23 puntos sobre el TTIP
Por Tomás García Azcárate
En el siguiente artículo de opinión, Tomás García Azcárate, investigador del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), plantea 23 puntos de reflexión sobre el Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), para el libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos.
1. Un buen acuerdo sería una buena cosa. El mundo está cambiando. Todavía hoy, si Europa y los Estados Unidos se pusieran de acuerdo podrían imponer al resto del mundo las normas que nos convendrían, incluyendo las relativas a la protección de los consumidores, del medio ambiente y, porque no, también de los derechos laborales.
2. ¿Tendremos un buen acuerdo? Nada está menos garantizado a estas alturas; quedan muchos temas pendientes sobre los cuales no hay acuerdo.
3. El no difundir el mandato de negociación fue un error. En contra de la opinión de la Comisión, los Estados miembros decidieron no hacer público el mandato negociador. Fue un error grosero, que además ha sido imposible de hacer respetar. Tras una fuga, no quedó más remedio que difundir la versión oficial.
4. El limitar el acceso de los eurodiputados a los papeles de la negociación fue otro error. Sin hablar de la parafernalia de la cámara oscura en la que se encerraban los papeles.
5. Hoy, la negociación es la más transparente de todas las negociaciones comerciales que ha habido hasta ahora. Muchos papeles, sobre todo los europeos, están disponible en línea en la página web de la DG TRADE de la Comisión Europea.
6. Estamos muy lejos de un acuerdo. El papel difundido por Greenpeace muestra que las distancias entre las posiciones negociadoras europeas y americanas son todavía grandes.
7. No habrá acuerdo este año. Con toda seguridad, y a pesar del discurso oficial sobre el tema, no habrá acuerdo este año. En un año electoral como éste en los Estados Unidos, no tienen margen de maniobra para hacer las concesiones necesarias. Tampoco está Europa para estos bollos.
8. Un acuerdo que tendrá que ser ratificado, tanto por el Parlamento Europeo como, seguramente si el acuerdo es “global” y por lo tanto desborda las competencias exclusivas de la Unión, también por los 28 parlamentos nacionales.
9. Un acuerdo no equilibrado no será ratificado. Este largo proceso ratificador garantiza que el resultado final va a ser sometido a un amplio escrutinio. Hay que estar vigilante, pero sin angustias excesivas.
10. El acuerdo, hoy, no existe. Todos los temas sensibles se han dejado para el final. No es riguroso considerar que las posiciones americanas anunciadas van a ser aceptadas como tal por los negociadores europeos.
11. Hay casos en que la armonización entre los Estados Unidos y Europa es posible y deseable. No pasa nada, por ejemplo, si las etiquetas en la ropa están colocadas en la misma parte de la prenda en ambos lados del Atlántico.
12. Hay casos en que las normas americanas protegen más al consumidor que las europeas. El caso Volkswagen demuestra que los controles en los Estados Unidos existen y son, a veces más eficaces que en el viejo continente.
13. Hay casos en que el reconocimiento mutuo de las normas tiene sentido. Me han dado unos que dicen que conocen ejemplos en la industria del automóvil que parecen convincentes.
14. Hay motivos reales de inquietud. Por ejemplo, por parte americana han dejado claro que los acuerdos cubrirían la reglamentación y los organismos federales pero no la reglamentación u organismos que dependen de los Estados federados. No hay plena libertad de circulación de mercancías en los EE.UU, al contrario de lo que acontece en el mercado único europeo.
15. En el área nuestra, hay grandes temas pendientes. Por un lado, está la diferencia de filosofía reguladora entre Europa (el principio de precaución) y los Estados Unidos. Superar esta fosa de una manera equilibrada y aceptable por todos, es una tarea de gran complejidad y sobre la cual la vigilancia es más que necesaria
16. La protección de nuestras principales denominaciones de origen es una línea roja. Para Europa, la protección de esta propiedad intelectual es tan importante como, para los EE.UU, lo es la protección de compañías como Microsoft o Apple. El precedente del acuerdo con Canadá demuestra que se puede avanzar también en este apartado.
17. El acuerdo no puede significar una reducción del nivel de garantía dado a los consumidores europeos, aunque esto represente unas exigencias específicas sobre las industrias europeas.
18. Tampoco puede el acuerdo no respetar las preferencias sociales de los ciudadanos europeos, en temas por ejemplo como los organismos genéticamente modificados o los pesticidas prohibidos en Europa.
19. La industria cárnica no puede ser el caballo de Troya de la de-reglamentación en Europa, aunque represente una desventaja competitiva para la industria europea.
20. No cabe imponer nuestras reglas a las industrias de terceros países, aunque impongamos reglas más estrictas a nuestras industrias.
21. Hay que negociar los contingentes de importación. No solo los volúmenes de los contingentes, por supuesto, sino también las condiciones para acceder a estos contingentes.
22. Hay mucho trabajo por delante. Una vez alertada la opinión pública para que estemos vigilantes, hay que seguir de cerca la negociación y avanzar propuestas sobre los temas pendientes.
23. Al final, habrá que ver cuál es el resultado. Dependiendo de los términos concretos del acuerdo, habrá que aceptar o rechazar el acuerdo. Emitir un juicio hoy, favorable o desfavorable, sin conocer la letra del acuerdo me parece precipitado.