El sector agrario cordobés solicita rebajas fiscales
Asaja Córdoba reclama rebajas fiscales tras un año desastroso para el campo y añade que comenzó la campaña de la declaración de la renta sin que el Ministerio de Hacienda haya aún publicado la Orden de rebajas de módulos para compensar la «enorme» crisis de rentabilidad.
Por ejemplo, todos los cereales vieron mermada su producción en más del 50% y el trigo en general, tanto blando como duro, disminuyeron su superficie en un 12% respecto a la campaña pasada, llegando en trigo duro a un 26% de superficie.
En el caso del girasol, a consecuencia de la sequía severa de la pasada primavera, se redujo la superficie un 3%. Junto a ello, la colza también sufrió una bajada del 37% en superficie.
Igualmente, en Córdoba la vendimia estuvo caracterizada por una merma en la producción respecto a campañas anteriores y unos precios fijos que hacen difícil la viabilidad del cultivo. Ello provocó la disminución en la producción que fue de un 20% menos en la uva blanca (pasando de 44 Mkg en el 2018 a 37 Mkg en 2019) y de un 30% en la tinta.
En el algodón, hubo un rendimiento medio de 2.600 a 3.000 kilos por hectárea, menor al de la campaña anterior que fue de 4.000 kilos, es decir en torno a un 25 y 35% menos. Los precios también fueron bastante inferiores a 2018.
Por otro lado, la petición de reducción de módulos en el olivar de almazara en la provincia de Córdoba se fundamenta principalmente para 2019 en la situación de bajos precios, situándose la mayor parte del año en precios por debajo de los costes de producción.
En cuanto a los cítricos, se produjo un descenso de un 15-20% de producción, especialmente en variedades tempranas. A este descenso de producción, hay que sumarle que en 2019 se desplomaron las cotizaciones de los agricultores en todas las variedades de cítricos llegando a mínimos históricos. Por ello se pide una rebaja fiscal.
Por último, también solicitan rebajas fiscales en la ganadería. La escasez de precipitaciones provocó el descenso en la producción de pastos en las explotaciones ganaderas extensivas en toda la provincia, por lo que no se cubrieron las necesidades de alimentación del ganado. Por este motivo, se tuvo que suplementar al ganado casi todo el año por la escasez de hierba y pasto.
La escasez de lluvia en primavera repercutió negativamente en el desarrollo de los cereales, mermando seriamente la producción de heno para el ganado y la cantidad y calidad de la paja. Tanto la escasez de heno como de paja, hicieron que los precios al ganadero estuvieran en torno a un 50% superiores a la campaña anterior. El precio de la paja se incrementó a final de año más de un 200%.
Por todo ello, Asaja reclama que hay motivos más que suficientes debido a las pérdidas generalizas para dejar los módulos con un índice 0 en todos los sectores mencionados.