Acuerdo Transpacífico: el tratado comercial más ambicioso de la historia
El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) crea una zona libre de aranceles que representa alrededor del 40 % del producto interior bruto (PIB) mundial. Los países integrantes del tratado son Estados Unidos, Japón, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Las cuotas agrícolas han sido una de las áreas que más ha costado cerrar entre una docena de países, cuyos fundamentos económicos difieren profundamente.
Las negociaciones para el Acuerdo de Asociación Transpacífico, el tratado comercial más ambicioso jamás creado, han concluido en Atlanta (Estados Unidos), con el fin de las diferencias entre este país y Japón, y a la espera de la compleja aprobación en los parlamentos de los doce firmantes.
Los últimos obstáculos de estas negociaciones, iniciadas en 2008 se han referido al acceso a los mercados de productos lácteos y la nueva generación de biomedicinas. Las cuotas agrícolas, la automoción, las leyes de propiedad intelectual y los plazos de patentes farmacéuticas eran algunas de las áreas que más ha constado cerrar entre una docena de países, cuyos fundamentos económicos difieren profundamente.
El TPP, que tiene que ser ratificado por los 12 países, elimina las tarifas para la importación de vehículos extranjeros si al menos un 45 % está producido en los países de la región, además de liberalizar parte de los sectores agrícolas de países altamente proteccionistas como Japón o Canadá.
Primeras reacciones políticas
El ministro japonés de Política Económica y Fiscal, Akira Amari, y el representante de Comercio de Estados Unidos, Michael Froman, habían trabajado duro para limar las diferencias entre las dos economías más importantes de ambos lados del Pacífico.
En un comunicado, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha asegurado que «esta asociación equilibra el terreno de juego para nuestros agricultores, rancheros y manufactureros, al eliminar más de 18.000 impuestos que esos países» ponen a los productos de su país.
«El TPP es un acuerdo sólido, con altos estándares y moderno que refleja nuestros valores laborales, en medio ambiente y derechos humanos. Va a reforzar a los trabajadores estadounidenses y se asegura que nuestras empresas pueden competir en igualdad de condiciones en algunos de los más importante mercados», ha resumido la secretaria de Comercio estadounidense, Penny Pritzker.
No obstante, ahora el TPP debe superar la aprobación del Congreso de Estados Unidos, que tras la aprobación de la «vía rápida» para la tramitación de tratados comerciales esta primavera pasada, puede aprobar o rechazar pero no enmendar el acuerdo.
Un importante número de legisladores demócratas se opone al acuerdo, pese a que el Congreso cuenta con mayoría de la oposición republicana, que se inclina por dar luz verde a esta nueva área de libre comercio en las orillas del Océano Pacífico.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ha apuntado que, gracias a la aprobación de la «vía rápida», que aumenta la autoridad presidencial en la negociación de acuerdos comerciales, «el pueblo estadounidense tendrá la oportunidad de revisar el acuerdo y el Congreso se asegurará de que cumple los estándares».
Obama ha prometido que el Congreso y los ciudadanos estadounidenses tendrán «meses» para poder revisar «cada palabra» del acuerdo.
Uno de los más críticos de este acuerdo, el senador independiente y precandidato presidencial demócrata Bernie Sanders, ha lamentado que «Wall Street y los intereses de las grandes corporaciones» hayan vuelto a ganar con este acuerdo que él considera que se ha negociado en secreto.
Richard Trumka, el presidente del mayor sindicato del país, la Federación del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), han manifestado que los retrasos a la hora de clausurar las negociaciones con un acuerdo demuestran que «parece que ha habido muchas concesiones problemáticas. Pedimos a la Administración que publique el texto del acuerdo inmediatamente y pedimos a los legisladores que ejerciten la precaución al evaluar el TPP», ha añadido.
El acuerdo es visto como un contrapeso ante el dominio económico de China en la región del Pacífico. China fue invitada a ser parte integral del acuerdo, pero lo rechazó por las restricciones en sectores como el financiero.
Fuente: EFE