¿Qué modelo de explotación debemos apoyar en la PAC?
Por José María García Álvarez-Coque. Doctor e Ingeniero Agrónomo. Coordinador del Grupo de Economía Internacional. Catedrático de Economía Aplicada y Profesor de Economía y Política Agrarias en la Universitat Politècnica de València (UPV).
La Política Agrícola Común no ha incluido un objetivo explícito de defensa de la agricultura familiar.
«Como el 95% de las explotaciones agrarias podrían ser consideradas como agricultura familiar, es lógico que las medidas dirigidas a la población agrícola, por inclusión, deberían contemplar la promoción de las explotaciones familiares»
Dos problemas ha tenido la PAC a lo largo de su historia en relación con el fomento de la agricultura familiar. Uno ha sido la propia definición de “explotación familiar”. El segundo ha sido el de diseñar instrumentos específicos que permitan redistribuir el apoyo hacia las pequeñas y medianas explotaciones. La primera discusión no ha podido ser resuelta, pues depende del tipo de producción y tiene una vertiente local, pues no es lo mismo el significado de “familiar” en Bulgaria o Rumanía, que en Francia. En cuanto a la segunda discusión, históricamente, el apoyo de la PAC se orientaba al apoyo a los precios de mercado. Ya en el presente siglo, las reformas más recientes siguen contemplando una muy tímida priorización de las explotaciones familiares o profesionales.
Así, en la PAC actual, vigente hasta 2020, se delegó a los Estados miembros la opción de incorporar, de manera opcional, pagos redistributivos. Además, se introdujo la posibilidad de reducir los pagos por encima de un umbral de tamaño (bastante alto), pero nuevamente, aparte de una pequeña reducción obligatoria, cualquier degresividad adicional (pagos decrecientes según tamaño) de los pagos directos quedó a discreción de cada uno de los Estados miembros.
La reciente Comunicación de la Comisión “El futuro de la agricultura y la alimentación” publicada en noviembre de 2017 reconoce que los pagos directos podrían destinarse de forma más efectiva a garantizar ingresos a todos los agricultores de la UE
Identifica una serie de opciones que podrían explorarse «para garantizar un apoyo justo y mejor orientado a los ingresos de los agricultores». Ello incluiría un tope obligatorio de los pagos directos teniendo en cuenta la mano de obra para evitar los efectos negativos en el empleo; una degresividad de los pagos directos, como una forma de reducir el apoyo a explotaciones más grandes; un pago redistributivo para poder apoyar de manera específica a las pequeñas y medianas explotaciones.
Además, sigue abierta la discusión de cómo dirigir el apoyo a los agricultores verdaderamente activos.
Las complicaciones administrativas que los Estados miembros enfrentaron para aplicar una definición común de agricultor activo han llevado a una relajación de los requisitos en la PAC actual
El Reglamento Ómnibus de octubre de 2017 permite que la distinción entre agricultores activos y no activos sea opcional, lo que permite a los Estados miembros suspenderla. A la luz de la situación actual y del debate por venir, queda por ver si habrá una mayor voluntad política para adoptar límites más estrictos sobre quién tiene derecho a los pagos directos. Es un debate europeo, pero sobre todo nacional, que no se quiere abordar a nivel de las administraciones implicadas en la aplicación de la PAC. Pero cuando los recursos públicos son escasos subsiste la pregunta, ¿qué modelo de explotaciones debemos apoyar?