“La reforma de la Ley de la Cadena busca reforzar la capacidad negociadora de todos los eslabones, especialmente del más débil”
Entrevista a José Miguel Herrero director general de la Industria Alimentaria
Comenzando por lo más inmediato, la fortaleza de la industria agroalimentario en nuestro país está fuera de toda duda y muestra de ello es la entereza con la que ha resistido el envite de la pandemia. ¿Dónde reside la clave de esta entereza del sector?
Efectivamente, el sector agroalimentario ha demostrado una gran fortaleza a lo largo de esta pandemia, garantizando el suministro de alimentos de calidad y en cantidad suficiente a pesar a las dificultades que hemos vivido en este periodo. Nuestro sector agroalimentario ha sido ejemplo a nivel internacional y ha sido objeto de reconocimiento por el conjunto de la sociedad española.
En este tiempo, las exportaciones han seguido siendo uno de los motores de nuestra economía y los Alimentos de España han seguido estado muy presentes, tanto en los hogares españoles como en los mercados internacionales.
La industria alimentaria española se caracteriza por su dinamismo y capacidad de adaptación ante cualquier reto o nueva circunstancia que se presente. Prueba de ello es su gran capacidad para acceder a nuevos mercados y consolidar los ya existentes, lo que lleva aparejado un saldo comercial positivo para la economía española, que sigue en crecimiento. Se trata del primer subsector industrial de nuestro país en cifra de negocios, con estabilidad en el empleo y distribuido por toda nuestra geografía.
Debemos sentimos muy orgullosos de nuestros productores de alimentos, cuyo éxito radica sin duda en su profesionalidad, esfuerzo, y su compromiso.
¿Cómo se están comportando, a nivel general, los mercados?
Los mercados han funcionado razonablemente bien, salvo para determinados productos cuyo consumo es más propio del canal de la restauración, ya que se ha visto más afectado por las restricciones derivadas de la crisis sanitaria. En general, la demanda de alimentos en los hogares ha alcanzado cotas nunca vistas hasta ahora, sobre todo en la época de confinamiento. Hoy en día podemos afirmar que las demandas se van equilibrando. El sector agroalimentario ha sido un sector resiliente.
Llevamos años hablando de la Marca España y su importancia en el posicionamiento de los alimentos españoles en los mercados no solo internacionales, sino también nacional. ¿Qué importancia tiene la promoción en el desarrollo de una imagen de prestigio y calidad en los distintos mercados?
La promoción es un elemento fundamental y básico, con el que se consigue además de darte a conocer los productos, conectar con los consumidores. La credibilidad de lo que trasmites es fundamental para generar la confianza necesaria de cara a que los ciudadanos realicen realizar su elección de compra.
¿Ayuda a ello iniciativas como Alimentos de España?
Por supuesto, Alimentos de España es la marca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentacion a través de la que se quiere poner en valor la importante labor y el esfuerzo que realizan nuestros productores de alimentos y que, por su gran implantación en el medio rural, contribuye al desarrollo de los territorios.
La promoción de la excelencia de sus productos contribuye a dar valor a los alimentos de España, asociados a los valores de calidad, transparencia, origen, proximidad, accesibilidad, temporalidad y excelencia. Tenemos la suerte de vivir en el “País Más Rico del Mundo” y gracias a las acciones de Alimentos de España, el ciudadano cada vez está más informado, decantándose por productos frescos y de proximidad, así como en alimentos con una diferenciación de calidad.
¿Está satisfecho con el trabajo realizado en el desarrollo de la modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria? ¿En qué mejora, en su opinión, a lo que tenemos ahora? ¿Percibe esa satisfacción en el propio sector?
Creo que es para estarlo. Hemos puesto todo nuestro esfuerzo en la reforma de la Ley 12/2013, de 2 de agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, un instrumento que se ha consolidado como clave para luchar contra los desequilibrios en las negociaciones comerciales, pero que, del mismo modo, era susceptible de mejora para adecuarlo a la evolución sectorial y a las nuevas necesidades.
En primer lugar, con la reforma se buscaba reaccionar de manera rápida ante una serie de problemas sectoriales que se pusieron de especial manifiesto a comienzos del año 2020. Para ello se aprobó el Real Decreto-ley 5/2020, de 25 de febrero, por el que se adoptan determinadas medidas urgentes en materia de agricultura y alimentación, incorporadas con posterioridad en la Ley 8/2020, de 16 de diciembre, y que se dirigían a garantizar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas.
Poco después, se inició en abril de ese mismo año la tramitación del anteproyecto de ley por la que se modifica la Ley 12/2013, de 2 de agosto (Ley de la Cadena Alimentaria) que aborda la transposición de la Directiva (UE) 2019/633 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de abril de 2019, relativa a las prácticas comerciales desleales en las relaciones entre empresas en la cadena de suministro agrícola y alimentario, junto a medidas más ambiciosas con fin de reforzar su aplicación y garantizar el mejor funcionamiento de la misma.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación finalizó la tramitación administrativa del proyecto de ley el pasado mes de noviembre de 2020, y trasladó el texto al Congreso de los Diputados para la correspondiente tramitación parlamentaria. Esperamos que su aprobación se produzca a la mayor brevedad posible.
La reforma de la Ley de la Cadena ha partido del objetivo de reforzar la capacidad negociadora de todos los eslabones de la cadena, especialmente de aquellos que ocupan una posición más débil, de modo que se asegure la efectiva competencia de todos ellos y se dote de herramientas eficaces para que se pueda negociar en igualdad de condiciones. En especial, cabe destacar la ampliación del catálogo de prácticas desleales a evitar en la contratación agroalimentaria y los supuestos en que será obligatorio consignar por escrito las relaciones contractuales del sector, incorporando nuevos elementos al contenido de los contratos.
La parte de la reforma ya adoptada ha venido a romper una dinámica en la negociación y pacto de los precios que era ajena a los costes de producción de los productos. La cadena de valor habrá de conformarse de abajo hacia arriba, lo que redundará en un reparto más justo del valor que se genera en la cadena alimentaria.
En cualquier caso, el éxito de esta reforma requerirá esfuerzo y compromiso de todos los eslabones de la cadena. Por nuestra parte, estamos volcados en conseguir los beneficios en el menor plazo de tiempo posible.
Un 17% de los alimentos que se producen en el planeta acaba en la basura y, en España, cada habitante derrocha al año más de 75 kilos de comida solo en los hogares. Partiendo del dato de que solo el desperdicio de alimentos es responsable de entre el 8% y el 10% de todas las emisiones de efecto invernadero que genera el ser humano, ¿es el desperdicio alimentario uno de los principales problemas que rodea al ámbito alimentario en la actualidad? ¿Cómo trabaja el Gobierno para acabar con él, o al menos reducirlo?
En efecto, el desperdicio alimentario es una cuestión importante, no sólo desde un punto de vista medioambiental, sino también desde una perspectiva económica y social. El objetivo marcado por Naciones Unidas es reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en la cadena de producción, de aquí a 2030.
Para ello, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación está elaborando un proyecto de ley sobre pérdidas y desperdicio alimentario. Es la primera vez que se hace una ley de esta materia. Con ella se trata de evitar que los alimentos sean eliminados como residuos, y que el esfuerzo de agricultores, ganaderos y pescadores para producir los alimentos, junto con los recursos empleados en obtenerlos, acaben en la basura.
La ley va a afectar a todos los eslabones de la cadena alimentaria, ya que es un tema transversal que afecta a todos ellos. También se incluirán medidas para fomentar la donación y redistribución de alimentos.
Con esta ley, queremos contribuir a la sostenibilidad y a la economía circular gracias a una gestión más eficiente de los recursos. Con esta nueva norma estaremos más cerca de alcanzar nuestros compromisos con los Objetivos del Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y, en concreto, con la meta 12.3.
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