 millones de toneladas de nutrientes. Se estima que por entonces se fertilizarán 132,4 millones de hectáreas de tierras de cultivo.
En cuanto al consumo de fertilizantes en España en el año 2020, de acuerdo con las estadísticas elaboradas por ANFFE y publicadas por el MAPA, ha alcanzado 5,1 millones de toneladas de producto, habiendo aumentado un 3 por cien con respecto al año anterior. A pesar de las circunstancias negativas generadas por el COVID, el consumo de fertilizantes se ha mantenido en el rango de cifras habituales de consumo medio de nuestro país, debido a que el sector de fertilizantes fue declarado sector esencial, permitiendo que el agricultor pudiera seguir abonando adecuadamente los cultivos para producir alimentos.
Por grupos de productos, las ventas de abonos nitrogenados simples fueron de 2,49 millones de toneladas, la de abonos fosfatados simples de 179.992 toneladas, la de abonos potásicos simples de 295.398 toneladas y la de abonos complejos de 2,15 millones de toneladas.
Durante el último año, los principales fertilizantes que se consumieron en la agricultura española fueron los abonos complejos ternarios (NPK), con un volumen de 1,55 millones de toneladas, los nitratos amónicos (729.000 t) y la urea (694.000 t), siguiendo en importancia las ventas de sulfato amónico, soluciones nitrogenadas, cloruro potásico, otros nitrogenados simples, y fosfatos amónicos.
Las importaciones totales de fertilizantes en el año 2020 alcanzaron los 4,05 millones de toneladas, 4,7% más con respecto al año anterior
Ventas totales de fertilizantes por CC.AA. en 2020
Las importaciones totales de fertilizantes (incluyendo ácido fosfórico, ácido nítrico y productos que van a otros usos) en el año 2020 alcanzaron los 4,05 millones de toneladas, experimentando un aumento del 4,7 por cien con respecto al año anterior. Por su parte, las exportaciones disminuyeron un 1,4 por cien, situándose en 2,1 millones de toneladas de productos. Se destinaron a más de 50 países, centrándose fundamentalmente, por orden de importancia, en abonos complejos, sulfato amónico, nitratos amónicos, cloruro potásico.