Incesante subida de costes en un año marcado por las movilizaciones de los agricultores europeos
El año 2024 ha sido convulso en el sector de las frutas y hortalizas, comenzando por el plante a las políticas comunitarias por parte de los agricultores europeos y finalizando por el desastre de la DANA.
Normativas europeas, una tras otra, marcan el día a día del campo. Un cuaderno digital agrario que no termina de implantarse con moratorias que buscan dar respuesta los agricultores para adaptarse a un nuevo escenario. La PAC, en la que ‘no llueve a gusto de todos’…plásticos, fitosanitarios, envases…Todo en una gran ‘obra’ que pretende manejar los hilos para el ‘buen’ funcionamiento del sector agroalimentario europeo.
Un todo difícil de engranar -como bien han señalado organizaciones agrarias como ASAJA, COAG o UPA, así como Cooperativas Agroalimentarias de España o FEPEX, entre otras entidades que representan al sector- en el que la sostenibilidad y la ecología ‘chocan’ de frente con la disponibilidad de herramientas para seguir asegurando que hay alimentos para todos, alimentos que a priori tienen que garantizan los productores, entre ellos los de frutas y hortalizas, pero para cuyo logro tienen que estar alineados los poderes políticos, para mantener unas reglas de juego favorables a la actividad económica, social y medioambiental que desarrolla el campo.
Todo ello y más ha sido objeto de controversia entre gobernantes y gobernados en el sector hortofrutícola europeo. Y es que, no solo los costes de producción, que suben como la ‘espuma’ en los últimos años’ están lastrando la rentabilidad de las explotaciones hortofrutícolas en muchos casos; otros aspectos como un mercado ‘hostil’ para los comunitarios, que tienen que invertir mucho más que sus ‘colegas’ de terceros países para vender sus productos al mismo precio, están siendo acicate para el descontento europeo en el sector hortofrutícola. Una competencia que consideran ‘desleal’ que denuncian a gritos y que, durante 2024, colmó el vaso de paciencia de la que han hecho gala muchos productores de frutas y hortalizas durante décadas en Europa.
Los acuerdos con terceros y normativas cada vez más limitantes, los detonantes
Y es que, como advertía COAG, en su balance del año, los productores se encuentran presionados por “acuerdos con terceros países y las importaciones, masivas y sin control, que continúan dándose con el beneplácito de las administraciones, aun contradiciendo sentencias judiciales de carácter internacional como la pronunciada, en octubre, por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en contra del Acuerdo Comercial UE-Marruecos, modificado en 2019”.
Ha sido un año de manifestaciones, que comenzaron en Francia, se extendieron por otros países de la Unión Europea, como Alemania…llegaron a Bruselas y como no, tuvieron su repercusión en España. Movilizaciones que, en este 2025, prometen continuar.
En nuestro país, estas concentraciones de rechazo a las políticas agrarias nacional y europea culminó en un plan de medidas propuestas por el Gobierno que no encontró el consenso en el sector, siendo aceptadas por unos y criticadas y rechazadas por otros, al considerarlas insuficientes. Un ‘apoyo’ impulsado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que llegó para calmar las aguas, más que para solucionar grandes problemas, pues estos, seguirían de fondo. No obstantes, llegando al final del año, tuvimos el balance que hizo el propio ministro del plan de las 43 medidas, del que aseguró ser “muy satisfactorio” para el sector, aunque gran parte del mismo piense lo contrario, claro.
Los agricultores europeos plantaron cara a los poderes políticos en 2024
Climatología
Pero ha sido también un año en el que la sequía ha dejado su huella y también el resto de adversidades climatológicas…Cambios que se están haciendo más presentes en el mapa productor español con retrasos y adelantos de cosechas en algunos productos (como por ejemplo el brócoli, que ya evidenció movimientos en su tradicional calendario de producción en el sureste español). También se ha manifestado una tendencia clara en la aparición de nuevas plagas que han llegado al cultivo de frutas y hortalizas con nuevas amenazas y proponiendo nuevos retos para su erradicación. Plagas y enfermedades que sin duda merman igualmente el volumen de producción y que, por tanto, inciden en una caída de la rentabilidad.
Recordamos un plan de medidas que contentó a unos pero que encontró el rechazo de otros
Pero el gran palo por su repercusión general en el país, llegó en el último trimestre del año. La DANA que azotó con violencia el Levante, principalmente la Comunitat Valenciana, también Castilla La Mancha, y parte de Andalucía, hizo estragos en las vidas de muchos españoles, y también afectó notablemente a las producciones de las zonas afectadas con cítricos, kaki, vid u hortalizas como principales productos dañados por los episodios climatológicos.
Un primer envite en la provincia de Almería en forma de tormenta de granizo caído con gran virulencia en apenas unas horas, dejó afectadas alrededor de 6.000 hectáreas de invernaderos. Algunas destrozadas al completo, otras dañadas en sus cubiertas. Pero, en definitivas, limitada la producción de esta zona hortofrutícola. Días después, llegaría la catástrofe de Valencia, dejando arrasados campos de cítricos, vid, kaki, otros hortícolas y frutales.
Un año, 2024, que quedará en la retina por su carácter convulso, su planteamiento crítico y su trágica recta final.