El proyecto INSPIA inspirará las medidas agroambientales en la PAC
Se celebró una jornada de campo en la finca Cortijo Maestre (Sevilla) para dar a conocer el proyecto INSPIA (European Index for Sustainable Productive Agriculture). Este proyecto analiza, en fincas de toda Europa, la eficacia de un conjunto de Buenas Prácticas Agrarias. Clara Aguilera, Vicepresidenta de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, que participó activamente en la visita, donde aseguró que las conclusiones de INSPIA servirán para fijar medidas agroambientales en futuras revisiones de la PAC.
La agricultura se enfrenta a grandes desafíos, pues como advierte la FAO, en 2050 se debe producir un 70% más de alimentos para satisfacer las necesidades de una población creciente. El reto es conseguirlo haciendo compatibles la perspectiva del bienestar social, la protección de los recursos naturales esenciales, como son el suelo, el agua y la biodiversidad, y la rentabilidad que para los agricultores tiene realizar una agricultura sostenible.
Para demostrar que alcanzar este reto es posible se ha creado el proyecto INSPIA, cuyas siglas traducidas al castellano explican su objetivo: desarrollar de forma científica, con datos reales tomados en campo, un Índice Europeo para la Agricultura Productiva y Sostenible. El proyecto INSPIA está coordinado por la Federación Europea de Agricultura de Conservación (ECAF) y cuenta con la participación del Instituto francés de Agricultura Sostenible (IAD) y la Asociación Europea de Protección de Cultivos (ECPA). En España, la Asociación Española de Agricultura de Conservación Suelos Vivos (AEAC SV) y la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA), son las entidades participantes en las actividades de coordinación de la red de fincas y formación de agricultores y técnicos.
58 fincas repartidas por toda Europa
“INSPIA es un proyecto europeo que se desarrolla en cuatro países muy diversos, como son España, con 30 fincas en diversas zonas agroclimáticas, Francia, que aporta 24 fincas, Bélgica, con 3 fincas y Dinamarca, con una. El proyecto pretende aplicar en campo una serie de 15 Buenas Prácticas Agrarias dedicadas, por una parte, al fomento de la biodiversidad, a través de la mejora de hábitats, el establecimiento de márgenes multifuncionales y la siembra de diversidad de especies, y por otra, las encaminadas a la protección de la calidad de las aguas y la conservación de suelos como freno a la erosión. Por último, el proyecto también toma en cuenta aspectos fundamentales de gestión de residuos en las explotaciones agrarias”, explicó Paula Triviño, Responsable Técnico de proyectos de la Federación Europea de Agricultura de Conservación (ECAF).
“La clave de INSPIA es que la efectividad de estas 15 Buenas Prácticas Agrarias la estamos midiendo en cada finca a través de 25 indicadores que quedan registrados en una plataforma que está en la web. Con estos indicadores hemos establecido un proceso de optimización, que consiste en crear, cada campaña agrícola, un diagrama de sostenibilidad, y con sus resultados volver a aplicar las prácticas más beneficiosas con un grado de mejora, lo que nos permite un nuevo análisis y la generación de un nuevo diagrama optimizado. Con todo ello, queremos establecer unos resultados que sirvan para que la Comisión Europea pueda cuantificar las mejoras y trasladarlas a las políticas de agricultura y medioambiente”, subrayó Emilio González, Director de la AEAC SV:
Precisamente, en la visita a Cortijo Maestre participó Clara Aguilera, Vicepresidenta de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, que se mostró impresionada por las técnicas utilizadas en esta finca modélica: “Aunque nos llevará tiempo, hay que cambiar la agricultura convencional por estas técnicas, ya que supone un cambio del modelo agrícola y de la mentalidad de los agricultores, a los que tenemos que hacerles ver que es posible este tipo de agricultura, pues se obtiene una mayor rentabilidad a través de la disminución de costes y, lo más importante, resultando en unos enormes beneficios a la sociedad”.
Por último, Carlos Palomar, Director General de la Asociación Española para la Protección de las Plantas (AEPLA), explicó el papel de los fitosanitarios en una agricultura sostenible: “El proyecto INSPIA fomenta un uso racional de fitosanitarios a través de estrategias adaptadas a las necesidades de los cultivos y aplicando modernas tecnologías, como la agricultura de precisión. Tenemos que producir más con menos y los fitosanitarios son una herramienta más que debemos usarla con sentido común y protegiendo el medio ambiente. La agricultura es clave en la defensa del medio ambiente y podemos producir alimentos siguiendo estas Buenas Prácticas propuestas en el proyecto INSPIA. Además, INSPIA no olvida la importancia de la correcta gestión de residuos en la explotación y su integración eficaz en los cauces de reciclado”.
Cortijo Maestre, un ejemplo de Buenas Prácticas Agrarias
La explotación Cortijo Maestre es pionera en la implantación de las técnicas de Agricultura de Conservación en el manejo de los cultivos extensivos de secano y pertenece a la red europea de fincas incluidas en el proyecto INSPIA. En la visita de campo todos los asistentes pudieron conocer el manejo de la explotación y de las buenas prácticas aplicadas.
Pedro Maestre, responsable de la explotación, explicó la rotación de cultivos que llevan en la finca, con cereal, girasol y leguminosa, y cómo el manejo de la misma se realiza adaptándose a las condiciones del suelo y del cultivo. Además de realizar un manejo agronómico con vistas a la optimización de recursos y la maximización del beneficio económico, se considera el aspecto medioambiental y se tiene presente la componente social. Así pues, además de mantener y mejorar el medio ambiente próximo a un arroyo que cruza la explotación, se mantienen los márgenes de algunas parcelas, y los caminos más susceptibles, con distintas especies que mejoran la biodiversidad y evitan la erosión. Igualmente se han regenerado cárcavas, estabilizándolas e implantando especies naturales.
Para mostrar de manera intuitiva el consumo de gasoil por parte de los sistemas de laboreo convencional y agricultura de conservación, se dispusieron de unos bidones con el combustible utilizado en cada sistema de manejo. Tomando como referencia las experiencias del proyecto europeo LIFE+ Agricarbon, Manuel Gómez, Responsable de la red de fincas de AEAC SV, informó que “el diésel utilizado en laboreo convencional es de aproximadamente 50 l/ha, mientras que en siembra directa apenas supera los 20 l/ha”.
También se dispuso de varias sembradoras de siembra directa, tanto de cereal como monograno, explicando los diferentes elementos de los que constan. Igualmente, se hizo hincapié sobre la tecnología implementada en los tractores, como el guiado automático con GPS o los neumáticos de alta flotación, que mejoran el tránsito sobre las parcelas, pues distribuyen mejor el peso y los esfuerzos sobre el suelo, lo que provoca una menor huella y compactación superficial.
Julio Román, Técnico del proyecto “TOPPS Water Protection” de la Universidad de Córdoba, mostró de una manera muy práctica cómo “se puede reducir la escorrentía y la erosión hasta en un 90% mediante las coberturas vegetales y los márgenes multifuncionales que, además de conservar suelo, suponen una estrategia muy eficaz para favorecer la biodiversidad en las explotaciones agrarias”.
Fuente: : AEAC.SV/ AEPLA