Andalucía es la primera región en España que concentra el 22 % del empleo
El Observatorio Cajamar del Sector Agroalimentario analiza las características y principales indicadores en cada comunidad autónoma, desde la evolución en el valor añadido, el empleo, las exportaciones, la productividad y la competitividad, hasta el consumo, el precio de la cesta de la compra o la inversión en I+D.
El sector agroalimentario de Andalucía ha sufrido un leve retroceso de sus exportaciones del 0,28 % en 2020, al verse claramente afectado por la crisis mundial del coronavirus. En contraste, el comportamiento exterior del sector a nivel nacional logró incrementar sus ventas un 4,3 %.
Este estancamiento de las exportaciones agroalimentarias andaluzas debemos considerarlo en un contexto de fuerte caída de la actividad comercial exterior, tanto en el conjunto del país, -10,2 %, como, algo más acusado, en la región, -12,4 %.
Según los datos del Observatorio de Cajamar, el sector agroalimentario, incluyendo la distribución, aportó 20.314 millones de euros en 2019 a la economía andaluza, el 13,5 % del valor añadido bruto (VAB), generando 520.905 puestos de trabajo, los cuales supusieron el 17 % del total en Andalucía. Estos datos confirman una peor evolución anual respecto a 2018 de ambas variables. En efecto, el VAB agro regional decreció el 1,6 % frente a un crecimiento del 0,5 % nacional, siendo la mejora del empleo a nivel estatal del 1,1 % frente al 0,3 % del mercado laboral andaluz.
El sector agroalimentario andaluz es el de mayor tamaño de España. Con una participación del 13,5 % en el VAB regional (20.314 millones de euros), y un peso del 19,9 % en el total nacional (incluidos el sector primario, la industria alimentaria y la distribución). Adquiere especial protagonismo la componente primaria, que aporta el 51 % de dicho sector. Respecto al mercado laboral, la actividad agroalimentaria andaluza generó 520.905 empleos, lo cual supuso el 17 % de la ocupación total de la comunidad autónoma y el 21,6 % del empleo del sector agroalimentario ampliado de nuestro país.
Estas magnitudes registraron una evolución ligeramente negativa en 2019, tal y como se recoge en el Observatorio Cajamar sobre el sector agroalimentario, que ha elaborado el director adjunto del Ivie y catedrático de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, en colaboración con la economista también del Instituto Jimena Salamanca. El peso del sector agroalimentario andaluz en el valor añadido bruto (VAB) decreció un 1,6 %, a la vez que el empleo experimentó un escaso avance del 0,3 %. Es decir, un peor comportamiento frente al conjunto del sector a nivel nacional, que registró un aumento del 0,5% en VAB y del 1,1% en empleo.
La comunidad andaluza es indiscutiblemente la principal productora de aceite de oliva de nuestro país, además de liderar también el ranking en las producciones de vegetales frescos y fruta fresca. La cifra de negocio exterior de productos agroalimentarios en 2019 se situó en 11.261 millones de euros y ocupa la primera posición en el conjunto de comunidades autónomas. No obstante, la llegada del COVID-19 ha frenado el impulso exportador, lo que se refleja en los datos de 2020, donde la actividad exterior del sector retrocedió apenas un 0,28 % frente al crecimiento del 4,3 % nacional. En este peor comportamiento de las exportaciones andaluzas ha tenido una gran incidencia la caída de las ventas de aceite de oliva al exterior, con un descenso del 5,5 %. Además, esta pérdida de impulso de las exportaciones agroalimentarias regionales se encuentra dentro de un contexto de fuerte caída de la actividad comercial exterior el pasado año, tanto en el conjunto del país, -10,2 %, como, algo más acusado, en Andalucía, -12,4 %.
En 2019, Andalucía presentó un superávit comercial de 6.753 millones de euros, el mayor de todas las regiones españolas. Los principales clientes de los productos agroalimentarios andaluces han sido Alemania, Francia e Italia, que concentran el 16,1 %, 12,6 % y 11,2 % respectivamente de las ventas internacionales. Legumbres y hortalizas representaron el 28,7 % de los productos exportados.
El tejido empresarial del sector agroalimentario de Andalucía está integrado por 5.674 compañías y se caracteriza, como en la mayoría de las regiones españolas, por la predominancia de microempresas, que suponen el 61,2 % del total. Esta composición del sector agro andaluz contribuye a que su competitividad (medida en términos de costes laborales unitarios relativos) se sitúe un 16 % por encima de la media nacional. Además, si no tuviéramos en cuenta la distribución, el sector andaluz se convertiría en el segundo más competitivo, en concreto un 25 % por encima del conjunto del país.
En cuanto al gasto per cápita que realizan los hogares andaluces en alimentos en 2019, la cifra se situó en 1.317 euros por persona, un 12,6 % inferior a la media nacional. El peso de la cesta de la compra de los alimentos y bebidas se encuentra 1,3 puntos porcentuales por encima del conjunto del país (21,6 % frente a 20,3 %).
El sector agroalimentario andaluz es uno de los que más invierte en I+D. Se sitúa en segunda posición, con el 17,5 % del total de inversiones de España y el 17 % del personal que desarrolla esa I+D. Cataluña, Andalucía y Murcia lideran la innovación, ya que juntas suponen el 55,8% del total de la inversión en I+D del sector en España.
La crisis de la Covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia que ha tenido el sector agroalimentario español y su carácter de sector estratégico para garantizar el abastecimiento de productos alimenticios. Si bien no ha sido inmune a la crisis, el impacto ha sido mucho más reducido en el caso de la industria de los alimentos, aunque no así en la de bebidas.
Algunos datos para el conjunto del sector en España demuestran esa mejor situación durante la crisis. En primer lugar, el sector primario ha tenido un comportamiento global positivo, con una mejora del valor añadido bruto generado del 4,7 %. El índice de la cifra de negocio de la industria de la alimentación ha caído un -2% de enero a noviembre de 2020 respecto a los mismos once meses de 2019, lo que contrasta con una caída del -12,5% en el total de la industria española. No obstante, en el caso de la industria de las bebidas, la caída ha sido más acusada, del -15,5%. Por otro lado, el IPI (índice de producción industrial) en la alimentación ha caído en 2020 un -4,8%, muy por debajo de la caída del -10,3% del total de la industria. No obstante, de nuevo, en la fabricación de bebidas el impacto de la crisis ha sido acusada (-11,6%).
En el caso del comercio, el índice de la cifra de negocio ha aumentado en 2020 un 0,2% en alimentos, frente a una caída del -7,1% en el comercio en su conjunto. Por último, las exportaciones del sector han aumentado en 2020 un 4,3 %, frente a una caída del -10,2% en el total de bienes de la economía.