Agricultura y «Transición Ecológica»: dos ministerios para dos perfiles técnicos
Por Álvaro Bárez.
Tras la designación de Pedro Sánchez como el séptimo presidente de la democracia en España, las primeras quinielas en torno a los nombres de los ministros del nuevo gobierno no se hicieron esperar. En todas ellas aparecía un nombre: Teresa Ribera. La que fuera secretaria de Estado de Cambio Climático entre 2008 y 2011 se perfilaba de primeras como nueva ministra de la cartera de políticas medioambientales. Algo que se confirmó el 5 de junio una vez Cristina Narbona (el otro nombre sobre la mesa para esa cartera) optaba por dar un paso al lado en la configuración del nuevo gobierno.
Desde ese momento, las quinielas de la prensa agroalimentaria empezaron a lanzar nombres de los posibles inquilinos del Palacio de Fomento en Atocha: Iratxe García, Francisco Martínez Arroyo, Pilar Cancela… fueron algunos de ellos. Conforme la margarita se iba deshojando y se iban confirmando los nombres de los nuevos ministros de Fomento, Economía, Sanidad, Trabajo… crecía la incertidumbre sobre el ministerio de Agricultura, hasta el punto de llegarse a plantear la posibilidad de la desaparición de la propia nomenclatura de «Agricultura» para depender del «macroministerio» de Teresa Ribera. Algo que podría retrotraernos a los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, en los que las carteras del entonces Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino fueron asumidas por Elena Espinosa y Rosa Aguilar.
Y por fin, justo en el instante en que se abría la puerta del despacho de Felipe VI para recibir a Pedro Sánchez y conocer la composición de su gobierno, fuentes cercanas al jefe del ejecutivo confirmaban al secretario general del Comité Económico y Social Europeo (CESE), Luis Planas, como nuevo ministro de Agricultura.
Sin entrar todavía en el perfil de los «agraciados» (por momentos, los nombramientos han parecido más un sorteo de lotería que una designación) una idea ha quedado clara. Agricultura y Medio Ambiente vuelven a tener entidad propia. La apuesta de Pedro Sánchez por la transición ecológica de la economía está detrás de esta decisión con la que vuelven a escindirse las áreas agrícolas de las medioambientales y en la que la lucha contra el cambio climático gana peso en la sede de la plaza de San Juan de la Cruz.
Dos ministerios, dos perfiles técnicos
Lo que también se intuye es que, lejos de optar por un gobierno de transición a la espera de una legislatura corta (incluso muy corta si el PSOE no logra aprobar la reválida de los próximos presupuestos) el nuevo presidente del gobierno ha conformado un consejo de ministros fuerte y con algunos perfiles técnicos interesantes.
Entre ellos, la nueva ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. La hasta ahora directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) ha sido, además de secretaria de Estado de Cambio Climático, directora general de la Oficina de Cambio Climático entre 2004 y 2008. Está claro que será precisamente la lucha contra el cambio climático una de las tareas con más peso en su cartera. Su acreditada trayectoria nacional e internacional la hacen merecedora de la confianza del sector, que además espera nuevos impulsos en políticas que se han dejado «a medio hacer», como son la puesta en marcha de un Pacto Nacional del Agua. Mención aparte merece la nueva nomenclatura del ministerio. Una claro guiño a ese electorado que ha hecho de la ecología su bandera y que supone una declaración de intenciones del gobierno de cara a la apuesta por las energías renovables.
Por su parte, el nuevo ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, tiene una más que acreditada experiencia tanto en el sector agrario como en el seno de la Comisión Europea. Dos veces consejero de Agricultura en Andalucía, dirigió los gabinetes del vicepresidente primero de la Comisión Europea, Manuel Marín, y después del comisario Pedro Solbes. Embaja
dor de España en Marruecos, embajador representante permanente de España ante la Unión Europea, secretario general del CESE… Un muy buen currículum para hacer frente al primer y principal reto que tiene el nuevo ministro sobre la mesa: la negociación de la nueva PAC presentada el pasado 1 de junio y la defensa del nuevo marco presupuestario comunitario hasta 2027. Un acierto, pues, escoger en el cargo a un conocido y conocedor en Bruselas y que ha dejado buen poso en las organizaciones agrarias, que recuerdan de él su carácter dialogante y su apuesta por la unión de España en la anterior negociación de la PAC durante su etapa al frente de la consejería andaluza de Agricultura. «La espera ha merecido la pena», apuntan. Tranquiliza, pues, que no haya que explicarle nada, tal y como ha ocurrido en ocasiones anteriores. En cuanto a la nomenclatura del ministerio… sin novedad en el frente.
Ribera y Planas «sustituyen en el cargo» a Isabel García Tejerina, de la que es justo decir que ha trabajado con gran empeño y dedicación durante los cuatro años en los que ha ocupado el principal despacho del Ministerio de Agricultura. Suyos son logros como las leyes de la cadena y la calidad alimentarias, además de la Ley de Entidades Asociativas Prioritarias. También ha sido un logro saber rodearse de un equipo competente y conocedor de las materias con las que han tenido que lidiar: Fernando Miranda, Valentín Almansa, Carlos Cabanas… han dejado el listón alto. Puestos a mejorar, se ha echado en falta una relación más fluida con los medios de comunicación, algo que manejaba perfectamente su predecesor en el cargo, Miguel Arias Cañete.
La apuesta está hecha y solo falta empezar a confeccionar los nuevos equipos y echar a rodar. En lo que a Agricultura se refiere, quien suscribe estas palabras espera que la manida frase de «el sector agroalimentario es prioritario para este gobierno» no sea solamente un cliché para contentar a propios, sino que, de una vez por todas, la agricultura sea tenida en cuenta como ese sector que es motor de la economía española, punta de lanza de nuestras exportaciones y que fija población en el entorno rural, algo fundamental en la lucha contra la despoblación que será, junto a la digitalización del sector, otro de los retos del nuevo ministerio.