Dibujando el nuevo olivar español
El olivar en España forma parte de nuestro paisaje (2.733.600 has), principalmente de olivar tradicional (70%). Sin embargo, los sistemas intensivos y especialmente superintentivos u olivar en seto están en pleno auge. Se trata de un modelo gestión que junto a las nuevas variedades, están comenzando a dibujar un nuevo olivar en España, más competitivo y rentable, pero también más sostenible.
Marga López, periodista agroalimentaria (@Margalopez77)
Explotación de olivar de alta densidad. Galpagro Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España existen 2.733.600 hectáreas dedicadas al cultivo del olivar (23,7% de la superficie mundial), una extensión que se ha incrementado un 5,7% con respecto al 2013, y que posiciona al olivar como el segundo cultivo por extensión en España, solo por detrás de los cereales de grano, lo que viene a corroborar la importancia que tiene en nuestro país, tanto social, económica como cultural.
El 69,3% de esta superficie corresponde a olivar de secano (1.896.133 has), siendo el resto superficie en regadío, 837.488 has (30,6%). Ha sido precisamente la superficie en regadío la que más ha crecido, un 14,5% respecto a 2012 (731.025 has), frente a las 2,29% de incremento en secano.
Actualmente en España, el 70% de la superficie es olivar tradicional, 23% de intensivo, y el restante 7% es olivar en seto
La necesidad de aumentar los rendimientos por hectáreas responde en parte a esta apuesta por el regadío en aquellas zonas donde es posible, pues está demostrado que en el olivar de regadío esos rendimientos son muy superiores a los de secado. (Datos Mapa: Secado: 1.787 Kg/h; Regadío: 4.260 kg/h. Rendimientos medios en 2019).
Pero el regadío no es solo la única herramienta que el productor tiene a su disposición para lograr un olivar rentable. Los nuevos sistemas de producción (intensivo, superintensivo y superintenso en secano) y las nuevas variedades constituyen hoy una batería de herramientas que están configurando un nuevo escenario olivarero español, que sin duda nos aupa aún más en el liderazgo mundial dentro de este sector.
“El futuro, por no decir el presente, pasa por la reconversión del olivar tradicional a estos nuevos sistemas de cultivo, mucho más productivos, eficientes y mecanizables, reduciendo considerablemente sus costes de explotación y mantenimiento”, considera Bernardo Muñoz, responsable de Marketing de CBH. Y es que actualmente el olivar tradicional no es rentable bajo escenarios bajistas de cotización del AOVE como el que estamos viviendo en estos momentos. “Todas las fincas que pudieran reconvertirse a estos nuevos sistemas productivos, deberían hacerlo sin más dilación, y aquellas que no puedan por diversos motivos tales como su orografía, climatología, etc, deberían buscar otras posibles alternativas de diferenciación, como la conversión a ecológico, o el adelanto de sus cosechas, con objeto de aumentar la cotización de sus producciones y ser más competitivos en el mercado global”, apunta Muñoz.
Sistemas de producción
Actualmente, la superficie mundial de olivar se sitúa en 11,5 millones de hectáreas, bajo tres modelos principales de producción: el olivar tradicional que se da en países tradicionalmente oleicos, como España, Italia, Túnez, Grecia y Turquía, y representa algo menos que el 70% de la superficie total; el olivar intensivo, con un área a nivel mundial de algo más del 22%; y el superintensivo u olivar en seto, cuya superficie alcanza ya el 8% del total.
Extrapolando estos datos a España, el 70% de la superficie es olivar tradicional, 23% de intensivo, y el restante 7% es olivar en seto.
El sistema tradicional de cultivo del olivo es el más extendido en España: cultivos con baja densidad de árboles (entre 80 y 120 por hectárea), en un esquema de cuadrícula, árboles normalmente con muchos años de vida, cuentan con dos o tres pies para incrementar la producción. Dentro de este sistema encontramos el olivar tradicional mecanizable, en suelos con menos de un 20% de pendiente y donde se mecanizan algunas labores, y el olivar tradicional no mecanizable, en suelos con más del 20% de pendiente en los que no es posible ni siquiera mecanizar la labor de recolección.
Como hemos mencionado anteriormente, la necesidad de lograr explotaciones más rentables, han determinado la implementación de nuevos modelos de producción, los intensivos y superintensivos.
El sistema intensivo de cultivo del olivo se realiza con olivos aislados con la copa en forma de vaso, olivos jóvenes de un solo pie colocados en marcos de 6 x 6 o de 6 x 3 metros, con densidades entre 200 y 600 árboles por hectárea, con pasillos de 6 metros. La mecanización de la recolección permite el uso de vibradores autopropulsados con paraguas o de cosechadoras.
Por su parte, el sistema superintensivo de cultivo u olivar en seto consta de hileras de olivos muy jóvenes con disposición en seto que permiten densidades entre 1.000 y 2.000 árboles por hectárea con calles de apenas 4 metros. La vida útil de las plantas llega, como mucho, a 14 años, siendo un sistema que permite la completa mecanización del proceso de recolección y transporte.
Para Francisco Gálvez, CEO de Galpagro, el futuro del sector en España pasa por el cambio hacia el olivar superintensivo: “Está claro que es una tendencia, y que el olivar bajo este sistema es más rentable, más optimizado y más adaptado a la mecanización; y por lo tanto, se impondrá en aquellas zonas que la orografía y la climatología lo permitan”.
Un claro ejemplo lo tenemos en Portugal, país que se está convirtiendo en un gran productor de aceite de oliva, además la gran parte del nuevo olivar es en superintensivo u olivar de alta producción como prefieren denominarlo en Galpagro. “Está creciendo en superficie de manera significativa en los últimos años, y será un país que marcará mucho al sector en el futuro”, nos confirma Gálvez.
El olivar en seto o de alta densidad se está imponiendo definitivamente a nivel mundial, y Portugal es sin duda alguna, el país del mundo donde más plantaciones de este tipo se han venido realizando durante los últimos diez años, seguido muy de cerca de Andalucía y el resto de España, Marruecos, Chile, Argentina, California, Italia, y además de otros países de la cuenca mediterránea, todos ellos con una dilatada tradición olivarera. En CBH están apostando claramente por el sur de Portugal, concretamente en la región del Alentejo, donde cuentan desde hace años con una delegación (Beja), desde la que están desarrollando multitud de proyectos de transformación de fincas.
También en esta expansión se encuentra Agromillora, especializada desde hace 25 años en olivar en seto. En los últimos años, Agromillora Iberia (España, Italia y Portugal) ha comercializado al año entre 10-11 millones de olivos, mientras que el resto de sus filiares (Chile, California, Jordania, Marruecos), de forma conjunta, han puesto en el mercado 12 millones de olivos anuales.
“Esto supone 11.000 ha/año plantadas de olivar en seto por todo el mundo. Una cifra casi insignificante comparada con las 11,6 millones de hectáreas de olivar tradicional existentes en el mundo (supone el 72%). Queda mucho por hacer”, afirma Manuel López, Delegado Comercial Agromillora Iberia, quien remarca que “su visión de futuro es el olivar en seto mecanizado, con cierta variación varietal para adecuarse a todos los consumidores”.
Los números no fallan
Según todos los indicadores, se estima que para 2030 el olivar tradicional ocupará una superficie del 55% del total mundial, mientras que los sistemas intensivos alcanzarán el 22% y los superintensivos el restante 23%. Es decir, se reducirá de forma importante el olivar tradicional, a favor del superintensivo, mientras que el intensivo se estancará.
Y es que los números son contundentes y no dejan lugar a la duda: los sistemas de alta densidad sostenible (ADS), como lo denominan en CBH, han venido para quedarse. “Nuestra experiencia nos ha demostrado que las plantaciones ADS no solo son más rentables y productivas, sino que son más eficientes y sostenibles. En el olivar ADS las necesidades nutritivas e hídricas para producir la misma cantidad de aceite son menores, porque apenas tienen madera y zonas de copa sombreadas, sin producción. En un olivar en seto, toda su copa es productiva y la madera se reduce al mínimo, optimizando así sus recursos hídricos y nutricionales”.
En Amargacena, una de las fincas de ensayo de CBH, cuentan con un olivar de alta densidad sostenible de secano con densidades superiores a 2.000 pies por Hectárea (3,5×1,2). En su primera cosecha, han realizado un primer aforo superior a los 7.000kg/ha, con tan solo dos años y medio de edad (plantada en marzo de 2018).
Para los responsables de esta entidad, la única ventaja del olivar intensivo, es una menor inversión, “que se traduce a la larga en un menor beneficio, por no hablar del problema añadido que supone hoy en día la contratación de mano de obra en recolección. Cada vez hay menos gente en el campo, y cada campaña resulta más difícil encontrar cuadrillas para la cosecha del fruto”, señalan.
“No es que el seto de olivar pueda tener futuro, sino que no habrá futuro para el olivar si no es en seto”, afirma con contundencia Manuel López, Delegado Comercial Agromillora Iberia, quien refuerza su afirmación con los siguientes datos: “no es que se trate de un sistema que produzca más kilos de aceite por hectárea, sino porque lo hace con los menores costes: estos fluctúan entre 2-2,2€ para producir un kilo de aceite virgen extra en el sistema tradicional; 1,6-1,7€/kg para el intensivo; 1,25€/kg para el olivar en seto; y 1€/kg para el cultivo en seto de secano. Teniendo en cuenta el escenario de precios que recibe el agricultor de 2-2,10€ por el virgen extra, el factor precio es vital. Por otro lado, y no menos importante, el olivar en seto resuelve el problema de falta de mano de obra ya que mecaniza totalmente la recolección y existen variedades que facilitan la poda 100% mecanizada”.
Un paso más en el olivar en seto
Los trabajos de investigación y la necesidad de aportar una mayor rentabilidad al sector está propiciando lo que podríamos llamar un sistema de superintensivo avanzado, como es el que desarrollo Todolivo, con la producción de olivar en seto de marco amplio, que permite reducir la inversión y el coste de manejo en un 50%, mejorar la iluminación del seto permitiendo una captación más eficaz de la radiación solar, facilitar y simplificar su manejo, mejorar la productividad permitiendo al agricultor obtener una mayor rentabilidad con el cultivo, a la vez que posibilita producir una amplia gama de extraordinarios AOVEs, debido a que el espacio disponible entre árboles permite utilizar cualquier variedad. “Para el agricultor son todo ventajas puesto que consigue realizar su plantación de una forma más económica y mantiene sus olivos con un coste de manejo muy bajo, posibilitándole, además, que pueda producir una amplia gama de nuevos y diferenciados AOVEs con los que poder diferenciar su oferta y atender mejor los gustos y preferencias de las diferentes tipologías de consumidores que existen en el mercado”, apunta Alfonso Gómez Porras, Consejero Delegado y Director de Marketing de Todolivo, quien continúa: “En Todolivo pensamos que el olivar en seto de marco amplio va a sustituir a los olivares tradicionales y superintensivos. De hecho, ya los estamos arrancando y, en su lugar, estamos plantando olivar en seto de marco amplio, con nuevas variedades, ya sean procedentes de nuestro Programa de Mejora Genética o bien otras tradicionales muy productivas que veamos aconsejables plantar debido a las condiciones agroclimáticas de las fincas de nuestros clientes”.
Se estima que en 2030, el olivar tradicional ocupará una superficie del 55% del total mundial, el intensivo un 22% y el superintensivos el restante 23%
Otra evolución del superintensivo es el cultivo en secano. En este sentido, Todolivo, evalúa desde hace ya 13 años, la productividad de diferentes variedades de olivo, con superficies por árbol que van desde los 8 m2/árbol hasta 14 m2/árbol. Junto a este trabajo, realizan otro ensayo con el que quieren determinar para 11 variedades diferentes, qué superficie por árbol es la rentes marcosun superficie concreta y esta ensaya con 11 variedades dmás productiva y rentable y que marco sería el más idóneo para conseguirla. Este año recolectarán su primera cosecha.
Desmontando mitos del olivar en seto
El sistema en superintensivo, tiene muchas ventajas, pero también muchos detractores, que lo consideran una metodología de producción poco respetuosa medioambiental y socialmente.
A este respecto, desde CBH desmienten algunos de estos falsos mitos sobre el olivar de alta densidad:
- Elevadas necesidades hídricas: CBH está actualmente gestionando plantaciones en secano y los resultados están resultando espectaculares. Con pluviometrías superiores a los 400mm anuales, este tipo de plantaciones son absolutamente viables.
- Necesidad de productos fitosanitarios y más enfermedades y plagas. Si se mantiene una buena gestión de la plantación, con setos estrechos y buena aireación, no hay mayor incidencia de plagas y enfermedades.
- Destrucción de empleo. Se reduce la mano de obra poco cualificada, a la vez que se incrementa el trabajo de mayor calidad, con la implicación de más ingenieros para la plantación y gestión agronómica posterior, maquinistas especializados para las podadoras, intercepas, cosechadoras, etc. Sin duda, se trata de cultivos más especializados, que generan más empleo y riqueza que los tradicionales.
- Años de vida de la plantación. A día de hoy, este tipo de plantaciones pueden llegar a tener más de 25 años de vida, y seguir manteniéndose perfectamente sanas y productivas.
“Creemos que los cultivos de alta densidad constituyen el presente y el futuro del olivar, y sin duda alguna continuarán evolucionando hasta lograr producciones impensables a día de hoy, incluso en regímenes de secano como alternativa real a los cereales, absolutamente inviables a día de hoy en la Península Ibérica”, confirman desde CBH.
Estos mismos términos de sostenibilidad son los que sustentan desde Agromillora Iberia: “es muy importante hablar de volúmenes de copa: un sistema intensivo (marco 7×6) tiene 10.000 m3/ha de volumen foliar y 7.600 m2/ha expuestos al sol produciendo fotosíntesis; en seto tiene sólo 6.000 m3/ha de volumen foliar y 15.000 m2/ha de superficie expuesta al sol. Esta gran diferencia tiene una influencia enorme en el aprovechamiento hídrico y nutricional, un aspecto clave para la sostenibilidad del medio ambiente. Por otro lado, está la captación del CO2 atmosférico, tanto el olivar intensivo como el seto tienen balance positivo (2,05 y 4,10 TON C/ha/año respectivamente) según un estudio recientemente publicado por la Universidad de Córdoba. Y para acabar, por su vegetación además de la cubierta vegetal es refugio de una amplia flora y fauna”.
¿Y qué variedades?
Las variedades constituyen el otro cambio importante del nuevo olivar español. Y es que conforme han ido evolucionando los sistemas productivos, se ha ido invirtiendo cada vez más en investigación y desarrollo de tecnología y genética, y que han dado como resultado nuevas variedades adaptadas a estos modelos. “Buscamos variedades que resistan a determinadas enfermedades, que se adecuen a la recolección mecanizada, precoces y que produzcan aceites de mayor calidad que los obtenidos con las variedades que actualmente se están utilizando en olivar de alta producción”, señala Francisco Gálvez, de Galpagro.
En sus inicios, solo existía una variedad realmente apta para este tipo de cultivos (Arbequina). “Sin embargo, hoy conviven con ella multitud de variedades de vigor reducido y cada vez más precoces y productivas, tales como Arbosana, Lecciana, Oliana, Sikitita y Koroneiki”, señala Bernardo Muñoz de CBH.
En el caso de esta entidad, en sus fincas de ensayo Amargacena, Aguilarejo y Cabriñana están testando nuevas variedades del programa genético de Agromillora que están dando muy buenos resultados. “Ejemplo de estas variedades son la OAC01 y OAC07 que todavía no han salido al mercado comercialmente, pero que tienen a nuestro juicio un alto potencial. Además, estamos realizando pruebas con la Manzanilla Cacereña, una variedad que no se había probado casi nada hasta ahora en cultivos de alta densidad”.
Muchas de las variedades antes mencionadas, proceden del Programa de Mejora de Agromillora Iberia, en el que lleva trabajando desde 1998.
No existe la variedad perfecta, pero ahora sí podemos decir que existe una variedad para cada necesidad y condiciones de suelo y clima. Se trata de variedades que aportan características diferentes a sus antecesoras como mejora en valoración de cata, mayor estabilidad de sus aceites, mayor tolerancia al frío, mínimo vigor. “No existe la variedad perfecta, pero ahora sí podemos decir que existe una variedad para cada necesidad y condiciones de suelo y clima”, afirma Manuel López, Delegado Comercial Agromillora Iberia, quien destaca entre todas ellas Lecciana, OAC-01 y Oliana “que han venido para animar el colorido de la paleta varietal actual, adecuándola además de las demandas de las comercializadoras y consumidores”.
Por su parte Todolivo cuenta igualmente con un programa varietal de mejora propio, en el que llevan trabajando 14 años, basado en la búsqueda de variedades que sean más productivas que las actuales, que posean elevados rendimientos grasos y que tengan tolerancia y o resistencia a las enfermedades más habituales, como son el Repilo, Vertilicium o la Mosca. “Buscamos también variedades que tengan diferentes fechas de maduración para escalonar la cosecha, que nos permitan su adaptación a diferentes tipos de suelos y climas y, por supuesto, algo también muy importante que tratamos de conseguir es que sus aceites sean de extraordinaria calidad organoléptica. Con las nuevas variedades conseguimos también ampliar la gama de sabores y colores de los AOVES con la que seducir a los consumidores”, expone Alfonso Gómez Porras, Consejero Delegado y Director de Marketing de Todolivo.
Actualmente Todolivo trabaja con un total de 107 variedades, de las cuales, 72 proceden de su Programa de Mejora, todas obtenidas de forma natural por polinización cruzada. “Hemos sido muy estrictos a la hora de seleccionar las variedades definitivas y, entre las miles que hemos producido a través de los cruzamientos, solo 72 lo consiguieron”.
Hoy disponen de Todolivo I-15P, la primera variedad que han sacado al mercado, hija de Arbosana I-43® y padre Koroneiki I-38®. Se caracteriza por su alta y constante productividad, de vigor medio y porte llorón. Posee un elevado rendimiento graso, en fechas de maduración temprana, cuando éstas aún están verdes, lo que le permite al agricultor obtener más puntos de grasa respecto a las variedades tradicionales si el agricultor decide recolectarla de forma anticipada, permitiéndole beneficiarse de las ventajas que tiene la comercialización temprana. Su manejo es muy económico, necesita poca poda y esta se le practica de una forma muy sencilla. En cuanto a enfermedades es tolerante a Verticilium, Repilo y Mosca, lo que le abre una puerta también al olivar en seto ecológico.
Diversidad varietal para cada mercado y consumidor
En un mercado saturado o vetado por aranceles que nos restan competitividad, la otra gran estrategia del sector es la diferenciación de sus aceites, y en ello, esas nuevas variedades vuelven a ser determinantes. Diversidad de aromas, colores y sabores que permitan una segmentación por usos culinarios.
Las nuevas variedades, adaptadas a los nuevos sistemas de producción, son clave para mejorar la competitividad del sector
En el caso de Todolivo, dentro de su colección de 72 nuevas variedades, han logrado ampliar la tipología de AOVES con los que satisfacer los variados gustos y preferencias de los consumidores. “La variedad de características organolépticas y propiedades físico-químicas de estos nuevos aceites es muy grande. Entre ellos, hay algunos que poseen una mayor estabilidad que la conocida hasta ahora en variedades tradicionales que destacan por esta cualidad como son Koroneiki I-38® o Coratina I-66®”, describe el responsable de Marketing de la entidad. “Un gran empresario de la alimentación nos dijo un día: con vuestros aceites multiplico la diversidad de sabores de mis quesos, tantos como tipos de aceites tenéis, dado que un mismo queso sabe diferente, según con qué tipo de AOVE se tome”.
En definitiva, el sector olivarero sigue avanzando, con nuevos sistemas de producción y nuevas variedades vinculadas a esos sistema que buscan una optimización de recurso y sobre todo una mejor y mayor competitividad, no solo para el escenario de hoy, sino también, y sobre todo, para el de mañana.
Artículo publicado en la Revista Anuario ECA OLIVE 2020