Anita La Cortijera: “En mis redes tengo a muchos más hombres apoyándome que a mujeres”
Nuestra protagonista en Agro Influencers en LA última edición de ECA Agri es ‘Anita la Cortijera’, una joven agricultora que empezó a adquirir popularidad en las redes sociales gracias a los vídeos que subió durante la pandemia. Actualmente, entre todos sus perfiles acumula más de 200.000 seguidores.
¿Cuál es exactamente su actividad profesional y cuál es el motivo por el que se le concedió un reconocimiento por parte de la Consejería de Agricultura de Andalucía hace alrededor de un año?
Me dedico al sector agrícola y tengo olivos y almendros. También tengo ganado, especialmente cabras. Además, estudio educación especial y me encuentro ya en mi último año de carrera.
El reconocimiento me lo dieron porque soy una mujer trabajadora dentro del ámbito rural y, especialmente, tuvo mucho que ver mi juventud.
¿Cómo ve la situación que vive el campo en la actualidad?
La nueva Agenda 2030 nos está ahogando con tanta burocracia y tanta normativa. Por otro lado, la sequía está siendo un problema importante y necesitamos que las administraciones se impliquen para que la poca agua que tenemos, al menos se aproveche bien. Además, la digitalización está siendo un reto complejo, ya que está costando adquirir los conocimientos necesarios y no todas las personas tienen facilidad para poder abordar ese desafío.
“Los que queremos dedicarnos a esto tenemos que seguir luchando y reclamando mejoras”
¿Se dedica al sector agrícola por herencia familiar?
Exactamente, me viene de familia y desde pequeña me he dedicado al campo. El problema que veo en este sentido es que, para la gente que empieza en el mundo agro, es complicado porque, aunque existen muchas ayudas, la mayoría van a parar a los empresarios con grandes explotaciones. Si eres pequeño no recibes casi nada y resulta difícil porque la inversión necesaria para empezar es muy grande. Es muy raro que alguien tenga la capacidad como para iniciarse desde abajo.
¿Cuántas hectáreas de terreno de explotación trabaja?
Alrededor de 30 hectáreas dedicadas, fundamentalmente, al olivo y al almendro. En un futuro me gustaría agrandar la explotación, pero ahora estoy estudiando y, además, con los costes de producción tan elevados que tenemos hoy en día, no resulta fácil abordar ampliaciones de este tipo.
¿Cuáles son las principales barreras que percibe para incorporarse al campo?
Las primeras serían las burocráticas, dado que son numerosas las normativas que se deben cumplir, además de la dificultad que implica para un joven agricultor tener que arrendar tierras para comenzar a trabajar. A esto se suma la dificultad de intentar obtener beneficios con la producción que se genere en ellas.
Sabiendo las dificultades que comenta, ¿se plantea vivir de la agricultura en un futuro?
Hoy en día no es un estilo de vida rentable. Se produce a pérdidas y no es posible generar beneficios, así que lo veo difícil realmente.
Entonces, ¿qué les diría a todos esos jóvenes que quieren incorporarse al campo?
Hay muchas ganas en la juventud, sobre todo entre los que han vivido el mundo rural desde pequeños, pero también es cierto que existe mucha frustración. Los que venimos de familias del campo sabemos que nuestros progenitores ya han experimentado mucho cansancio en ciertas ocasiones y esto se hace cada vez más evidente. Pero como digo esto, también añado que sin este sector la sociedad no puede vivir y los que queremos dedicarnos a esto tenemos que seguir luchando y reclamando mejoras porque es fundamental para nuestra propia subsistencia.
¿Y qué opinión tiene al respecto de la formación dentro del sector?
Ahora mismo la juventud está muy capacitada y formada para trabajar en el campo. Tiene grandes conocimientos a nivel de digitalización, mecanización e innovación. Pero todo esto no sirve de nada si luego existen tantas trabas burocráticas. Pero, lo que es seguro, es que ya no es como antes, que mucha gente acababa en el campo porque no tenían la formación necesaria para dedicarse a otra cosa.
A todos los problemas que señala se une también la despoblación de las zonas rurales con la problemática que eso acarrea. ¿Ha detectado alguna falta de servicios básicos en la zona donde vive?
Sí, lo cierto es que en la zona en donde yo vivo se echa en falta el servicio de agua potable, ya que el Ayuntamiento de mi localidad se niega a hacernos llegar esta instalación porque dicen que estamos en una zona rústica.
Transportes, como es lógico, tampoco tenemos muchos, pero sí contamos con un hospital cercano, supermercados y otra serie de servicios necesarios para poder vivir con cierta normalidad.
“Hay mucha gente que no entiende por qué están los tractores por las calles y hay que contárselo”
¿Por qué cree que es necesario comunicar lo que está pasando en el campo?
Creo que es necesario porque existe mucho desconocimiento de lo que sucede en el mundo rural. Ahora, con motivo de las manifestaciones, hay mucha gente que no entiende por qué están los tractores por las calles y hay que contárselo. Explicarles desde el principio todo lo que hacemos y los problemas a los que nos enfrentamos cada día. Las redes sociales ayudan mucho a mostrar las dificultades que acarrea vivir del campo, pero también todas las bondades, que son muchas.
¿Ha sentido que por ser mujer le ha podido costar más introducirte a trabajar en el mundo agro?
No, para nada. En mi casa siempre he vivido una inclusión absoluta y tanto hombres como mujeres hemos hecho los mismos tipos de trabajos. De hecho, es curioso porque en mis redes tengo a muchos más hombres apoyándome que a mujeres. Y no sé cuál es el motivo, pero tengo a muchos más haters mujeres que hombres criticando en mis publicaciones.